Instinto

1.1K 112 163
                                    

Gon no era un hombre que se enamorara mucho, tampoco era un omega que se fijara en demasía en los cuerpos de los alfas o betas, por lo que había estado soltero por bastante tiempo después de rechazar a los que se le habían confesado. A pesar de eso tenía tiempo que había iniciado una relación con uno de la primera de las dos castas mencionadas, había sido su amigo en la infancia y habían vuelto a hacer amigos al reencontrarse en la adolescencia.

Killua Zoldyck era un alfa dulce y algo nervioso ante él, por eso no pudo decir que no a la tierna y tímida carta depositada con suma cautela en su mochila en la cual pedía fueran pareja.

Tal vez por eso le terminó gustando, porque le parecía sumamente tierno como se sonrojaba con el simple hecho de tomarse de las manos y como necesitaba prepararse mentalmente para besarlo. Sí, con el paso del tiempo se había enamorado de ese curioso alfa a causa de la lindura que le evocaba y lo divertido que era pasar tiempo a su lado.

—¡Hey Freecss! ¿Qué haces aquí?— Un hombre de chaqueta gris y rubio cabello dejó de fumar para estrechar la mano con su viejo amigo. —Creí que te tocaba pelear el lunes.— Volvió a poner el cigarro en su boca a la par que el otro alzaba y bajaba los hombros.

—Sí, pero escuché que hay un nuevo peleador y quiero saber quién es, ¡tal vez le pida un encuentro!— Sonrió por la idea. Meleoron asintió.

—El chico apenas tendrá su primera pelea, yo no me alegraría mucho, tal vez no sea lo que esperas.— Abrió la puerta del ilegal sitio y el vistoso cabello en puntas desapareció al pasar por la entrada. —Pero hoy solo diviertete.— Recibió una risa como respuesta.

El lugar era oscuro, con luces de neón alumbrando lo suficiente para que no cayera o tropezara. El coliseo del cielo, como se hacía llamar el local de mala muerte, era el punto de encuentro para peleas clandestinas. No había diferencia entre ellos ahí, alfas, omegas, betas, todos eran tratados como iguales al momento de pelar. Era extraño, en ese lugar donde la sangre se derramaba y más de un hueso se había roto, eran más respetados los de su casta que en la sociedad que lo recibía al salir. Por eso le gustaba estar allí y participar, dos meses después de regresar a la ciudad y recordar el sitio, se hizo adicto a pelear.

Porque él era respetado y querido por todos por igual.

Caminaba por el largo pasillo hasta que una vibración en su celular lo detuvo, era su novio. Pensó un poco en si debía contestar, los gritos de la gente por la demora de la pelea eran demasiado altos, pero quería responder, por lo que corrió lo más lejos posible para que el bullicio no fuera percibido en la llamada. No le había revelado al albino que asistía al coliseo y por el momento deseaba que continuara así, su pareja era demasiado "tranquila" (cosa que amaba) como para llegar y revelarle tal cosa por ahora... Aunque la idea de invitarlo a que lo viera luchar era bastante tentadora.

—¡Killua!— Saludó a su forma, alegre y sonriendo a pesar de no verlo.

—Gon jem... quería saber si hoy tenías tiempo libre en la noche.— Podía imaginar la cara gacha y las mejillas sonrojadas del albino al hablar, intentaba ocultar su nerviosismo pero nada se le pasaba a los instintos del Freecss.

—¡Claro! Para ti siempre tengo tiempo.— Alargó la o para después hacer un pequeño sonido de "chu" en el celular. —Te amo mucho Killua.—

—Eh...— Sabía que lo había avergonzado. —Entonces paso por ti a las ocho... Te quiero.— Dijo casi corriendo para colgar. El moreno colocó su celular en su mejilla para fingir abrazarlo. "Es tan lindo." Algunos segundos después los gritos de la gente vuelta loca lo sacaron de su burbuja, guardó rápidamente el dispositivo para correr al ring. "Ojalá no me haya perdido nada." Subió la gorra de su suéter para cubrir su cabeza y buscó espacio entre las butacas casi llenas. Escuchaba la presentación que daba una beta de los peleadores con un nombre inventado, aún no había prestado la suficiente atención a causa de intentar sentarse cómodamente cuando los insultos comenzaron.

A de alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora