Sobre lágrimas y películas infantiles.

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Eran alrededor de las siete de la tarde cuando aparcó su auto frente a su hogar. Sobre él, el cielo se alzaba azulado y con leves pintas anaranjadas por el atardecer otoñal. La brisa helada que anunciaba la noche arrastraba las hojas secas que quedaban regadas en el suelo al caerse de los árboles.

Se apresuró a abrir la puerta de su casa antes de que el frío calara cada uno de sus huesos.

-¡Ya llegué!- Con cuidado se quitó los zapatos en la entrada y los guardó en la estantería que había aún lado.

HyunWoo se sentía agotado por el trabajo, pero nada le quitaría la sonrisa que se instalaba en sus labios al llegar a casa y ver a su amado esposo. Se adentró al hogar esquivando unas cajas que aún quedaban de la mudanza. Porque sí, tuvieron que mudarse a una casa más grande por la venida del bebé. Todo un lío.

Al llegar a la cálida sala de estar pudo divisar a su pequeño esposo envuelto en una manta con dibujos de conejos. Rio internamente por lo tierno que se veía de esa forma, incluyendo las lágrimas que caían por sus abultadas mejillas y la comisura de sus labios manchada con lo que parecía ser chocolate del pastel que había en un platillo sobre sus manos.

-Hola bebé.-Con ternura besó sus humedas mejillas sintiendo el sabor salado de sus lágrimas. Se sentó junto a el, abrazando su cuerpo. KiHyun sorbió su nariz y soltó un quejido, al mismo tiempo que se acurrucaba en el pecho del mayor.-¿Por qué lloras, cariño? ¿Otra vez se acabaron las galletas que te gustan? O ¿Fueron las hojas secas que han caído de los árboles? Las hojas volverán a crecer, bebé.

El mayor hablaba con un tono meloso a propósito. Desde que su esposo cumplió los cuatro meses de embarazo se había vuelto demasiado sensible y emocionalmente inestable. Cualquier cosa lo hacía llorar, desde ver a un perrito en la calle o que su cereal favorito se hubiera acabado. Era por eso que, aconsejado por sus cercanos, había optado por ser mucho más comprensivo de lo que ya era y mimar a su esposo en lo que fuera.

-No...- KiHyun negó aún cuando su boca estaba llena de pastel de chocolate. Se incorporó solo para mirar al mayor a los ojos, apuntando con su dedo la televisión.- Se ha muerto Mufasa y y y...Simba se ha quedado solito...- Sus ojitos rasgados se volvieron a llenar de lágrimas y HyunWoo solo pudo aguantarse las ganas de reírse. En cambio, volvió a abrazarlo y a decirle que Simba estaría bien.

Se quedaron un largo tiempo en esa posición, dado que KiHyun ya se había acomodado contra el firme pecho del mayor y no tenía intenciones de dejarlo libre, y eso no le importaba al moreno. Durante todo el resto de la película el menor no dejó de sollozar, aún cuando Simba quedó como el rey. No, KiHyun seguía llorando. Pero HyunWoo tenía una carta bajo la manga para esos casos.

-¿Quieres comer algo, amor?- KiHyun de inmediato lo observó, atento. Asintió, dejando el llanto en un segundo plano.

-Si quiero...-No se pudo contener a besar los labios más pequeños al ver el puchero que había hecho.

-¿Algo en especial?- La pregunta era completamente innecesaria, dado que estaba seguro de lo que le respondería.

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-Ramen.- Sonrío. Dejó un beso en la frente de su esposo para luego levantarse del sofá, no sin antes dejar puesta en la televisión alguna película donde su niño no se deshidratara por completo. Optó por colocarle otra película infantil.

Gracias a dios que había comprado suficiente ramen para complacer los caprichos de su esposo. Y es que últimamente había pedido con insistencia comer ramen, no importaba que hora fuera del día o la noche.
En general, a KiHyun se le han antojado bastantes cosas, algunas muy descabelladas. Y quizás hacía mal en mimarlo tanto, pero no podía evitar sonreír como adolescente enamorado al ver comer a su pequeño con tanto afán

Por otro lado, todos sus antojos no duraban demasiado, excepto el ramen. Parecía que el menor no se saciaba. Era el único antojo que persistía.

El mayor preparó minuciosamente la comida para que estuviera perfecta, tal y como le gustaba a su esposo. No se consideraba un maestro en la cocina como lo era KiHyun, pero al menos podía mantenerlo con vida.

El menor se comió el ramen en un dos por tres, aún cuando las lágrimas brotaban de sus ojitos porque las hermanastras trataban muy mal a Cenicienta.

Nota mental, la Cenicienta no era una buena opción de película. ¿Qué con las películas infantiles?

HyunWoo mantenía una boba sonrisa en sus labios al verlo comer. A pesar de estar cansado por el trabajo, no le importaba llegar a su casa y mimar a su pequeño y llorón esposo.

😭🍜💕


✨Les digo desde ya que esto va a darles diabetes porque se me va a ir la mano en la azúcar añadida, sorry babe😂💜💜

🍰Gracias por leer.~💜💙 Dejen sus comentarios y sus votitos llenos de amor💕💓

🌼Estoy corrigiendo el siguiente capítulo de Magic Prophecy.~ No desesperen mis magic's💚

Papi Oso & Mami Ki. × ShowKi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora