Capitulo ST 15

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Louis:

Me levanté con un dolor de cabeza horrible. Todo me pesaba, sentía como si no hubiera dormido nada en absoluto. La garganta seca, el sabor a metal en la boca, me indicaban que estaba con una gran resaca. Que fiesta la de ayer, solo recuerdo la música, las botellas acumulándose, las chicas con distintos acentos y los chicos nuevos que conocimos en la playa. No tenía de que quejarme, me la estaba pasando muy bien. Me obligue a ponerme de pie, viendo todo mí alrededor. ¡Malditas vacaciones! Dos días enteros ahogándome en cerveza. A este paso me saldrá una panza de borracho. Al llegar a Londres empiezo la dieta. No puedo continuar con este ritmo de vida. Sin mencionar que ya en poco empezarían las competencias de nado olímpico inglés. Tenía que prepararme para el OI lo más pronto posible. Mi entrenador no estará muy contento cuando regrese.

Me senté viendo que estaba en la sala de la habitación. Rees a unos pasos sentado en una silla completamente dormido. Sin mencionar a Charlie y a Maurice, los dos tirados en los sillones. Ayer decidieron que había sido suficiente noche de chicas, pasaron el día en la habitación del hotel, jugando póker, fumando, bebiendo y hablando de la vida. Esto sí que había sido mucho más divertido que las mujeres medio desnudas ofreciéndose como banquete.

Caminé al baño para lavarme los dientes, tomarme un vaso enorme de agua pura con hielo y tirarme en la cama a sufrir del dolor de cabeza. De paso me tomé unas pastillas para aminorar el sufrimiento. Hace cuatro días que no tenía noticias de Holly, tampoco me animaba a prender mi teléfono. Quizá debería de darle un vistazo, solo en caso que haya escrito. No quiero que piense que no quiero saber de ella.

Acostándome en mi cama, tomé el celular apachando la pantalla para que él teléfono pudiera reconocer mi huella digital y desactivar el teléfono, lo deje presionado hasta que las letras blancas en fondo azul se pudieron observar. Recibí una cantidad absurda de mensajes de Tammy, de mi madre, de mi tío y de varios amigos. Me sentí decepcionado y vacío al ver que no había nada de Holly, esperaba ver alguno de ella, te extraño o pensando en ti, pero no, nada. Puede que el teléfono se le perdiera, o lo dejara tirado en el mar español, o quizá… negué con la cabeza. Eran escusas absurdas. Simplemente no quería hablarme.

Tiré el teléfono al otro extremo del colchón. Quizá se había reconciliado con Adam, de seguro están bien, felices. Si era de ese modo, me alegraba por ella. Era una mujer increíble, de las mejores que conozco. Se merece que la traten como un cristal. Como le toqué un pelo a mi princesa, juro que lo mato. Hay algo que no me cierra en la cabeza, no puede ser que de un día para otro, Adam sea el hombre perfecto. Siempre fue un chico muy problemático, les gritaba a las niñas en los recreos y le encantaba dar órdenes. ¡Maldito engreído! No me caía bien. Su madre, Lessa, era toda una diva quizá ese era el problema.

— ¿A qué hora llega? —escuche a Rees hablar por teléfono —. Pero en qué diablos estaba pensando. ¿Cómo diablos se sube a una de esas cosas si no tiene la puta idea de cómo manejar una?

Estaba gritando, Rees casi nunca gritaba y eso era lo que más me asustaba. Llegue corriendo a la sala donde encontré a mi amigo caminando de lado a lado. Con una mano se sobaba el cabello con desesperación. Los otros dos chicos, estaban empezando a despertarse. Los gritos de Rees debieron ser más fuertes que su resaca. Escuchando atentamente a la otra línea telefónica. Estaba asustado, enojado. Algo estaba mal. Lo observe hasta que tiro el teléfono contra uno de los sillones.

—¿Qué está mal? —pregunté.

—Holly está mal. Se subió a una de esas motos de cuatro ruedas. Se fue directo de culo y va de regreso a Londres.

Me quede parado con los ojos muy abiertos ¡¿Qué?! Pánico fue lo primero que sentí. ¿Qué pasaba si estaba en estado vegetal? ¿O si se rompió un brazo? Acercándome a Rees espere un poco más de información antes de explotar molesto por toda esta mierda.

SIEMPRE TÚ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora