Capitulo ST 11

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Capitulo once:

Louis:

Salí del vestidor buscando a Holly. No me gustaba para nada su mirada, estaba llena de melancolía y dolor. Algún día tendríamos que enfrentarnos a esta realidad, algo nos estaba pasando, no era correcto, teníamos que aclararlo para seguir como si nada hubiera pasado.

Al momento de llegar a la puerta, encontré a Tammy agachada inspeccionando a una muy dormía Holly. Estaba completamente borracha. Odiaba verla de ese modo, no era bueno en una mujer. Tammy corrió de regreso a los vestidores, no lo explico, pero sabía que iría a traer alguna toallita húmeda. Me acerque viéndola con el cuello torcido, los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta. Su piel era aterciopelada, con un pequeño granito que intentaba ocultar con una capa gruesa de maquillaje. El delineador que colocó en sus ojos estaba corrido y su cabello despeinado, aun así, se veía hermosa. Llevando mi mano a su cara acaricie ese rostro que estaba quemando mis hormonas masculinas. Quería besarla de nuevo, eso no era sano. Debía estar viéndola con ojos de preocupación de hermano por encontrarla en este estado, pero lo único que veía era a la hermosa mujer en la que se estaba convirtiendo. Quizá esta sea la única manera de apreciar su belleza, mientras nadie me mire verla de la manera en que ahora la ven mis ojos.

— ¡Dios mío! —dijo Tammy limpiándole la cara a Holly con la toallita —. Son tan irresponsables, no debieron darle de tomar de ese modo.

—Deja, la llevare a su habitación —dije tomándola en brazos —. Regreso en seguía.

Alejándome de Tammy que no argumento absolutamente nada, me encamine a la entrada de la mansión. Las luces estaban apagadas, solo los pequeños faroles de la puerta principal aun iluminaban un poco todo. La noche acababa de caer, por lo que los Hamilton aún deben estar en mi casa. Tendrían una fiesta privada. A veces me pregunto ¿Por qué celebramos tanto? Es un poco estúpido. La reina va al baño… fiesta real. La elite la cago en algún asunto político… otra fiesta para celebrar. Realmente tendrían que estar enfocados en los temas que realmente valen la pena. Al menos eso me había enseñado William. A ser correcto con las cosas que se hacen dentro del congreso. No tenía ni idea si seguiría los pasos de todos estos políticos, muchas veces creía que ese no era mi lugar en el mundo. Por esa razón estaba estudiando medicina. Algo que no era común en nadie dentro de la elite. Todos querían heredar el puesto de sus padres dentro de la elite.

En mi caso, al no tener un padre, heredaría el de mi abuelo. Incluso debía ser en poco, el viejo necesitaba un descanso y alguien tenía que tomar su puesto. Sería el primer congresista de elite en tener veintiún años. Mi abuelo era dulce al luchar en darme todo, en intentar enseñarme sus comisiones y llevarme a los pocos viajes que hacía. No era como Will que salía a cada rato a negociar con países externos. Los Montgomery éramos locales y trabajábamos dentro del país.

Abriendo la puerta de la habitación de Holly, observe una habitación demasiado desordenada. Absolutamente nada que ver con la de su hermano gemelo. Había sostenes, bragas, vestidos, maquillaje, libros y un montón de productos capilares sobre la cama. Recostándola en la silla de la ventana, me dedique a recoger todo lo que estaba de más para poder meterla dentro de las sabanas.

Cuando logre desocupar todo y acostarla en el colchón, Hol abrió uno de sus ojos azules para fulminarme con esa mirada de ebria. Tenía los ojos descolocados. Me recordaron a una vieja época cuando Hol se puso su primera borrachera. Teníamos catorce años, yo estaba enseñándole a Rees a tomar, quería que aprendiera conmigo en la comodidad de casa. De ese modo no habría errores la primera vez que lo sacara con las chicas. Holly estaba con nosotros, siempre curiosa por lo que hacíamos. Entre tragos y canciones en el karaoke, la perdimos de vista. Me encantaría decir que Holly había doblado de primero, pero no fue así, Rees tenía muchísimo menos aguante que su gemela. Algo que con el tiempo lo trabajamos muy bien con Rees, ahora era una bestia difícil de derribar.

SIEMPRE TÚ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora