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Canterbury, RU.

Y apenas una semana después la castaña bajaba del auto que la había traído de regreso a Wellington Road, ese día parecía con una neblina más cerrada que la primera vez que estuvo allí, incluso podría calificar la hermosa mansión como más tétrica, más sin embargo su entusiasmo por estar allí iba en aumento.

Había sido difícil dar una explicación razonable acerca de su ausencia indefinida en Oxford para sus clases y en el departamento de investigación de la misma, al final había dado una deficiente declaración sobre un problema familiar fuera del país, era una mentira piadosa gigante, debido a que su familia más cercana probablemente eran algunos tíos y primos con los que si hablo dos veces con ellos a lo largo de su vida, era una exageración.

De todos modos su jefa era una mujer afortunadamente muy comprensiva que le había dado un par de semanas de descanso, y un profesor auxiliar la suplantaría ese tiempo, y estarían en constante contacto vía e-mail, lo cierto es que Camila sabía que probablemente necesitaría más de dos semanas para resolver este asunto, pero eso lo resolvería más adelante, ahora solo quería llegar y hablar con Ethan lo antes posible.

El rubio le había enviado un par de mensajes de que todo estaba bien en Wellington Road, pero no era demaciado comunicativo acerca de lo importante, así que Camila había tenido que conformarse con saber que al parecer todo estaba bajo control del millonario joven. La castaña y Ciro fueron recibidos por personal de servicio del mismo Wellington Road quienes los dirigieron a la habitación donde la castaña dormiría, que al parecer estaba en la ala contraria a la de el mismo Ethan y también a la de dónde habían dejado la última vez a la pálida mujer. Había querido preguntar por ella en primera instancia pero prefirió disimular y preguntar por el dueño de la mansión.

-"El señor Baldock está ocupado" Se limito a informar la mujer de mediana edad, que según Camila sabía era una especie de ama de llaves. La castaña no quizó indagar más ante la falta de amabilidad que podía notar en la mujer, que solo dió media vuelta y se retiró dejándola sola en la habitación junto a Ciro.

Quizá la mejor opción era desempacar, ponerse cómoda y tal vez sacar a pasear a Ciro, aunque probablemente el gran danés estaba cansado ya que estaba recostado en su cama, que Camila había traído consigo. Así que prefirió dejarlo descansar e ir hacia el lugar donde más quería estar, en la habitación de la extraña mujer, no sabía si estaría aún allí, pero esperaba que Ethan no la hubiera cambiado de lugar.

Camino por el extenso pasillo hacia la escalera doble que la llevaría al otro lado de la casa. Topandose con Ethan en el pasillo quien se asombro al verla.

-"Profesora Cohen! ¿Cómo estuvo el viaje?" Preguntó el rubio genuinamente interesado y con media sonrisa, parecía más relajado que la última vez que lo vio antes de viajar de regreso a Oxford.

La ojimarron respondió no tan efusiva, preguntando de inmediato por el verdadero motivo por el que estaba allí, en Wellington Road. -"Eh bien...pero ella ¿Cómo está?" Cuestiono inmediatamente, la boca de Ethan formó una pronunciada "o", y su mirada fue hacia la puerta cerrada de la habitación tras el, que era donde suponía la profesora estaba la extraña mujer.

-"Ella... Está bien. En realidad ella es impresionante Profesora Cohen, su nombre es Lauren, no ha querido hablar mucho de su conexión a esa cápsula dónde la encontramos pero a respondido algunas preguntas que le he hecho" Informo el hombre claramente orgulloso de su descubrimientos en el tiempo que la Profesora no estuvo presente. -"Pero vamos! En la sala principal podemos tomar un té y hablar de lo que ha sucedido esta semana que estuvo ausente Profesora" Mencionó el hombre entusiasmado, tomándola del antebrazo levemente para encaminarla al primer piso de la mansión.

LA SANGRE MALDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora