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Sintra, Portugal.

Casa de campo de la familia Baldock.

La ojiverde debía admitir que si no sintiera un peso como el que tenía ahora en su corazón, realmente disfrutaría estar en aquel lugar. Para llegar a aquella preciosa casa campestre incrustada en aquella colina habían tenido que cruzar un pueblo de más hermoso, parecía con solo ver las casas que el tiempo no había pasado por Sintra.

Un suspiro de nostalgia se poso en lo alto de su garganta al bajar de aquel todo terreno, el sol estaba en lo más alto y hacia que los colores de la naturaleza se viesen más brillantes, era como una ironía para lo obscuro que estaba su interior en ese momento, una verdadera paradoja se estaba presentando ante ella. Respiro el aire limpio de aquel precioso lugar, y camino hacia la entrada, era curioso que aquella casa tan alegre, ahora la albergaría en el momento más triste de su vida, dónde más perdida estaba, en cambio Wellington Road, un lugar misterioso y hasta tenebroso la hizo sentir la mujer más feliz del mundo.

-"Si quieres te puedes instalar y después te doy un pequeño tour" Dijo el hombre con cierto gramo de emoción, Lauren por más que lo hubiera querido, no podía copiar el mismo sentimiento de Ethan.

-"Prefiero descansar" Declinó amablemente la oferta, y realmente no tenía ganas de recorrer el lugar, le era suficiente quedarse encerrada en su habitación. Ethan trató de ocultar su decepción e iba a contrarrestar aquella objeción queriendo convencerla pero su móvil comenzó a sonar, pidiéndole a Lauren con una señal que lo esperaba un momento.

-"Diga... si soy yo, ¿porque tiene mi número personal?..." Decía el ojiazul con el ceño fruncido. Hasta que miro a Lauren de un momento a otro con nerviosismo. -"Entiendo... pero esa persona no trabaja más para mi, de hecho no tengo más contacto con ella" Dijo mientras acomodaba el cuello de su camisa y se disculpaba discretamente con Lauren para caminar hacia un costado donde siguió hablando un momento más.

Al regresar a su lado, cuando terminó la llamada, se notaba un tanto intranquilo, y bastante abochornado. -"¿Esta todo bien?" Fue lo que la ojiverde pregunto al ver el estado en el que lo había puesto aquella llamada.

El rubio pensó un tanto su respuesta, mirando al horizonte donde se alcanzaban a ver algunas casas del pueblo a lo lejos. -"Ehh...no, todo está bien" Respondió con una sonrisa algo forzada. -"Solo son inconvenientes con un ex trabajador" Informo para dejar más tranquila a la criatura, aunque ciertamente también era para el estarlo.

Lauren estaba a punto de ser guiada a su habitación por una mujer, pero un par de labradores salieron de la nada y comenzaron a ladrar hacia ella de manera amenazante. Sorprendiendo a todos los presentes, la pelinegra apenas y se alteró, en cambio el corazón de Ethan iba a toda prisa, hasta que uno de los trabajadores los tomo de la correa.

El hombre mayor se disculpó, estaba muy avergonzado ya que nunca habían mostrado aquella actitud agresiva. Explico que se habían puesto inquietos de la nada y después corrieron despavoridos hasta donde estaban ellos y comenzaron ladrar sin razón.

El joven millonario ordenó que los sacarán de allí en cuanto antes, entendía que la naturaleza de la ojiverde era lo que atraía el rechazo de los animales, así que simplemente le pidió a Lauren entrar a la casa blanca de dos pisos, aún con un nudo de la garganta y sus manos sudando.

El actuar de los canes no había ayudado a que se sintiera mejor ante la noticia que le acababan de dar, nunca se había sentido mala persona incluso ayudaba a muchas causas sociales, pero ahora debía admitir que estaba siendo un tanto egoísta, tal vez su único justificante era proteger a Lauren. Pero en el fondo sabía que a Lauren le gustaría saberlo.

Y eso lo mantenía en una encrucijada.

Pero la desicion ya habia sido tomada, habia pedido cortar cualquier comunicación que viniera de la Profesora Cohen.

LA SANGRE MALDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora