Atrapa la bandera

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Había pasado un día desde que Percy se había establecido en el lugar. Se había impuesto a si mismo que viese a Grover como un chico cabra aunque le costase más que las clases de lengua y que su profesor de latín era mitad caballo.

Este había conseguido que la cabaña de Hermes no le robara la única posesión que este tenía con él, el cuerno, aparte de que había conseguido un saco de dormir para el solo por lo que no podía quejarse. En lo que respecta a sus dos amigos de los cuales no sabía nada podía decir que estaban bien.

Por lo que había oído, Shirou pasaría unos días en la enfermería mientras que Rin se había ganado un puesto en la casa grande por lo que ella tendría una bonita y mullida cama en la que dormir.

Percy se vio separado de Rin cuando llegó la hora de comer y de cenar, la cuales este tenía que estar en la mesa de Hermes mientras que ella podía sentarse al lado de Quirón, pero al poco se iba para ver como estaba Shirou, luego volvía después de una o dos horas. Además, el chico había descubierto algo muy doloroso, tenía que sacrificar parte de su comida a los dioses, pero por alguna extraña razón la chica maga no tenía por qué hacerlo y por eso la envidiaba. A Percy le parecía muy doloroso sacrificar una de sus porciones de pizza azul.

Mientras el tiempo pasaba Percy se veía obligado a hacer actividades de campamento y otras cosas para pasar el tiempo. Lo más normal que se suele hacer en un campamento de verano era jugar a algún deporte y hacer manualidades, su sorpresa fue grande al descubrir que un pasatiempo que había en el campamento era escalar por un muro (hasta ahí todo normal) sobre un foso de lava mientras eran agarrados por arneses, normales.

Lo más entretenido fue lo que fue una clase de esgrima que impartía el líder de la cabaña en la que se quedaba. Luke Castellan era muy hábil con la espada y era alguien de confianza de Quirón. Este, además de ser el instructor, también había hecho un tour a Percy después de comer mostrándole los pasatiempos que había por el lugar.

También había visto a algunos semidioses a lo lejos y trabajando en un huerto de fresas y a algunos que les encantaba leer, pero todos ellos parecían leer sobre temas distintos, por lo que optó por no molestar a este último grupo.

En su segundo día, Shirou había conseguido que le dieran el alta de la enfermería, cosa que alegró mucho a Percy, pues ya tendría a alguien con quien hablar que fuese sobre el hipotético padre que tenía.

- ¿Y cómo ves el lugar? - Dijo El pelirrojo con una sonrisa tranquila.

- ¿Agradable? - Dijo este con un poco de confusión por no saber que contestar. - El primer día, los que se hacen llamar los hijos de Ares me querían meter en los váteres para hacerme una zambullida, pero apareció una chica rubia que se lo impidió.

Shirou asintió a lo dicho mientras veía como unos campistas estaban jugando una partida de vóleibol con unos sátiros en un partido muy igualado.

- He oído que vais a tener una actividad esta noche. - Dijo el pelirrojo haciendo que el semidiós le mirase. - Dicen que es el mayor deporte que hacen en este campamento, ¿sabes cual es?

- He odio que íbamos a jugar a atrapa la bandera. - Dijo Percy un poco confundido. - Pero dudo mucho que sea muy impresionante.

- Bueno, quien sabe. - Contestó Shirou. - Sois semidioses, puede que algo sea más emocionante.

Los dos adolescentes siguieron hablando hasta que llegó la hora de la cena. Todos estaban emocionados por la partida que iban a hacer después de cenar, cosa que confundía a Percy. A él nunca le había gustado ese juego, era aburrido, tenía que correr con un trozo de tela mientras una horda de niños le perseguí mientras, la gran mayoría, le insultaban.

Fate: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora