Sobre resfriados y risitas burlonas.

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El reloj marcaba las siete y media de la mañana de ese día viernes. La habitación matrimonial era iluminada por la tenue luz de la lámpara del velador junto al menor.

A esa hora, el mayor solía levantarse para ir a su trabajo y también, cuando el pequeño MinHyuk de tres meses gritaba por su pancita vacía. Por lo que KiHyun se encontraba sentado sobre la cama cómodamente mientras le daba leche al bebé. A pesar de lo adormilado que estaba, sus ojos no dejaban de enfocar, inquietos, a su esposo.

-¿Estás seguro de querer ir?- El menor habló en medio del silencio matutino. HyunWoo se acomodaba su camisa frente al espejo de cuerpo completo de la habitación. Este respondió asintiendo con la cabeza. Sin embargo, KiHyun no se quedó tranquilo, no cuando el mayor se tambaleaba ligeramente y sus mejillas color carmesí delataban su mal estado a través del espejo.- HyunWoo, no vayas.- Mordiendose el labio con inseguridad y habiendo terminado de amamantar a MinHyuk, se levantó de la cama, dejando a su hijo en su cuna.

-Tengo que ir, amor.- El moreno habló, mucho más lento y con dificultad, como si le costara hilar las palabras en su cabeza.

-Pero mírate, estás resfriado.- Con el ceño fruncido se acercó a su esposo, llevando una de sus manos a su frente.- ¡Estás ardiendo en fiebre! No, HyunWoo, tu no vas a salir a ningún lado así.- Tal era el estado febril de su esposo que no puso resistencia cuando lo empujó hacia la cama para sentarlo allí.- Llamaré a la empresa y les diré que amaneciste mal, tu acuéstate.- El menor hablaba con notable preocupación en su voz, pensando tantas cosas en su cabeza sobre como evitar que los niños se contagiaran, que se sorprendió cuando fue jalado de la camisa color amarilla de su pijama y abrazado por los brazos del moreno.

-Lo lamento, me lo advertiste ayer, KiHyunnie.- HyunWoo se encontraba tan débil y adolorido, que su cuerpo pedía ser mimado por su esposo. El menor, en respuesta, acarició su cabello con lentitud.

Y era verdad, el se lo había advertido, luego de que ayer su descuidado esposo hubiera llegado del trabajo con el cabello mojado y vistiendo sólo una remera en pleno invierno. Le había dicho que se fuera a secar el cabello y que se abrigara, pero este lo ignoró y se quedó un buen rato jugando con HoSeok y haciéndole gracias a MinHyuk en su cochecito

-Eres un gran idiota, HyunWoo.- El menor suspiró, para luego dejar un pequeño beso en la frente del contrario.- Acuestate, haré la llamada y te traeré paños húmedos para bajar tu fiebre.

KiHyun se cercioró de que su esposo se volviera a recostar en su cama para realizar la llamada. Para su suerte, la empresa en la que trabajaba el moreno no le recriminó, si no que le envió palabras de ánimo a HyunWoo.

Con una preocupación menos, el menor llenó un recipiente con agua helada y con un paño se dirigió a la habitación, encontrando al moreno adormilado por la fiebre. Mojó el paño y lo puso con cuidado en la frente del mayor, teniendo que volver a sumergirlo en el agua varias veces. Sin embargo, su tarea de cuidar a su esposo se vio interrumpida por un aún hambriento MinHyuk, y es que sólo le había dado leche de un lado. Se tuvo que lavar bien las manos para no contagiar al bebé, siendo peligroso que se enfermara al ser tan chiquito. Ya había tenido éxito alejándolo de HoSeok cuando este se enfermó el mes pasado.

-Oye, no me dejas cuidar a tu papi Oso. Eres un cachorrito envidioso.- Cargó al pequeño entre sus brazos, sentándose en el borde de la cama. Se desnudo de un lado del pecho y lo acercó a su pezón.- Por favor no te enfermes, cachorrito.- Su mano acariciaba suavemente la pancita del bebé, que se iba haciendo más grande con cada succión. El menor sonrió, distrayéndose como siempre.- Hey, concéntrate, tienes que comer. Por suerte, tu hermano aún sigue dormido.

Papi Oso & Mami Ki. × ShowKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora