Capítulo 8: Los Delacorte

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Capitulo 8: Los Delacorte

Tres días ya habían pasado desde que empecé a vivir con mis padres y todo era una nueva experiencia. Aunque habían sido solo días, para mí habían sido como si fueran años. Mis padres me trataban muy bien, desayunábamos, almorzábamos y cenamos juntos; salía más con mi madre al centro comercial, al parque y a la iglesia. La verdad es que me llevaba muy bien con ellos.

Era sábado y aún estaba en la cama. No quería levantarme, pues el colchón era muy cómodo, aún después de tener ya casi una hora despierta.

-¿Estás despierta?- la voz de mi madre hizo voltearme hacia ella.

-Sí, pasa- le dije mientras me sentaba. Mi madre entró y abrió las cortinas de la ventana para que pudiera entrar la luz del día.

-Pensaba que te levantarías más temprano- dijo mientras recogía las cortinas.

-¿Por qué?

-Pues pensé que en el aspirantado las hacían levantar temprano- dijo sonriéndome.

-La verdad es que sí, pero esta cama me tienta mucho a no levantarme- y ella rió.

-Vamos levántate que hoy tenemos visita- dijo mientras me quitaba la sábana de encima.

-¿Visitas?- pregunté mientras iba por una toalla al closet.

-Sí, los Delacorte vienen a conocerte, en especial Fabián y Catalina.

-Los famosos Delacorte. Al fin voy a conocerlos- dije mientras entraba al baño.

-Te esperamos abajo- gritó mi madre.

Terminé de asearme y fui a vestirme. Como tendríamos visita, quise ponerme algo especial por lo que escogí un vestido blanco de tiros y unas zapatillas casuales. Mi pelo me lo dejé suelto pues no quería amárramelo por las visitas, aunque ya mis padres me habían dicho que los Delacorte eran como de la familia. Arreglé mi cama y bajé a desayunar con mis padres.

Como todos los días, mi padre estaba sentado leyendo el periódico y bebiendo su taza de café mientras que mi madre comía su pancacke. Los saludé con un beso en la mejilla a ambos y me senté a desayunar.

-¿Te contó tu madre sobre lo de hoy?- preguntó mi padre.

-Sí.

-Estás muy linda hoy Rocío- dijo mi madre viendo mi vestido.

-Gracias, solo quise verme bien para las visitas.

-No tenías que hacerlo- dijo mi padre – los Delacorte no son visita.

-Pues para mí sí porque hoy es que los voy a conocer- respondí.

El resto del desayuno transcurrió muy normal y tranquilo. Al terminar de desayunar, subí nuevamente a mi habitación y me senté en el balcón a leer un libro que mi madre me había prestado para leerlo en mi tiempo libre. Estaba muy entregada a mi libro cuando un toque en la puerta de mi habitación me sacó de concentración.

-Pase- grité desde el balcón.

-Señorita Rocío, sus padres quieren que baje a la sala. Los Delacorte ya han llegado- dijo una de las mucamas de la casa.

-Gracias- le respondí mientras me ponía de pie. Puse mi libro en su lugar, me miré una última vez en el espejo y me dispuse a bajar al primer piso a conocer a los Delacorte.

Mientras iba bajando, escuché la risa de varias personas en la sala lo que me hizo poner nerviosa. No tenía porque hacerlo, pues eran muy cercanos a mis padres pero aún así lo estaba. Cuando por fin llegué a la sala, a la primera persona que vi fue a una mujer de unos cuarenta y tantos que me estaba mirando. Tenía el pelo negro y largo y sus ojos negros no dejaban de examinarme.

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora