Un nuevo mundo

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Había una pareja en una casa tradicional japonesa, una mujer de unos veinte años de pelo negro largo suelo con ojos azules y un chico de la misma edad con el pelo rojo corto y ojos color miel. Ellos estaban viviendo sus vidas como siempre lo había hecho sentados en el pasillo exterior mirando las nubes en el patio.

- Es genial que hayamos podido tomarnos unas semanas libres de estar en la torre del reloj. - Dijo la morena con una sonrisa. - No aguantaba más a esa arpía.

- No deberías llamarla así Rin. - Dijo el chico intentando que la chica no llamara así a su amiga. - Luvia nos dejó vivir en uno de sus edificios sin necesidad de pagar un alquiler y eso nos permitió establecernos en Londres un tiempo.

- Si, pero a cambio he tenido que ver como esa mujer trataba a mi novio como un sirviente. - Dijo la susodicha Rin con enfado. - Ella no tiene derecho Shirou, solo yo puedo tocar mis cosas.

- ¿Me acabas de llamar tu propiedad? - Dijo este en voz baja un poco incrédulo mientras soltaba una sonrisa torcida.

- Bueno, dejemos ese tema. - Dijo ella mientras se ponía de pie. - Tenemos tres semanas para hacer lo que queramos antes de volver a la torre del reloj. ¿Tienes algo en mente?

- La verdad es que no. - Dijo Shirou mientras miraba las nubes pasar. - Había pensado en visitar a Issei, pero desde que nos graduaos se unió a los monjes del templo en el que vive y ya no puedo visitarlo tan seguido, Shinji se fue a Tokio y Sakura está muy ocupada siendo la nueva encargada de la tierra, otra opción sería ver a los mafiosos que tengo por familia adoptiva, pero ellos ya saben como estoy, por lo que no tengo un plan establecido.

- No podemos dedicarnos a hacer el vago. - Dijo ella. - Tú estas mejorando el domino de Unlimited Blade Works, por lo que debemos mejorar más para que al menos puedas ascender de categoría.

- No sé Rin, desde que me dijiste que si descubren que tengo un mármol de realidad me diseccionarían como que se me han quitado las ganas de ascender en el escalafón de los magus. - Dijo este con su sonrisa torcida en la cara  haciendo que Rin chasqueara la lengua.

- Bueno, sigue practicando proyectando cuchillos, puede que si los vendemos ganemos un poco de dinero extra y no dependamos de esa arpía. - Dijo con una mirada enfadada. Shirou solo pudo suspirar por el comportamiento de su novia

Después de eso pasaron unos días en los que la pareja parecía pasar el tiempo practicando sus magias en el cobertizo de Shirou y de vez en cuando venía la tutora de Shirou Taiga, la cual no paraba de hacer bromas de cuando se casarían esos dos haciendo que Rin se sonrojara tanto que parecía un tomate.

Pero todo eso cambió cuando un día alguien llamó a la puerta. Shirou estaba un poco confundido, no estaba esperando a nadie y su novio era incapaz de usar la tecnología por lo que dudaba de que estuviera esperando algún pedido.

Por pura curiosidad miró a su novia la cual parecía igual de confundida que él, por lo que dejó lo que estaba haciendo y fue directo a la puerta principal de la residencia Emiya.

En el momento que abrió la puerta un hombre de pelo cano alborotado con una barba a juego que vestía con un traje negro y un bastón le estaba mirando a los ojos mientras este sonreía. A Shirou no le sonaba haber visto su rostro en ninguna parte, mucho menos en el vecindario, pero no recibía malas vibraciones de él por lo que preguntó.

- Buenos días. - Dijo Shirou con una sonrisa cálida. - ¿En que puedo ayudarle?

- Buenas seños Emiya, ¿puedo pasar? - Dijo este sorprendiendo a Shirou. - Tengo que hablar con vosotros dos.

Shirou dejó pasar al hombre, si bien era cierto no que percibía nada malo de él no podía dejar de pensar que algo malo podría venir de él en cualquier momento, todos los magus buscan algo para ayudar a alguien.

Fate: Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora