All for the Game / Punto de vista de Andrew Minyard

16. Las decisiones de Andrew I

Las pequeñas decisiones que tomamos en el día a día son las que hacen el cambio. Hace un año Andrew no valoraba su propia existencia y vivía en la desesperanza, hoy se descubrió dando segundas, terceras, cuartas y todas las oportunidades que hicieran falta, y no precisamente a los demás, sino a sí mismo: por primera vez en su vida, se estaba dando la oportunidad a él.

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Los pasajes relacionados a la declaración de Neil al FBI serían difíciles de recordar para alguien normal, pero Andrew tenía una magnifica memoria y él recordaría a detalle todos los hechos amargos y sangrientos narrados por Neil, en cierta forma, Andrew no podía evitar identificarse con el sufrimiento por el cual habían pasado ambos desde pequeños, ambos con hogares rotos habían aprendido a sobrellevar todo sobre su espalda, aguantando tanto como podían. Quizás la manera cómo comprenderse a sí mismo era a través de Neil, eran tan diferentes pero iguales al mismo tiempo. "Complementarios", sería quizás el término que alguien apuntaría.

Si bien Andrew no era de palabras, su mutismo se había acentuado, solo utilizaba gestos o monosílabos, pues toda su energía y atención estaban en Neil, su forma de decirle lo mucho que le importaba estaba en esos pequeños gestos que otros tomarían desapercibidos: En cómo le alcanzaba el agua a Neil cuando notaba que estaba cansado después de declarar durante horas, o cuando se aseguraba de que todas sus vendas estuvieran cubriendo correctamente sus heridas cuando la enfermera del FBI venía a cambiarlas, o en el gesto de atrapar el lapicero para dárselo a Neil cuando le dieron su identidad oficial de Neil Josten. También los otros gestos durante el regreso a Palmetto State, en la manera cómo se mantuvo despierto velando el sueño de Neil, o en cómo le abría una barrita de cereal para que Neil no tuviera que usar sus lastimados dedos o cuando le hacía un gesto amenazante a Kevin para evitar que agobie a Neil. Quizás sólo Neil entendía que con Andrew cada gesto contaba.

Y no sólo eran gestos, también era comprensión, pues mientras Neil repitió nuevamente toda la verdad a los zorros y la cruda realidad que aún no estaba a salvo de los Moriyamas, Andrew tuvo la certeza en lo fuerte que se había vuelto Neil al asumir todo, él ya no huía, estaba enfrentándolo al lado de Andrew, tal como lo había pedido antes, sólo que ahora Andrew lo comprendía.

Incluso, comenzaba a comprender un poco del resto, como cuando volvieron a la Torre de los Zorros y se prepararon para descansar del fin de semana más largo que habían tenido, de alguna manera, este suceso terminó uniendo y fortaleciendo a todo el equipo, Andrew no pudo evitar la comparación con una madriguera de zorros cuando uno a uno regresaron en pijamas y se acomodaron en diferentes partes de la habitación con mantas, edredones y almohadas alrededor de Neil, velándose el sueño los unos a los otros, sanándose unos a otros.

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A la mañana siguiente, antes del almuerzo Andrew regresó a su suite, sacó dos bolsas negras de basura del armario de la cocina, cogió unas tijeras y un rollo de cinta adhesiva del escritorio de Nicky y regresó donde Neil. No hizo falta tocar nuevamente porque Kevin salía furioso en ese momento, pero Andrew lo pasó por alto, porque por el momento no había motivo para preocuparse por él. Una vez sentado en la salita de estar, Neil se acercó a él, y esperaron a que Matt terminara su ducha.

Abby le había dicho a Neil que tuviera cuidado al bañarse, pues si el jabón tocaba sus heridas sería doloroso, Andrew lo había escuchado y esperaba que las bolsas que había traído repelieran el agua eficientemente, no había hecho esto antes, pero no parecía nada del otro mundo. Después de sacarle la sudadera, calculó el largo de la bolsa y enrolló cada brazo cortando los excedentes, los envolvió con bastante cinta adhesiva por las orillas, luego procedió con su cara, Neil se mantenía quieto y Andrew concentrado, mejilla a mejilla cubrió cada herida con suficientes bolsas, las encintó a lo largo, transversalmente y de lado a lado, miró su obra y pensó no habría forma que el agua pudiera entrar. Jaló la manta y envolvió con ella a Neil, mientras esperaban en silencio.