Sobre emergencia y niñeros de turno.

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La alarma comenzó a sonar como todos los días a eso de las seis de la mañana. La habitación estaba sumida en penumbras porque aún era demasiado temprano. El cuerpo del moreno se movió entre sueños balbuceando una que otra palabra inentendible. Se acomodó mejor bajo las mantas, ignorando el irritante sonido que provenía de su izquierda. Sus brazos buscaron el cuerpo durmiente junto así, abrazándolo por la espalda como un peluche. El menor se apegó a el también, ligeramente despierto por el ruido. Como no era el llanto ni la voz de alguno de sus hijos, se permitió no darle importancia y seguir durmiendo plácidamente entre los cálidos brazos de su esposo. Esa mañana presumía ser más helada que las anteriores, perfecta para beneficiarse de su estatura para fundirse contra el cuerpo del mayor. Volvía a caer profundamente dormido con el pasar de los minutos, su subconsciente presentándole un escenario donde se veía a el y a HyunWoo más jóvenes, de cuando estaban en la universidad.

Sin embargo su sueño se esfumó cual humo tras sus párpados cuando se percató de que el sonido en la habitación no era el que usualmente el moreno usaba para su alarma. Unos minutos se tardó en darse cuenta que en realidad era el tono de llamada que él tenía fijado en su celular. Abrió sus ojos con pereza en medio de la oscuridad, su mano palmeando el velador en busca de su celular.

Cuando por fin lo tuvo entre sus manos el sonido se detuvo, haciendo que balbuceara una maldición por lo bajo y dejara caer su cara contra la almohada. La habitación se encontraba tan placentera con la poca iluminación que solo quería dormir mucho más.

Pero el ruido se hizo presente de nuevo en su celular, obligándolo a sentarse sobre sus rodillas en la cama. HyunWoo a su lado se quejó por romper el abrazo.

Miró su celular con dificultad debido a la luz brillante tan repentina. En modo automático pasó su dedo por la pantalla y contestó la llamada. Ni si quiera se dio el tiempo de leer quien le estaba marcando.

-¿Alo?- Habló con pereza, sus ojos entrecerrados por el sueño.

-Por fin contestas, KiHyun.
- Aún medio dormido pudo reconocer la voz de SeungCheol al otro lado de la línea, su voz se escuchaba angustiada y hasta desesperada.- ¡Es una gran emergencia! JeongHan está con síntomas de parto justo ahora y tengo que llevarlo al hospital. ¡Los mellizos pueden nacer hoy! Necesito que cuides de los niños por favor, ¿si? Estoy allá en 10 minutos.

-Si, si, si.- El castaño contestó taciturno, pero la llamada ya había sido terminada antes de que pudiera ser escuchado por el ajeno.

Dejó a un lado de la cama su celular y se volvió a acurrucar en su esposo, su rostro escondiéndose en su pecho.

SeungCheol era muy ruidoso por la mañana. Ese pensamiento flotaba en su cabeza cuando finalmente reflexionó sobre la reciente llamada. ¿Por qué Cheol iba a visitarlo en 10 minutos? Tomó su celular para ver la hora, quedando aún más desconcertado cuando vio que eran recién las cinco de la mañana. Con razón su habitación aún estaba tan oscura, era muy temprano.

Se quedó sentado unos cuantos minutos pensando en que era lo que le había dicho el azabache. Se rascó la cabeza bostezando, la conversación repitiéndose en su mente como una especie de grabadora.

Continuaba pensando arduamente cuando el timbre de la casa sonó de forma insistente. KiHyun despertó a su esposo antes de encaminarse a la sala para poder abrir la puerta a quien sea que molestara a esas horas.

-Muchas gracias, Kiki. Te llamaré luego para decirte cómo está JeongHan y para saber de los niños.- El azabache habló de forma atropellada entregándole un par de bolsos que el castaño le pasó a su esposo tras de si. HyunWoo recibió todo aún adormilado.- Niños portense bien, los amo.- KiHyun vio como el contrario besaba la frente de cada uno de sus hijos en la entrada de la casa. El castaño no se había dado cuenta cuando habían entrado al interior, aún estaban en pijama y envueltos en mantas. Por último dejó en el suelo las dos sillitas portátiles que tenían a dos durmientes WonWoo y JiHoon.- ¡Adiós!

Papi Oso & Mami Ki. × ShowKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora