Capitulo •32

4.3K 306 83
                                        

"
Andrea

Traté de levantarme pero Sam estaba aún con la cabeza en mi vientre y parecía momia.

- Sam.- Susurré moviendo su cabeza un poco -. Sam.- Repetí con el tono un poco más alto -. ¡Samuel!- Grité y este reaccionó de golpe, se cayó de la cama.

- ¿Qué? ¿Ya nació?- Preguntó adormecido.

- No he llegado ni al segundo trimestre, genio.- Dije con sarcasmo.

- ¿Por qué me tiras?- Preguntó levantándose del suelo.

- Como sea, voy a ducharme. Bajaré a desayunar.- Informé y me levanté para caminar hacia la ducha.

- Ahorremos agua.- Escuché de él y a los poco segundos sentí su presencia detrás de mi en la ducha.

Abrí la llave del agua y este cayó frío, haciendo que un escalofrío recorra mi cuerpo de pie a cabeza. Poco a poco se calentó y llego a la temperatura normal.

- Mira, está creciendo.- Dijo Sam, acariciando mi vientre y apoyando su cabeza en mi hombro.

- Claro, supongo que crecen. ¿O será que se quedan igual de chaparro que tu en tu niñez?- Pregunté sarcástica.

- ¿Estás de joda, mujer?- Preguntó fingiendo estar ofendido -. ¿Cómo sabes que era chaparro cuando estaba pequeño?

- Mamá me mostró algunas fotos hace meses, y también descubrí algunas cuando estaba husmeando en tu habitación, luego de nuestra luna de miel.

- Debiste ser espía, no se te escapa nada.- Se quejó untando shampoo en su cabello.

- Lo estoy dudando.- Bromee.

****

- Vaya, vaya. No vayas a embarazarte, ya solo faltaría que me den un hermano.- Le bromeé a mi mamá.

- Buenos días, hija.- Saludó ella, sonriente y riendo con papá.

- ¿No hay helado?- Pregunté abriendo el congelador.

- Negativo, prima.- Dijo Raphael entrando a la cocina -. Samy y Victoria se lo terminaron anoche.

- Esas hijas de su bendita madre.- Me quejé.

- Que educación.- Dijo Sam, sarcástico.

- Tu ni hables, cuando cantas en inglés dices más groserías que un adolescente.- Reclamé sentándome junto a Raphael.

- Ustedes siguen siendo los niños que peleaban por cualquier razón - Contó papá  -, solo te falta golpearlo y ya.

- ¿Puedo  hacer eso?- Pregunté sonriendo.

- No.- Respondió Sam.

Puso su mano en su entrepierna, disimuladamente, y me sonrió con lascivia. Sonreí y negué, divertida.

- ¿Qué les parecería irnos un tiempo?- Sugirió mi madre - Despejar la mente, y quizás, que mi nieto nazca en otro país.

- Es buena idea, mamá. Pero recuerda que no podemos dejar los negocios de lado, perderíamos contactos y es difícil empezar de cero. Aún me queda poco más de seis meses para dar a luz.

- Un fin de semana, sería bueno.- Dijo Sam.

- ¿Les parece ir a Grecia? Me gusta la casa de allá.- Dije.

- Claro, así visitamos el lugar donde jugabas con Sam.- Dijo papá.

- La llevaré al ginecólogo antes del viaje, quiero asegurarme que todo está bien.- Dijo Sam.

AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora