Capítulo 17. Rupert nos abandona, la casa es un caos.

26 2 0
                                    

Por la mañana, en casa de Armánd

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por la mañana, en casa de Armánd.

Todos los chicos estaban reunidos en la recamara de Andrómeda, pues los días pasaban y ella no despertaba, lo que generó gran preocupación incluso para Lorel y Evan, que habían ido a visitarla.

Lorel: ¡así que aún no ha logrado despertar!

Armánd: ¡así es!, todas las heridas han logrado sanar y sin dejarle una sola cicatriz, ¡pero a aun así no despierta!

Evan: ¡pues en esa ocasión!, la energía que emanaba de su cuerpo era mucha, ¡como si estuviese separándose de algún modo!

Hikaru: sus signos vitales y su corazón responden muy bien, pero, ¡esta especie de coma es inusual!

Naomi: cuando la batalla terminó y Salió de su estado infinito, ella estaba consiente, pero cuando llegamos aquí fue que se desvaneció.

Steve: creo que no nos queda más, que seguir esperando a que ella despierte.

Ayane: si, aunque cubrirla en el instituto ya se está haciendo difícil, hasta el club de fans, ya está preguntando por ella.

Rupert: sé que están muy preocupados por ella jóvenes, pero somos demasiados en la habitación, así que será mejor esperar afuera.

Armánd: ¡yo me quedare unos minutos más Rupert!

Los jóvenes uno a uno, salen de la habitación y Armánd se queda a solas hablándole a Andrómeda, como siempre tomando su mano.

Armánd: ¡vamos hermosa abre tus ojos!, ¡abre esos ojos azules tan profundos como el mar!, ¡esos ojos que me prometieron que jamás te marcharías!

El chico sollozando, coloca sus labios en la mano de Andrómeda, sin darse cuenta que su energía cósmica se elevaba, haciendo que las descargas que protegían a Andrómeda con anterioridad, los envolvieron a ambos, provocando así que la chica despierte poco a poco.Viendo un poco borroso, la chica ve la silueta de Armánd, y por un instante pensó que se trataba de Equinox.

Andrómeda: ¡Equinox!, ...! ¡No!, ... ¡Armánd, eres tú! ....

Al ver los ojos de la chica, Armánd se sintió tan aliviado y feliz. Que lo único que hizo fue ayudarla a levantarse y abrazarla.

Armánd: ¡hermosa has despertado!, ¡estoy feliz de que tu estés bien!

Andrómeda: ¡hermosa! ... ¡solo Equinox me llama así!

Armánd se había dado cuenta, de que sus descuidos con respecto a que él era Equinox, se hacía más frecuentes y recordaba que tenía que tener cuidado.

Armánd: ¡es que lo escuché, en algunos de los relatos de las batallas en las que él ha estado!, ¡así que solo lo dije por imitación! .... ¡Jajajajajaja!

Guerreros del UniversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora