Bienvenido al campamento Mestizo

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Percy había tenido un sueño muy raro. Un par de abuelos se estaban peleando como niños, después un hombre vaca había aparecido y les había tirado vacas y árboles, Grover era mitad cabra y dos de sus amigos hacían cosas muy raras, aparte de que el hombre vaca se había llevado a su madre en polvo dorado. En conclusión, había sido un sueño muy raro.

Este se movió en la cama en la que estaba y Percy no recordaba que fuese tan dura cuando se fue a dormir. Completamente incomodo abrió los ojos solo para encontrarse en un lugar del que no tenía conocimiento y un poco alarmado se incorporó.

- Tranquilo fiera. - Dijo la voz de Grover a un lado de la cama. - Ahora estás en un lugar seguro, no te preocupes.

En ese momento se dio cuenta de algo, las piernas de Grover seguían siendo patas de cabra, por lo que lo que había soñado no lo había soñado sino que lo había vivido. Inmediatamente después de saber eso intentó levantarse, pero el sátiro se lo impidió. 

- Percy, tranquilo. - Dijo este intentando calamar a Percy, pero este se resistía demasiado. - Como no te calmes te van a sedar, cálmate.

- No me puedo calmar. - Dijo el chico muy alarmado. - ¿Dónde está mi madre? Estaba con nosotros, ¿Dónde está?

Grover guardó silencio durante unos segundos con una mirada triste.

- No sabemos donde está. - Dijo Grover. - Pero es posible que esté muerta.

Percy sintió un vacío en su pecho y se dejó caer en la cama. Era imposible que su madre haya muerto, era imposible.

Fue pasando el día en el lugar en el que él estaba, en ese lugar había visto pasar a un montón de chicos de más o menos su edad mientras que otros los cuidaban como si fuesen enfermeros profesionales contratados por este lugar.

Cuando uno de esos chicos se acercó a ver su estado dijo que no había nada malo con él, por lo que le dijo a Grover que le acompañara a dar un paseo para que le diese el aire. En cuanto este salió del lugar en el que le habían mantenido vio que estaba en una especie de campamento donde había un montón de adolescentes y jóvenes adultos, entre ellos más chicos cabra y algunas chicas con la piel un poco verde, verde planta.

Grover le explicó un poco por encima de qué era este lugar y que tenía que ir a ver a un tal Quirón. En ese momento no pensaba en otra cosa que no fuese su madre, pero siguió al sátiro hasta la casa que el había llamado la casa grande. Supuestamente allí se encontraría con el director del campamento y Quirón.

Fue extraño. Nada más entrar en ese lugar había notado un fuerte olor a cuadra, cosa que lo desconcertó mucho.

No tardó mucho en llegar  ala habitación en el que esas dos personas lo estaban esperando. Uno era un hombre que vestía con una camisa de leopardo con una lata de coca-cola ligth en su mano izquierda mientras ojeaba una revista de viticultura y variedades de vino, se podía decir que ese era el más normal quitando que estaba mirando una revista de bebidas alcohólicas en un campamento que se podría decir que es infantil, pero su acompañante era... ¿Cómo decirlo? Equino.

El acompañante del supuesto director era un ser medio humano medio equino que charlaba amenamente, él solo ya que el director solo escuchaba, sobre los mejores vinos que había probado en su vida mientras le daba la espalda a Percy.

- Deja de hablar de vino Quirón. - Dijo el director. - Al parecer a venido el nuevo bastardo.

En ese momento se dio la vuelta el susodicho Quirón para mirar al joven que había entrado haciendo que la confusión se marcase en la cara del chico.

- ¿Señor Bruner? - Dijo este muy confundido.

- Sí, pero aquí me llaman Quirón. - Dijo el centauro con una sonrisa. - Me sorprendí un poco a la hora de tu llegada, no pensé que llegaras acompañado.

Fate: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora