4. Cicatrices

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Para Andrew la práctica había comenzado a aburrirlo y le parecía trivial que el resto del equipo comenzara a poner tanto empeño en algo tan insustancial como el Exy. Para él era fácil bloquear cada tiro, no obstante, le pareció menos aburrido si las enviaba devuelta al delantero que lanzaba la pelota, más específicamente a sus rodillas o pies. A cada tiro, Andrew lo devolvía con más fuerza, quizás caerían eventualmente, pero no era algo que le preocupara.

Cuando Wymack golpeó la pared para pausar el juego, observó a Neil avanzar por la cancha hacia él.

– El entrenador quiere saber qué tienes contra la línea ofensiva.

– Puede preguntarme él mismo – le respondió Andrew mirando hacia el entrenador quien parecía ocupado con sus papeles, comprendiendo porqué había enviado a Neil y preguntándose cómo lo había sabido.

– O puedes responderme ya que estoy aquí. Sólo quedamos nueve. Si perdemos a alguien más, salimos de los campeonatos de primavera. Tú sabes eso. – Neil bloqueó su vista al entrenador con una mano para llamar su atención. – Quiero que lleguemos a la final. Quiero que seamos nosotros quienes finalmente derroten a los Cuervos. Después de todo lo que Riko nos ha hecho, ¿No quieres eso también?

– Dices "querer" tan libremente, cuando te dije mil veces antes que yo no quiero nada.

–Probablemente porque estás gastando toda tu energía en no querer nada. Pero si no puedes comprender este simple concepto, lo pondré en términos que puedas entender: Este juego es un juego que no podemos permitirnos perder. Se trata de cómo llegar a Riko. Esto es lo único que podemos quitarle y que en realidad le va a doler. Vamos a quitarle su lugar en el ranking y mostrarle que tiene una razón de temernos todo el tiempo. – Dijo ferozmente Neil. A Andrew siempre le había intrigado cómo una persona que había pasado su vida huyendo podía evocar tanta pasión por un deporte, quizás el mismo Neil aún no lo sabía, pero irradiaba una fiereza y entrega como si su vida dependiera de ello.

– ¿Tus compañeros de equipo todavía piensan que eres el más tranquilo?

– Nuestros compañeros de equipo quieren esto tanto como yo. Deja de pegarles en las rodillas antes de que tengan la oportunidad de intentarlo.

–No creo en darle oportunidades a la gente

–Yo tampoco lo hacía, hasta que vine aquí. Me diste la oportunidad cuando decidí quedarme. Te di la oportunidad cuando me confiaste a Kevin ¿Realmente es tan difícil apoyarlos cuando han estado contigo en cada paso del camino? – Andrew sabía que ya había perdido la batalla, pero Neil aún no lo sabía y él no desaprovecharía la oportunidad de tener algo a cambio.

–¿Qué me darás a cambio de mi cooperación?

–¿Por qué la venganza no es suficiente? ¿Qué más hace falta? – Le preguntó Neil

–Muéstrame tus cicatrices – le dijo automáticamente Andrew mirándole a los ojos para sentir su reacción. Andrew había estado interesado en saber qué clases de cicatrices ocultaba Neil desde el primer día que se había negado a cambiarse frente al resto del equipo. Andrew había alucinado con esas cicatrices desde que su mano había tocado su piel el pasado noviembre en Columbia, Andrew aún recordaba los surcos bajo sus dedos en una piel que tendrían respuestas al enigma fascinante que le resultaba Neil.

– ¿Cuándo? –Dijo Neil unos instantes después.

–Vamos a ir a Columbia mañana. Ahora vete y dile al entrenador que recuerde su paga. No dejaré que se salga con la suya por segunda vez. –Le dijo Andrew, y una vez que reinició el juego despejó los tiros hacia lo más lejos de los jugadores, estaba cumpliendo su palabra de no atacarlos, por lo que encontraba lógico lanzar las pelotas lo más lejos de ellos, tal vez se cansarían de perseguir las pelotas, pero eso no le interesaba a Andrew.

***

Los primos y Kevin se enteraron después en la Torre de los Zorros que irían a Columbia, por lo que su ánimo subió considerablemente el día de la salida, sobre todo el de Nicky quien, a pocas horas de partir, ya tenía lista la bolsa con la ropa nueva para Neil y no paraba de hablar del helado que pediría. Andrew tomó la bolsa y esperó a que Matt se marchara y tan pronto lo hizo buscó a Neil. Una vez en la suite le entregó la bolsa y Neil se dirigió al dormito a cambiarse, Andrew le hizo un gesto hacia su camiseta y Neil comprendió.

Andrew no lo demostraba, pero sentía que finalmente una parte del enigma podría resolverse viendo sus cicatrices, por lo que cuando vio que Neil se trababa intentando quitarse la camiseta, Andrew se cansó de esperar y la terminó sacando él mismo tirándola a un lado. Su mirada recorrió todo el torso de Neil, era una nueva verdad. Observó las vendas en las muñecas, necesitaba verlo todo y comenzó a rasgar las cintas y la gasa, la piel desnuda de Neil eran cientos de historias escritas.

Anteriormente Andrew siempre había relacionado sus propias cicatrices como una consecuencia de sus actos de supervivencia, el sentimiento de dolor auto infringido por las cuchillas sobre sus brazos era una forma de sabotear a su cerebro de los episodios que el trataba de olvidar con todas sus fuerzas, para él habían sido un escape efímero, una forma de mantenerse a flote, al punto de querer desaparecer y ahogarse en la sangre que salía de sus venas. Lo de Neil era diferente.

La piel de Neil le contaba sobre violencia en mil y una formas, cicatrices más antiguas que otras le indicaban que eran años de crueldad ¿Cómo una persona de su edad podría haber aguantado tanto y aun así estar de pie? Andrew sabía que Neil al mostrarse de esa forma tan íntima le estaba dando una verdad, pero él necesitaba comprender más y no pudo evitar tocar la cicatriz grande en su hombro derecho "una plancha" pensó, más allá encontró surcos de cortes cubiertos por los últimos hematomas recibidos, algunas cicatrices tenían formas irregulares difíciles de saber qué objeto las había ocasionado, pasó su pulgar sobre la carne arrugada de una bala.

–Alguien te disparó–le dijo Andrew

–Te dije que alguien estaba detrás de mí– le susurró Neil

–Esto no es por andar corriendo por tu vida– Le dijo Andrew clavando sus dedos sobre la cicatriz de plancha.

–Mi padre me lo hizo... la gente fue a hacerme preguntas sobre su trabajo. No dije nada, pero tampoco me quedó quieto el tiempo suficiente. Él me golpeó tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos. Es por eso que te dije que mi nombre de Abram, no quise darte el nombre de mi padre porque no quiero que nadie me llame nunca más así. Lo odiaba.

Andrew meditó, una familia violenta, padres muertos, para luego ser perseguido con más violencia, las cosas encajaban y no encajaban. Andrew sabía que no obtendría más verdades sobre el pasado de Neil y que lo único certero era el presente y el ahora. Pasó sus manos a su estómago, los surcos que había conocido estaban ahí y se sumaban a ellos nuevos cortes proporcionados por Riko en Evermore, él no había podido protegerse.

–Renee dijo que rechazaste nuestros cuchillos. Un imán de asesinos como tú no debería caminar desarmado.

–No lo estoy. Pensé que ibas a vigilar mi espada este año. – Dijo Neil mirándole a los ojos, desarmándolo completamente. Andrew le sostuvo la mirada, Neil estaba aferrándose a su promesa. Probablemente una persona normal con sentido común jamás confiaría en Andrew, pero Andrew sabía que Neil era todo menos normal, Neil se había cansado de correr y había confiado en Andrew para sostenerlo y protegerlo. Andrew no debería importarle lo que pensara Neil, pero sentía cada vez más esa necesidad de resolver lo que le atraía de él. Pero resolverlo no era fácil, no cuando Neil parecía estar determinado en excavar más y más en Andrew, con sus estúpidas preguntas sin salida.

–No eres realmente un sociópata ¿o sí? – Le preguntó Neil con curiosidad.

–Nunca dije que lo fuera

–Dejas que lo digan sobre ti. Podrías haberlos corregido.

–Lo que la gente quiere pensar de mí no es mi problema.

–¿El entrenador lo sabe?

–Por supuesto que lo sabe

–Entonces tu medicina... ¿eran esas píldoras realmente antipsicóticas?

–Haces muchas preguntas–Le cortó Andrew, si se quedaba más tiempo Neil comenzaría a excavar más y más, y él simplemente lo dejaría hacerlo, pero se obligó a irse y lo dejó solo para que se cambiara.

All for the Game / Punto de vista de Andrew MinyardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora