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Oxford, Ox., RU.

Un par de días habían pasado desde que Marcel Frölich se había presentado ante ellas y había hablado sobre Isaac. Su corazón quería olvidarlo. Incluso se había hecho a la idea de no verlo más. Pero ahora, no podía evitar que su corazón se sintiera esperanzado una vez más. Probablemente no podría hacer una vida junto a él, como madre e hijo, pero en el fondo deseaba conocerlo, verlo una vez más en su vida. Amaría verlo aunque fuese de lejos. Recordaba su pequeña cara regordeta y rosada, su cabello negro y sus ojos azulados. Pero no en un tono como el de Marcel, si no un poco más obscuros. Como el de su abuelo, su padre.

También en su memoria, estaba vividamente su olor, el tamaño de su pequeño cuerpecito de bebé, aunque ahora ya era un adulto seguramente.

Le encantaría comprobar como había mutado aquel gen en el. Aquel que los hacia unicos.

Camila observó a la mujer pensativa en aquel sillón de la sala, se acerco a ella y acaricio su hombro de forma cariñosa. -"¿Que piensas?" Preguntó apenas en un susurro. Sacando a la mujer de piel pálida de su trance.

Lauren suspiro y sonrió de medio lado. -"Isaac" Dijo simplemente con resignación, la Porfesora asíntio entendiendo. -"Solo quisiera estar cerca de el aunque sea un instante, no quiero un encuentro emotivo donde le confiese qué soy su madre, nos abracemos y lloremos de la emoción" Mencionó a modo de gracia pero sus ojos aquosos le decían a Camila qué le dolía aquel pensamiento. -"Pero si deseo estar en su presencia, respirar su mismo aire y saber como es físicamente" Murmuro con melancolía.

Camila acarició su mejilla. Sabiendo que haría lo que fuera por hacer realidad aquel encuentro. Su mente viajaba a toda velocidad tratando de hayar alguna posibilidad para darle esperanza a Lauren de que aquello se hiciera realidad. Mientras tanto atrajo a la ojiverde a su regazo y beso su cabeza. La mujer se dejo consolar y disfruto estar en los brazos de la persona que amaba, y lo único que la mantenía con fuerza a decir verdad.

La castaña entonces recordo el par de fotografías qué le había enviado el detective Thomas, y donde aparecia Marcel Frölich y quien ella suponia era Isaac. Sin pensarlo mucho se puso de pie, dejando a Lauren con interrogantes. Fue por su tableta electrónica donde navego hasta obtener el archivo que necesitaba.

Tenía el corazón a mil por hora pero aun así hablo. -"Se que no es lo mismo que verlo en persona, pero es lo que te puedo dar ahora hasta que podamos encontrarlo" Dijo ofreciendo el aparato. Lauren lo tomo con duda, no entendiendo.

En la pantalla había una fotografia de una pareja y un adolescente de cabellos negros y piel palida. Y sus ojos azules, eran perfectamente como Lauren los recordaba. Su mano fue a su boca tratando de evitar el sollozo, que quizo salir en cuanto reconoció qué se trataba de Isaac.

Camila le explico como había obtenido la foto y como junto a Marcel habían hecho una vida huyendo de cada lugar donde medio se asentaban. La reacción de Lauren a la siguiente fotografia de un Isaac rapado no fue diferente, solo que ahora las lágrimas no querían parar y ella no hacia el intento de hacerlo.

Había pasado largo tiempo observando ambas fotos. Varias veces la castaña había desbloqueado la pantalla para que siguiera observando embelesada al adolescente.

-"Tiene el aire de campirano frances como mi padre" Mencionó con alegría, y la ojimarron sonrió observando al chico y comprobó qué no tenía gran parecido con Marcel. Y si algunos rasgos de la pelinegra. Además de que parecía más frances qué alemán.

Camila pensó que debía recortar ambas fotografías y mandarlas imprimir para que Lauren las conservará.

Sabia qué tendrían un gran valor para ella.

LA SANGRE MALDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora