Capitulo •35

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Andrea

Estaba en casa, con Jayden y Jordan, Samantha dormía y Christopher había ido a ver a sus padres.

Victoria se duchaba, Raphael en la oficina de Samuel, Sam con su padre y los míos durmiendo.

Mi celular sonó y me alejé para responder sin molestar a Samy ni a los bebés.

- ¿Como estás?- Pregunté cerrando la puerta del balcón de la habitación de Samantha.

- Bien, ya estoy donde te dije.- Respondió él.

- Perfecto, estarás bien.

- Lamento lo que pasó con tu embarazo, pero me alegra que tu hija esté bien.

- Creí que sería varón, pero aún así la amo más que a nada en el mundo.

- Lo sé, Andrea. Eso no lo dudo. ¿Cómo está Sam?

- Se culpa por la estupidez que hizo Mónica. No se que hacer para que deje de creer eso.

- Con el tiempo estará todo normal, créeme.

- Te extraño.- Susurré.

- Y yo a ti...., pequeña.

- Volverás. Solo necesito seguir con nuestro plan para acabar con tu hermano.

- También lo sé, pronto nos veremos. Júralo.

- No creo en las promesas, lo sabes. Pero si en nuestra realidad, y haré todo lo posible para que regreses con nosotros, tu familia.- Afirmé con la voz temblorosa.

- No llores, Andrea. Sabes que pase lo que pase, estaré para ti. Eres mi mejor amiga.

- Te quiero, Vicente.

- También te quiero, pequeña.

- Debo colgar, alguien puede oírme. Lo mejor es que nadie se entere de tu falsa muerte.

- Cuida de ella, hazlo hasta que puedas.- Mi garganta ardió y mis ojos se llenaron de lágrimas.

- Se que estará bien, estará con su padre.

- Sam será un excelente ejemplo cuando no estés.

- Cuídate.

- Siempre lo hago.- Colgó.

Me apoyé en la barandilla del balcón y guardé mi celular en el bolsillo de la chaqueta.

La puerta sonó y me limpié las lágrimas para girarme.

Sam.

- Amor.- Llamó y caminé hacia él.

- Hola, guapo.- Dije ordenando el cuello de su camisa - Me alegra que llegaras bien.

- Ven conmigo.- Pidió sonriendo y tirando de mi mano.

Caminamos hacia nuestra habitación y me giró para ver un lado de la habitación con una gran cuna, lleno de peluches y un mueble con ropa, biberones y todo lo necesario para el cuidado de un bebé recién nacido.

- Ahí dormirá nuestra hija, cuando salga de la clínica.- Dijo señalando el lugar.

- Amor, es hermoso.- Dije tomando su mano nuevamente.

- Si quieres que duerma con nosotros, no hay problema. Será tu decisión.

- ¿Estás preparado para noches de desvelo? Escuchar a tres bebés llorar por leche.

- Soporto tus gritos, ronquidos, malos olores, mal aliento en la mañana y tu mal humor cuando estabas en tu periodo; soportaré a mi hija.- Dijo llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oído.

AndreaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora