00

1.3K 163 10
                                    

2021

Viena, Austria.

Aquel rubio miraba con atención aquellas tres fotografías que había puesto su asistente Henry, en la mesa.

Ya había repasado con atención la descripción de su carrera profesional de cada uno, pero aún no sabía a cual elegir.

Dos mujeres y un hombre.

Dos que pasaban los cincuenta años. Y una que apenas llegaba a los treinta.

Volvió a mirar las fotografías.

El hombre con barba prominente, ojos azules y cabello completamente blanco y con aspecto aburrido.

La mujer rubia con cabello completamente recogido, y anteojos de lectura que cubrían sus ojos color gris y ceño fruncido.

Por último, la joven con cabello castaño y ojos marrones, su pelo recogido le daba un aspecto jovial pero a la vez serio.

Suspiro cuando Henry, un hombre completamente calvo y entrado en sus cuarenta se hacía presente en aquella habitación de hotel que ocupaba.

-"La cápsula ya ha sido puesta en el avión, solo es cuestión de que de la orden para que salga" Informo el hombre con sus manos posadas en su espalda, y esperando la respuesta del hombre

-"Perfecto...quiero que la lleven a Wellington Road, llevenla en helicóptero, y ponganla en el sótano." Ordeno parándose de su asiento -"Estás a cargo Henry, no quiero que le pase nada" Dijo mirando seriamente a su leal colaborador, quien asíntio solemnemente y asegurandole que no había habido ningún inconveniente para que la cápsula partiera a Reino Unido, que la habían sabido esconder muy bien.

El hombre se despidió dejándolo solo nuevamente, inmerso en sus pensamientos.

Camino hacia su laptop para de nueva cuenta ver las fotografías tomadas a aquel especie de féretro.

El cual lo tenía maravillado. Incluso volvió a recordar cómo lo había encontrado hace apenas un par de días.

***

Siguieron caminando sobre aquellos campos completamente verdes, habían caminado varios kilómetros a pie, debido a lo difícil del terreno era imposible avanzar en cualquier vehículo de ruedas.

El hombre que iba adelante, guiando el camino, le había cobrado una gran cantidad de dinero por llevarlo hasta ese lugar donde supuestamente había un tesoro nazi. Palabras textuales de aquel joven rubio.

Según este, supuestamente su abuelo, un fallecido soldado alemán, había enterrado en algún lugar de aquel paisaje una cantidad de objetos de gran valor de guerra, quien en su lecho de muerte lo había confesado a su nieto, dejándole una especie de mapa viejo hecho a mano.

El se mantenía exeptico a pesar de aún así pagar cada euro que el hombre había pedido. Los cuales habían sido Miles.

Lo necesitaba para el proyecto futuro que tenía en mente.

Su nombre era Ethan Baldock, un joven multimillonario de la tecnología, apuesto y filántropo. Había hecho su fortuna justo después de graduarse de Harvard, cuando desarrollo un par de aplicaciones con enfoques artísticos. Ahora junto a su empresa Baltech se dedicaba a crear desde juegos para móvil, hasta aplicaciones administrativas y empresariales.

Pero su verdadero sueño radicaba en un museo tecnológico, dónde se pudieran conjugar los objetos e Historia antigua y la tecnología actual. Hologramas, representaciones robóticas de distintos líderes antiguos y de diferentes culturas.

Juntar el pasado con el futuro en el presente. Sonaba estúpido pero ese era el eslogan del proyecto.

Una de las salas de este museo sería precisamente dedicada a la Segunda Guerra Mundial, por eso su interés en adquirir objetos únicos.

Otra paso y ellos seguían caminando entre árboles y subidas bastante empinadas llenas de peñascos.

A pesar del ambiente frío que se sentía, el sudor bajaba por su frente. El rubio se sentía agotado, pero el hombre que guiaba aquella exploración seguía adelante de el.

Hasta que minutos después señaló una especie de cueva escondida tras grandes rocas. Algo parecido a un peñon.

Así que el y las dos personas que lo acompañaban comenzaron a escarbar tratando de encontrar los objetos enterrados que había. Varios metros después de profundidad se toparon con lo que parecía un objeto de metal.

Ethan sonrió de medio lado, sabiendo que habían encontrado algo, solo esperaba que valiera la pena.

Minutos después de haber escarbado más tarde encontraron una capsula de acero con la famosa esvástica nazi, sabiendo que era algo auténtico o al menos eso quería pensar el ojiazul, quien aplaudió emocionado.

El objeto era sumamente pesado al ser de acero puro así que mediante la radio llamo al resto de su equipo quien se trasladarian hasta allí con un equipo especial para llevarse la pieza.

Ethan intento abrirla pero estaba completamente sellado por lo que dedujo era una capsula del tiempo, probablemente dentro de esta había cosas de gran valor.

Así que ordenó que subieran el equipo con todo el cuidado del mundo hasta el helicóptero.

-"Encuentra a algún experto de la Segunda Guerra Mundial, quiero me ayude a clasificar la importancia de lo que sea que haya acá dentro...preferentemente que sea de Reino Unido" Ordenó a su mano derecha, quien asíntio anotando.

Ethan radicaba por temporadas en Londres y otras tantas en una de sus mansiones alejadas del ajetreo de la ciudad.

Un avión privado estaría esperando la cápsula en Viena para partir hasta Londres dónde vivía el ojiazul, el por lo tanto esperaría el segundo helicóptero que había rentando para llevarlo a su hotel al centro de la ciudad capital de Austria.

***

-"Señor la cápsula ya ha partido con rumbo a Canterbury" Dijo el hombre calvo informando que el objeto iba con rumbo a la mansión de estilo gótico rodeada de grandes jardines y arboledas inmensas, haciéndola completamente invisible para el mundo.

-"Exelente Henry, nosotros iremos primero a Oxford. Tenemos que convencer a la profesora Cohen de ayudarnos" Dijo en medio de una sonrisa ladeada. Mostrando la foto de la joven mujer ojimarron.

El hombre calvo asíntio preparando todo para partir.

***
Primer capítulo, espero su apoyo y sobre todo sus opiniones. 🤗

LA SANGRE MALDITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora