-¡Yo no necesito a nadie!- Grita el joven, dándole un portazo a la puerta de su casa. De lejos se escuchan el ruido amortiguado de las voces de sus padres llamándolo, pero él ya está lejos.
El muchacho camina por los callejones, con la capucha de su sudadera ocultando su pálido rostro. Coloca sus manos en los bolsillos de su abrigo y golpea con la punta de los pies los guijarros que se encuentran por allí.
-Ellos no entienden nada...- dice para sí mismo. -No saben nada sobre mí...- camina por las calles llenas de basura como latas vacías de bebida, charcos nauseabundos y papeles sucios por la tierra. Aspira, respirando el aire contaminado de ciudad, cansado del entorno que lo rodea. Se siente asfixiado por el hecho de simplemente de estar en la ciudad.
Después de minutos vagando entre los callejones, llega al más concurrido bar de la vieja y sucia ciudad. Lo mira y en un arranque de ira entra a él.
Las luces parpadean por la mala calidad, el lugar apesta a alcohol y sudor, las paredes son sucias y todos los que están allí son hombre de aspectos demacrados.
El muchacho entra apretando la mandíbula. Se sienta en una silla apartada, en un rincón del local para evitar tener que enfrentarse con alguno de esos ebrios. Por su mente pasan los borrosos recuerdos de la pelea con sus padres adoptivos.
-¿Por qué soy diferente?- se dice mentalmente así mismo. Recuerda las veces en que los perros y gatos se apartaban de él como si fuera peligroso, como intimidaba a sus compañeros cuando los miraba enojado y la enorme fuerza que superaba hasta a los adultos más musculosos.
Otra persona entra en el edificio. Usa ropas completamente negras, como si se tratara de una sombra, y su cara está cubierta por la sombra de su capucha. Algo en él llama la atención del joven que está sentado en el rincón.
Se fija en su andar arrogante, como si todo el mundo le perteneciera. Es alto y no muy fornido, aunque se notan los músculos que tiene. El hombre encapuchado se sienta en las sillas cercanas a donde se sirve las bebidas alcohólicas, pero no pide nada de allí, sino que se queda observando a los que le rodean. Se fija en el barman, que lo mira con extraños ojos brillantes, sin embargo nadie parece darse cuenta a excepción de él.
El barman se acerca al hombre, apoyando su brazo en la mesa. Poniendo bastante atención, el muchacho logra escuchar trozos de la conversación.
-Estoy buscando a un hombre llamado ...- el grito de un hombre borracho no le permite escuchar con claridad. El joven se da cuenta que el barman coloca una expresión de enojo y desagrado.
-Será mejor que te vayas de aquí. No queremos oír ese nombre por aquí.- le dice al recién llegado mirando hacia todos lados inquieto.
El hombre de capucha se levanta para irse, pero antes de salir ve hacia todos lados como si buscara algo. Los ojos del chico se cruzan con los de el hombre de capucha. El chico se queda paralizado al ver aquellos ojos con un extraño halo dorado brillante, aún cuando el color que predomina es verde. Se quedan mirando por unos segundos, hasta que el hombre salió del bar.
El muchacho rápidamente salió del bar siguiendo al extraño de capucha negra. No sabe bien porque lo hace, pero hay algo en ese hombre que lo llama, que tiene en común con él.
Al salir, ve la silueta del extraño doblando por la esquina a un callejón oscuro. Avanza siguiéndolo velozmente, que incluso la capucha se le cae. Sin embargo, justo cuando iba a doblar, escucha ruidos de forcejeo y pelea, seguidos de un gruñido animal de dolor y furia.
Al entrar al callejón observa la escena con asombro. El hombre está rodeado por un grupo de atacantes de 2 personas y un perro enorme que ladra y gruñe. Alguien le ha clavado un cuchillo en el hombro, atravesándolo por completo. La sangre oscura se mezcla con la tela negra de sus ropas. El hombre gruñe y maldice a los que le rodean.
-Déjenme en paz...- les dice escupiendo sangre al suelo. Uno de los atacantes se ríe entre dientes.
