Capitulo •9

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Andrea

Al dia siguiente, cuando desperté Samuel salia de la ducha, me miró y sonrió, siguió al closet y cuando me puse de pie ya estaba saliendo vestido, me acerqué a él y le ayude a arreglar la cortaba y el cuello de la camisa.

- ¿Regresarás para el almuerzo?- le pregunté.

- Si, Andrea. Tengo que hablar contigo de algo serio.

- ¿Que sucede?

- Tranquila, no es nada malo. En realidad, depende de como lo tomes - se miró al espejo -. Debo irme. Nos vemos, cariño.- me dió un beso en la frente y se fue.

Baje a desayunar y luego de vestirme, me fui a casa de mis padres.

****

- ¿Como está Samuel? - preguntó mi madre, mientras ponia una taza de té en la mesa.

- Bien, mamá. Por cierto, te traje esto.- tomé la bolsa de ropa que tenia a mi lado y se lo pasé.

- No era necesario, luego me lo pruebo para ver la reaccion de tu padre. - sonrió cuando vio el vestido al interior - Gracias, hija. Esta hermoso.

- ¿Como está papá?

- Si quieres ve a verlo, está leyendo en su habitacion. Esta casa es muy grande, Samuel está dandonos mucho.

- No te preocupes por eso, mamá. Voy a ver a papá.- le di un beso en la mejilla y me fui a la habitacion de mi padre.

Su enfermera me saludó y le dije que nos dejara solos, me senté al lado de mi padre y este sonrió.

- Me encanta verte feliz, hija.- le sonreí y tome su mano.

- Papá, ¿alguna vez fuimos a Grecia?

Se tensó, lo vi removerse en la cama y tomó el vaso de agua para llevarselo a la boca.

- ¿Te sientes bien...?- pregunté con preocupacion.

- Si, solo... tenemos que hablar.

- Cuentame, papá.

- Hija, tu...

No terminó de hablar, mi madre entró con una bandeja de galletas que habia estado horneando hace un rato y se acercó a nosotros.

- Hija, Samuel llamó, dijo que salió del trabajo antes y viene a buscarte, te llevará a comer.

- Bien, mamá. Debo ir a esperarlo abajo, nos vemos, papá.- le di un beso en la frente y abracé a mamá - Los amo.- Me puse los lentes de sol y salí.

****

- ¿Sobre que querias hablar, Sam?

- No es algo que podamos hablar aquí, solo comamos y hablamos al rato.

Sonrió y el camarero se acercó a nosotros, pedimos nuestros platos y mi celular sonó.

- Ya regreso.- avisé.

Me alejé de Samuel, entré al baño y contesté el celular.

- ¿Hola?

- ¿Andrea Salvatorre?

- Si, soy la esposa del señor Salvatorre.

- No me refiero a con quien estas casada, eres una Salvatorre.

- No me gustan este tipo de bromas, ¿Quien eres?

- Pronto sabras quien soy, pero no será de la mejor manera. Mejor dicho, no en el mejor ambiente.

No deje que vuelva a hablar y colgué. Cuando volví a la mesa, Samuel me miró extrañado.

- ¿Quien era?

- No me dijo quien era, solo me dijo que soy una Salvatorre.

- Eso es obvio, estamos casados.

- Es mas extraño, me dijo que no era relacionado contigo.

- Seguro solo fue una mala broma, ignoralo.- comentó inseguro.

- Cambiando de tema, hagamos algo para conocernos mejor.

- Yo ya te conozco.- respondió mirándome.

- Pero yo no, hagamos esto, todos los amigos lo hacen.

- Tu y yo no somos amigos, no eres mi amiga, eres mi esposa.

Sentí que algo en mi estomago me provocó cosquillas, sonreí inevitablemente y lo vi mirarme con una sonrisa ladina y coqueta. Giré mi cabeza y tapé mi rostro para cubrir lo sonrojada que estaba.

- No es necesario que te sonrojes, Andrea.

Lo ignoré y seguí tapando mi rostro, respiré y volví a mirarlo, me enfoqué en mi celular y cuando lo deje sobre la mesa, Samuel tomó mi mano. Subi la mirada y personas encapuchadas con armas entraron disparando a todo lo que se movia, mis gestos de horror parecieron reflejarse por completo en mis expresiones, Samuel tiró de mi hacia el baño y sacó su arma para empezar a disparar, se ocultó detras del muro y sacó su telefono.

- ¡Trae a todos! ¡Nos agarraron en el restaurante!

Volvió a guardar su telefono en el bolsillo derecho de su pantalon y siguió disparando. No se cuanto tiempo pasó y los disparos se intensificaron para luego parar.

Samuel se giró a mi y me miró por primera vez en mucho tiempo.

- Tranquila, cariño. Todo está bien ahora, estas bien. No permitiré que te lastimen, amor.

No respondí, sentí mi cuerpo temblar cada vez más, de la nada todo se volvió negro y me desvaneci, perdiendo la conciencia.

****

Mis ojos pesaban, sentía parte de mi frente adolorida, apreté las manos sintiendo sábanas arrugarse. Abrí lentamente los ojos y la luz me molestó, obligándome a cerrarlos de golpe. Intenté otra vez hasta poder acostumbrarme a la luz.

Cuando pude ver a mi alrededor vi que Samuel estaba a mi lado, lo abrace y sentí su olor, sus brazos me cubrieron. Con él podia sentirme segura, Samuel era mi refugio.

Me ayudó a sentarme y vi a Victoria, estaba dormida en el sofa individual de la esquina.

- Se enteró del atentado y vino a ver como estabas, no ha ido ni al baño.- murmuró acariciando mi cabello.

- Necesito agua.- avisé susurrando y sintiendo áspera la garganta.

Tomó un vaso de su mesita de noche y me la dio.

- Me preocupaste, Andrea.

- No se que pasó, jamas me habia desmayado. Supongo que fue el susto.

- ¿Te sientes bien? - Preguntó pasando su mano por mi mejilla.

- Si... Sam, ¿por qué llegaron al restaurante y quienes son esos hombres?

- Creo saber quien los mandó y sobre el por qué... ¿Recuerdas que queria hablar contigo luego de comer?

- Si, habla ya.

Samuel se acercó a mis labios, dejó un calido y largo beso en ellos, su mano se acercó a mi nuca para besar mi frente y luego tomó mis manos, me miró a los ojos, tragó y soltó una de las frases mas dolorosas de mi vida.

- Andrea, eres una Salvatorre de sangre.

"¿Qué...?"

AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora