Capítulo 23: Dudas

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Capítulo 23: Dudas

La semana que siguió a mi confesión con el Padre Rafael pasó con tranquilidad. Ya me empezaba a acostumbrar nuevamente a las normas del aspirantado y en una semana ya había adelantado mucho de las clases que había perdido en los seis meses que viví con mis padres. Había sido una semana dura, pues tenía que estudiar y esforzarme más que las chicas pero todo valdría la pena si las tres, en tan solo cinco meses, fuéramos juntas al Postulantado.

No había hablado con Alejandro acerca de mi decisión final pero sabía que él se daría cuenta de eso en algún momento pues no era tonto como para no saberlo. Sin darme cuenta ya había llegado el domingo y era día de visita por lo que supuse que mis padres irían a visitarme.

Ese día me levanté, desayuné y después fui a tomar clases con el Padre Pablo pues, aunque no era el día en que él daba sus clases, había aceptado ir a dármelas con tal de que pudiera terminar el proceso en el aspirantado en tan solo dos años.

Llevaba ya dos horas con el Padre cuando alguien tocó la puerta de la capilla que era donde estábamos dando la clase.

-Pase- dijo el Padre Pablo.

-Disculpe Padre, pero a Rocío le han llegado visitas- dijo Sor Canela.

-¿Quieres que dejemos la clase hasta aquí?- me preguntó.

-Solo si usted lo considera necesario.

-Ve, disfruta de tu familia- dijo sonriendo al tiempo que cerraba la biblia.

-Gracias Padre- le respondí al tiempo que salía de la capilla.

Al llegar al patio, pensé que encontraría a mis padres pero me llevé una gran sorpresa al ver a Valentina y a Jeremías esperando por mí.

-No puede ser- les dije con una gran sonrisa.

-Solo no me mates por no decirte nada antes- se anticipó Val.

-No te preocupes- le dije al tiempo que la abrazaba – lo importante es que están juntos y que yo lo sé.

-¿Entonces no estás enojada?

-Todo lo contrario amiga- y le sonreí.

-Te dije que ella no se enojaría- le dijo Jeremías al tiempo que la abrazaba por la cintura.

-Awww que bellos se ven- les dije emocionada – nunca pensé que te vería así Valentina Javier- y me senté en uno de los bancos mientras ellos se sentaban en el que estaba frente a mí.

-La vida da giros que uno nunca se espera- me dijo al tiempo que besaba a mi hermano en la mejilla.

-Por favor Jeremías, cuida de ella. Ella no es normal y necesitan que siempre la vigilen- y Valentina puso una cara de enfado.

-No es cierto, aunque me enojaría mucho si él no lo hace- y lo miró acusadoramente.

-Ni se te ocurra creer eso- dijo él riendo – ahora eres una prioridad para mí- y le sonrió.

-Y cuéntenme, ¿Cuándo se lo pediste?- le pregunté a mi hermano.

-El domingo, después de que te dejamos, fui a la Parroquia y se lo pedí.

-¿A la Parroquia?- pregunté sorprendida - ¿Sor Mariela o alguna de las sores no se opuso? Porque ella no deja que nadie fuera a visitarnos después de las siete de la noche.

-Sí, es que.... Ella sabe que Valentina y yo somos novios y....

-¡¿Cómo que lo sabe?!- grité - ¿y no se enojó?

Doble VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora