| Marvel One Shots |

Eddie Brock/Venom

Título: "Misión fallida"
Personajes: Eddie Brock/Venom.
Advertencias: Lenguaje!
Rhea's series (Parte tres)
Multiverso Marvel. (Uniendo el universo Avengers con el de Venom)

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Gruñí tomando el arma del sujeto y colgando por encima de él para lograr romper su cuello. Éste cayó inerte al suelo como peso muerto y tomé su arma. La mía se había quedado sin balas hacía rato y no estaba usando demaciado mis poderes, si era posible, quería evitar los malditos dolores de cabeza que estos me solían ocasionar. Sentí como algo se movía detrás mío y giré apuntando y disparando sin ver.

–¿Auch?– Dijo irónicamente el simbionte delante de mí. La bala claramente había caído al suelo como si se hubiese estampado contra un muro. Bufé bajando la guardia.

–¡¿Desayunabas?! Te perdí como hace quince minutos.– Pregunté indignada y con sincera curiosidad, Steve lo había dejado bajo mi cargo ya que había dicho que claramente nos entendíamos.

Gran error. A Venom no le gustaban las órdenes.

Él el volteó ligeramente dejándome ver la pila de cadáveres acomodados que había dejado. Un par de ellos sin cabeza.

Literalmente tomaba su desayuno.

Que injusto, yo no había llegado a comer a la mañana.

–Mmh más o menos.– 

–Si, lo noté.– Dije girandome para seguir mi camino. La misión era una estupidez, técnicamente.

Tenía que recopilar información acerca de una central supuestamente abandonada hace más de diez años. Bueno, no estaba jodidamente abandonada. El lugar estaba repleto desde armas comunes hasta esqueletos de bombas. Se suponía que Eddie vendría solo a tantear el terreno, ver cómo eran algunas de las cosas más simples que hacíamos. Que no todo era caos y muertes. Ni bien el quinjet nos dejó en la zona notamos el puto error que habíamos hecho en subestimar la misión. El lugar estaba lleno de agentes de Hydra armados hasta los dientes

Por otro lado, me alegraba no haber estado sola. Venom había terminado con la mitad del lugar en diez minutos o algo así. Aunque sabía que esas cabezas serían un problema.

Estaba de mal humor, esto se había pasado de una misión de media hora a una de casi tres y media.

Llegué a la puerta que creía que era al fin, la maldita central de computadoras del lugar. Estaba bloqueado, giré los ojos.

–¿Puedes?..– Pregunté apoyándome contra la pared y señalando la puerta.

–Claro, no hay nadie adentro.– Dijo para luego arrancar la puerta de un manotazo. Pasé confiando en su palabra.– No estás usando tus poderes. ¿Por qué?–

–Porque los uso solo en un caso extremadamente necesaria.– Afirme caminando hacia una red de conexiones. Probablemente no había electricidad.

– Los usaste conmigo. Me estampaste contra la pared como si fuera un insecto. – Lo miré incrédula.

–¡Estabas ahorcándome!– Chillé indignada.

–Y tú nos habías mentido. Pero no estoy reclamando. Quiero decir que eres fuerte con ellos. Te pones en peligro no usandolos.–

–Mientras no sea necesario no los voy a usar.– Dije subiendo conectando algunas cosas. Con la esperanza de que algo reactivara la energía, conectar a Viernes, recopilar toda la información y así poder irme de este estúpido lugar.–Y que alguien te mienta no significa que puedas comertelo.– Murmuré.

–No te iba a comer.– Aseguró.

–Ay que lastima.– Susurré con ironía. Había una palanca al estilo medieval a un costado. Hice fuerza para levantarla. Parecía atascada. Volví a intentar y tras unos segundos. La había logrado subir.– ¿Ves como no necesito poder..– Me interrumpí viendo como un pequeño zarcillo salir de la palanca. Él la había levantado.– Te odio.– Dije caminando hacia el pasillo de computadoras, se tendrian que conformar con papeles y lo que encontrará.

–Si los necesitas y por cierto, entendimos lo otro.– Reí.

–Correccion, Eddie entendió lo otro. ¿En qué pensó eh?– Pregunté.

–En t...Eddie dice que no te diga. – Carcajeé, sabía que el sería sincero y Eddie lo callaría. En el silencio se oyó un arma recargandose detrás nuestro. Instantáneamente giré apuntando pero antes de que siquiera me moviera un zarcillo me levanto por la cintura subiendome a una de las vigas del techo dejándome colgando de esta. ¿Que caraj...? No llegue a preguntar ya que por la puerta y detrás del primer soldado entraron unos diez más. ¿Cómo no los habiamos oído? Oí como los disparos comenzaron y con eso el caos, los soldados huían espantados al ver que las balas no servían de nada y el mounstro delante suyo los iba aplastando como hormigas. Al matar al último de la habitación se dirigió a matar a los que habían huido.–¡Ey! ¡Bájame!– Grité haciendo que se girara hacia mi.

–Volvere cuando no haya nadie más, es peligroso.– Ni siquiera espero mi respuesta. Abrí la boca indignada. ¿Cómo se atrevía? Bufé sabiendo lo que tenía que hacer pero no queriendo hacerlo. Tenía que saltar y con suerte, sería lo suficientemente rápida para frenar mi caída.

–¡Si muero te culparán!– Grité antes de suspirar  empujarme a mí misma a saltar abriendo mis palmas justo antes de llegar al suelo, creando la energía suficiente para no matarme y caer con suavidad. Corrí hacia la salida siguiendo los ruidos. Venom sostenía a el último y estaba a punto de comérselo. Giré lo ojos. Que asco.

Distraído con su bocadillo no notó que alguien se acercaba por detrás, solo que este no tenía un arma en sus manos sino un frasco de vidrio tapado con una especie de tela. Abrí los ojos reconociendo que era una bomba.

–¡Venom!– Alcance a gritar corriendo hacia el y poniendo las manos delante de ambos. La explosión nos envío a los dos varios metros hacia atrás, senti como me tomaba en el vuelo y me pego a el, recibiendo el golpe de la caída. Gracias a la pared invisible que había hecho el fuego había rebotado hacia el otro lado y por consiguiente, incinerado al último tipo. Suspiré sintiéndome agotada. Y apoyando mi cabeza. Él se levantó conmigo encima mirándome.

–Estas sangrando. ¡¿Por que no te quedaste en la viga?!– Gruño enojado.

–Eres un mandon.– Me quejé sintiendo como se me cerraban los ojos.– Estoy bien, siempre me sangra la nariz cuando uso mis poderes. Hay que regresar al quinjet.– Él me levanto quejándose.

–No tenías que hacer eso.–

–Si tenía. – Seguí apoyando mi cabeza en su pecho.

–No. –

–Era una bomba, te iba a quemar.–

– Y eventualmente curaría. Tu no.–

–¿Si te quemas de qué color quedas? Digo, ya eres..¿Cómo decirlo amable? Oscurito.– Bromeé susurrando.

–Deja de bromear, pudiste morir.–

– Ya se. Pero estoy bien. ¿Me llevas a casa?–

–Si. Pero sigo enojado.–

–Ay ajá. – Bromeé sintiéndome segura en sus brazos.

Hoy no había salido nada bien.