-Esto no te pasaría si dejarás de meter las narices en "sus" asuntos. Ya sabe que lo buscas. De hecho nos dijo que si te veíamos te mandáramos un mensaje: que disfrutes de estos últimos momentos.- Uno de los atacantes saca un cuchillo demasiado brillante como para ser de metal.
El muchacho observa aterrado la escena, pero en el momento en que el hombre de la capucha se da cuenta de su presencia, observándolo, él reacciona. Corre hacia los atacante con fiereza y antes de que puedan apuñalarlo con el cuchillo, el joven lo empuja contra la pared.
El perro-lobo salta contra el salvador, derribándole. Sus garras le rompen la sudadera junto a la camisa que tenía debajo. Se retuerce buscando escapar de sus dientes y garras, pero nada sirve.
Justo en el momento en que le va a dar una mordida letal en el cuello, se detiene con expresión de dolor. Cae inerte a un lado y el joven observa que tiene clavado un cuchillo en la nuca, y encima de él está el hombre encapuchado sin la capucha cubriéndole el rostro.
Sus dientes blancos han crecido hasta ser como los de un animal, el dorado cubre por completo la iris de sus ojos y el pelo está pegado a su cabeza por el sudor. A un lado de él hay otro cuerpo humano ensangrentado, pero no le da miedo o asco, como si estuviera en su forma de ser ver sangre.
-¿Cómo te llamas?- pregunta el hombre, ofreciéndole la mano al muchacho tendido en el suelo.
-Yu... Yuri Smith.- Dice él en respuesta agarrándose de la mano para levantarse.
-Gracias Yuri... ¿Por qué tienes un apellido humano?- le dice mientras sus dientes vuelven a tomar su aspecto original.
-¿Qué acaso no hay otro tipo de apellido? Y en primer lugar ¿Acaso eres humano?- Yuri se fija que el hombre lo mira primero con confusión y después comprensivamente.
-Ni tu y yo somos humanos, pero al parecer no lo sabes, a pesar de que tus ojos te delatan mucho más que a otros de nosotros.-
-¿De qué hablas?-
-Tienes heterocromia total; una cualidad única entre aquellos que tienen sangre de lobo, aunque no completamente pura. Tu tienes sangre de lobo directa, por tanto uno de tus padres es humano, mientras que el otro es un lobo. Debo suponer que no conoces a ninguno, ya que no sabes de tu lobo interior, pero debo suponer otra vez que siempre supiste que eras diferente.- Yuri se lo queda mirando como si estuviera loco, pero al final termina encajando todas las piezas del rompecabezas, y averigua que todo lo que dice es cierto.
-Demuéstralo.- le dice él desafiando sus palabras. Quiere confirmar que toda esa locura es real.
-Yo tengo sangre de Alpha, por eso atacaste a ese hombre cuando me iba a atacar otra vez. Tu lobo obedeció a mis órdenes de líder.- Yuri lo mira asombrado, pero al final cede a todo lo que le dice.
-Entonces ¿Qué se supone que haré ahora?- le dice al hombre.
-Es difícil que en una manada de lobos te acepten, pero he oído de manadas de medios lobos. Puedes encontrar una por el olor y preguntando a otros lobos.- Le da la vuelta a joven Yuri que lo mira con ojos abiertos como platos.
-Disculpa que no pueda ayudarte más, pero alguien me está esperando en mi hogar.- Y con esas palabras, desapareció en la oscuridad, fundiéndose con las sombras y dejando atrás al confundido Yuri; que de camino a casa pudo oír el aullido de un lobo en la lejanía. En ese momento, Yuri entendió que no podía volver con sus padres adoptivos, pues no pertenecía allí, jamás lo hizo. Ahora volverá al lugar que de verdad pertenece.
Pero... ¿Por dónde empezar?
Esto es un breve prólogo a la historia que después tendrá más relación con la trama a medida que la lean, por eso es tan corto. Espero que les guste. Saludos a todos :3
PS: Odio escribir en tercera persona.
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Soul: La heredera.
WerewolfLibro nº2 de la Saga de Soul Después de pasar una larga temporada con el clan Sombra, la primavera llega radiante a Soul. Ha pasado bastante tiempo con la manada que la acogió y con su nuevo Mate. Pareciera ser que la suerte le está sonriendo, pero...