Sobre clases fallidas y una pérdida.

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Era febrero en Corea. El clima ya no era tan frío como antes, puesto que el invierno estaba en sus finales y pronto vendría la bella primavera.

HyunWoo se removió entre las sábanas aún medio dormido. Palmeo la suave superficie junto a el en busca del pequeño y cálido cuerpo de su esposo, pero no lo encontró.
Solo en ese momento abrió sus ojos y se sentó sobre la cama. De inmediato se percató del delicioso aroma a comida que entraba por la puerta y que posiblemente tenía origen de la cocina.

Luego de estirarse, se levantó para tomar rumbo hacia la cocina. Al llegar, apoyandose en el marco de la puerta, pudo observar a su esposo cocinando el desayuno con su pijama celeste con dibujos de conejitos. Le causaba gracia esa extraña fascinación que había adoptado por ese animalito durante su embarazo. También se le vino a la mente que era lo que el contrario cocinaba con tanto afán. No tenía que ser adivino para saber que era lo que estaba cocinando.

En silencio se acercó hasta el y lo abrazó por la espalda, dejando sus manos sobre el abultado vientre. El más bajo dio un brinco asustado. Le encantaba sorprenderlo de esa manera, aún si lo regañaba luego.

-¿El niño tiene hambre tan temprano?- Desde los siete meses pudieron saber el sexo del bebé. Su pequeño bebé sería un varón. Sin embargo, no tenían idea de que nombre le pondrían y KiHyun ya estaba en el octavo mes.

-Si, es un glotón.- KiHyun apagó la cocina y sin inmutarse por tener al mayor pegado a su cuerpo, con agilidad dejó la olla sobre la mesa para que ambos comieran.- Supongo que no lo haz olvidado, ¿cierto amor?

En segundos la sonrisa del mayor desapareció, convirtiéndose en una mueca confundida. ¿Qué había olvidado? Era día sábado y según HyunWoo, su panorama era sentarse en el sofá junto a su esposo y ver alguna película infantil, las favoritas de su esposo durante este último tiempo.

KiHyun fruncio los labios al ver su notable cara de estar esforzando su mente al máximo.

-Recuerda que hoy iremos a esa clase que tu madre nos recomendó, esa donde te enseñan las cosas básicas de ser padres y bla bla bla.- Al terminar de hablar, con su palillos se llevó una gran cantidad de fideos a la boca.

-Ahh, si lo recordaba.

Mentira.

Su madre había tenido la grandiosa idea de sugerirles ir a una clase para padres primerizos porque sabía que su hijo sería un desastre, en cambio, creía que su querido yerno lo iba a hacer de maravilla con su nieto.

A eso de las diez de la mañana estuvieron listos para ir a la famosa clase que prometía ayudarlos a cuidar a un bebé sin morir en el intento. Literal, ese era el lema del lugar.

Al llegar al establecimiento tuvieron que dirigirse a una de las tantas salas. La de ellos era grande y estaba equipado para nueve parejas de padres.

Habían nueve mesas largas distribuidas en tres filas de tres mesas cada una. Cada mesa tenía una pequeña cocina, un sector de mudador y una bañera de bebé.

- Aún podemos devolvernos y ver Zootopia...

-Ni lo pienses Son.- Su intento de convencer a su esposo falló y fue jalado hacia dentro por el contrario, justo a uno de los mesones vacíos.

No eran los primeros en llegar. Con un vistazo rápido se pudieron dar cuenta de que ya habían varias parejas de igual sexo como de diferente. Había una pareja de dos chicos altos, uno con el cabello castaño y piel clara y el otro con el cabello rosa y piel más morena. Parecían tener una pequeña discusión sobre un biberón que había roto el de cabello rosa. Otra pareja era de una chica bastante joven de cabellos largos y castaños con un chico más alto con sonrisa atractiva. Más adelante había un chico de estatura normal con cabellos azabaches y tes blanca cual vampiro, junto a el había otro chico con cabellos largos y rubios, ambos se mantenían hablando con ternura. Delante de ellos habían dos chicas. Una era más alta, con ojos pequeños y flequillo negro al igual que su cabello largo, y la otra era más baja y de cabello púrpura.

Papi Oso & Mami Ki. × ShowKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora