Capitulo ST 18

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Capítulo 18

Louis:

Mantener el secreto de Rees era mucho más difícil de lo que pensaba, más que ahora ya se imaginaban algo sus padres. Tía Abby siempre fue de ese modo, percibía todo. Qué modo el de esta familia. Mi madre era peor, al llegar a casa de mi viaje, ya estaba preguntando porque había vuelto y si tenía que ver con Holly, apuesto a que ya se contaron todo, Abby y mi madre eran como la uña y la mugre, siempre pegadas y juntas. A veces intento pensar como seria si mi padre estuviera aquí. De seguro Will, Blake y él serian inseparables como lo eran estos dos. Como de jóvenes, según decían por ahí.

Entre la espada y la pared de estos sentimientos que se acumulaban en mi interior, era una mierda total. Sentía demasiado por Holly, cosas que jamás pensé sentir por nadie. Por otro lado estaba lo que sentía por Tammy, le tenía cariño, era buena y me trataba bien. Con ella podía tener algo que quizá nunca tendría con Holly, una relación formal.

Holly era mi adicción, no podía frenarlo siempre quería más. Por impulsivo tomé ese avión para regresar con ella. Esos tres días que pasamos juntos, viendo películas, comiendo como locos, caminando en las calles de Londres. Todo parecía tan normal, como si realmente funcionáramos juntos. Mis tíos no decían nada, mi madre tampoco, lo cual era bueno. Para este punto ya todos tenían que saber que teníamos algún tipo de relación y moría del maldito miedo de que incluso Rees lo supiera.

Me retorcí las manos viendo como mi amigo bajaba de su carro. Le había prometido esperarlo en casa para ir a ver el partido de futbol. Manchester contra Liverpool, sería interesante verlo, cada uno apoyaba a un equipo distinto. Rees se quitó su suéter en un plan heroico revelando su camisa completamente pegada de Liverpool, con el mismo gesto, abrí mi camisa revelando la playera del Manchester, esto sería muy bueno.

Hasta el momento no tenía signos de estar molesto conmigo, lo cual era bueno.

— ¿Qué dice mi hermano del alma? —su piel venia roja por el sol, demasiado tiempo fuera en la playa, eso era seguro. Los lentes de sol se le habían marcado notablemente. No pude evitar soltar una carcajada al verlo.

— ¿Te hiciste mejor amigo del sol? —pregunté ocultando las ganas de tirarme a reír.

—Sí, ese bastardo y yo nos volvimos más unidos que nunca. Más después de conocer a esa mujer que ¡Jesús! Me hizo pedir perdón por tres días completos.

Pedir perdón, muy buena metodología para referirse a tener sexo con una chica de rodillas, a su merced complaciendo su apetito sexual. Se notaba completamente que venía Relajado y contento, esta mierda le funciono de campeonato.

— ¿Te relajaste? —levanté una ceja pensativo.

—Como no tienes idea. Mientras tú jugabas al niñero con Holly, yo disfrutaba de hacerla de niñero con un par de tetas y un buen culo.

— ¡Oh Dios mío! —dije empujándolo —. Nunca cambias.

— ¿Para qué voy a cambiar? Asi me aman todas.

Quitándole la maleta de la mano, lo ayude a entrar a casa. Dejamos las maletas en su habitación antes de ir directo a mi deportivo. Acercándome al automóvil, este reconoció mi ADN al tocar la ventana provocando que las puertas se abrieran automáticamente. Realmente era un buen carro. Tecnología de última. Presionando un par de botones más, coloqué la música, aire acondicionado y el motor en marcha. Con una gran pantalla en el tablero mostrando el mapa y que rutas tomar, me guie hasta llegar al estadio.

Una vez ahí, entregamos con nuestros pases VIP´s para que nos pasaran al área exclusiva. Palco era una buena zona, con una excelente vista. El problema era la gente a nuestro alrededor, tan centrados en las discusiones de negocios en lugar de ver el juego. Así eran estos eventos. Pasamos comprando un par de papas fritas, unos hot dogs y el favorito de Rees, palomitas de maíz. Sentándonos a ver el juego, gritamos, reímos, insultamos y rompimos todas las reglas de oro que tenía la maldita sala VIP.

SIEMPRE TÚ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora