Sobre un encuentro casual y casi desastroso.

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Especial

La noche había caído en un abrir y cerrar de ojos en toda la ciudad ese día viernes.

La mayoría de los hogares se encontraban con las luces apagadas, y es que el reloj marcaba casi la una de la madrugada del siguiente día.

Sin embargo, una casa en especial estaba completamente iluminada a esas horas, repleta de universitarios deseosos de pasar un buen rato, sin importales el gran bullicio que ocasionaban en el vecindario.

Un chico alto y de gran complexión se encontraba sentado sobre el césped del jardín de la enorme casa. Había salido hace un buen rato debido al aire sofocante que había dentro. Además, la música estaba por dejarlo sordo.

Desde afuera podía escuchar los gritos provenientes del interior y, obviamente, la música. Le gustaba bailar, pero el lugar estaba lleno de gente que solo se restregaba entre si.

Unos chicos de último año habían organizado una fiesta masiva para celebrar el comienzo de un nuevo semestre. Sinceramente, el había asistido solo porque su mejor amigo le insistió toda una semana. El se hubiera quedado en su dormitorio viendo alguna película o simplemente durmiendo. Comenzaba su tercer año y no debería estar desperdiciando su tiempo libre en fiestas.

Pero se encontraba allí, en medio de un desconocido jardín sin compañía. Había perdido a su amigo a los minutos de llegar.

Dio un último sorbo a su vaso para luego levantarse y tirarlo al basurero. Ya habían pasado horas desde que llegó allí, podía ir en busca de su mejor amigo y volver a los dormitorios sin ningún problema. Esperaba que este no estuviera tan ebrio como en todas las fiestas anteriores.

Sin embargo, el ensordecedor sonido de unas sirenas le hizo mirar hacia el principio de la calle. No le extrañaba en lo absoluto que alguno de los vecinos haya llamado a la policia ante semejante escándalo.

Aún así, su ceño se frunció. Ahora tenía que buscar con mayor prisa a su amigo antes de que la policía llegara y se formara en un gran lío.

Se adentró a la enorme casa tratando de pasar entre toda la multitud que ya se comenzaba a dispersar por el alarmante sonido de las sirenas. La primera planta estaba abarrotada de personas, provocando que su búsqueda fuera un fiasco. Las luces de colores no ayudaban tampoco. Tuvo que subir los primeros escalones de las escaleras para poder ver panorámicamente la sala. Pero ninguna de esas cabezas era la de

quien buscaba.

Si no estaba allí, lo más probable es que estuviera en la segunda planta y eso no dejaba de frustrarlo. No le interesaba para nada encontrarse a su mejor amigo tirando con otra persona en alguna de las habitaciones. La sola idea le parecía repugnante.

Era alguien paciente y tranquilo, pero esto le estaba sacando de quicio.

A regañadientes subió las escaleras hasta la segunda planta. En el camino se encontró con una que otra pareja compartiendo mucho más que un simple beso. Armandose de valor abrió la primera puerta del pasillo encontrándose con un baño. Dentro había un chico y una chica a medio vestir besándose como si el mundo se fuera acabar. Cerró la puerta de inmediato al comprobar que no estaba su amigo. Por dios, el no quería ver eso. No iba a volver a salir de fiesta con su amigo luego de esto.

Tenía su mano afirmando el pomo de la segunda puerta cuando su celular vibró en su pantalón. Al ver la pantalla encendida pudo comprobar que era un mensaje de su mejor amigo preguntándole donde estaba y afirmandole que el se había ido con un grupo de amigos a un club.

Papi Oso & Mami Ki. × ShowKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora