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Paris, Francia.

Levanto su mano para pedir un tercer trago de whisky, generalmente no era muy adepta al alcohol pero en este momento sintiendose tan abrumada, solo podía pensar en anestesiar sus sentimientos de esta manera. Cuando el bartender puso su bebida frente a ella en la barra, la engulló casi al completo de un solo sorbo.

Las palabras de Ethan seguían rebotando en su cabeza.

Manipular. Controlar. Aprovecharse.

Todo eso lo lanzo Ethan contra ella, y se había logrado colar en su mente.

¿Era posible que quizá haya estado inconscientemente obteniendo beneficios de su situación de 'poder' frente a Lauren?

Estaba segura que no manipuló y jamás intentaría controlarla, pero quizá si se aprovechó de su vulnerabilidad, Lauren necesitaba a alguien a quien aferrarse y a quien admirar, y ella era lo más cercano.

¡Al diablo con eso! Definitivamente el alcohol ya le estaba afectando, los sentimientos que ella y Lauren tenían era de lo más genuino.

Incluso la propia Lauren fue quien dió el primer paso, así que no dejaría que nadie la hiciera dudar.

Pero ahora habia otro problema, su carrera pendía de un hilo, sabía el poder que tenía el millonario, pero sobre todo, con un tronar de dedos la podía alejar de Lauren.

Era obvio que no podía darle la protección que tenía bajo las alas del rubio, por más que daría la vida por ella. Así que si quería seguir a su lado tal vez debía pensarse el poner algo de distancia, al menos en lo que encontraba una solución.

Bebió lo que restaba de su trago y pago la cuenta, dirigiéndose de nuevo al hotel. Cuando llegó a su habitación trato de desconectarse de todo, así que simplemente se quedó dormida profundamente después de tomar una ducha.

A la mañana siguiente sentía su cabeza dar punzadas, sabía que no era resaca debido a que no había tomado lo suficiente, entendía que era estrés por lo sucedido con el rubio la noche anterior, así que trato de no darle más importancia bebió una botella de agua del frigobar de la habitación, después fue a hacer su higiene matutina, estaba a punto de salir de su habitación en busca de su desayuno cuando recordó el sobre que Theodore Reiter le había enviado.

De inmediato fue directo al lado del colchón donde lo había guardado improvisadamente luego de la visita abrupta de Lauren.

Saco el sobre amarillo y después aquella copia. Tomo su celular y escaneo el contenido con la aplicación para traducir textos:

Querido amigo:

Mi más leal compañero, he seguido tu pista por más de diez años, no me atrevo a acercarme por temor, se que dije claramente que teníamos que romper todo contacto, pero hay días (como hoy) que se vuelve insostenible esa orden, no puedo dejar de pensarla, me carcome el alma imaginar que hiciste con ella.

Así que en efecto, solo quiero saber dónde está. Es todo, y no vuelves a saber de mi. Te dejo una dirección al reverso. Se que no tengo que pedir discreción porque a ninguno nos conviene lo contrario.

Alessio Rossi.

La carta estaba fechada en 1956 además de que la dirección que proporcionaba el tal Alessio Rossi era en el centro de Buenos Aires, Argentina, y una búsqueda rápida en Google hizo que Camila comprobará que se trataba de una vieja oficina de correos que de hecho ya no existía. También había una pequeña nota de Theodore dónde decía que había alrededor de una docena de cartas más que habían encontrado entre algunos papeles de su abuelo pero que solo había podido rescatar esa y un par más, debido a que su abuela había quemado casi todo.

LA SANGRE MALDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora