Rutina

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Sus ojos se abrían ante el sonido de las aves cantar anunciando el amanecer. Parpadeó aclarando su vista dejando la piel de oso a un lado, al parecer había dormido él solo en ella. El cazador suspiró antes de pensar qué hacer a continuación. 

Ciertamente ese alfa no era agresivo, tampoco había intentado tocarlo más allá de lo necesario, eso indicaba que era tranquilo. Se alegraba por eso.

Los alfas tranquilos buscaban rápidamente integrarse a los pueblos, eso significaba que rápidamente Killua y él podrían salir de ese lugar. —¡Buenos días!— Gritó a la nada mientras estiraba su cuerpo y recogía su cobija. Al parecer el alfa no se encontraba en la cueva, eso le llamó la atención. Luego sintió el fantasmagórico dolor de su nuca, hizo un puchero.

Ciertamente su método de caza no había funcionado, si lo hubiese hecho el albino se hubiera quedado dormido y al despertar se encontraría con menos fuerza. Gon siempre hacía eso con todos los alfas para poder hablar con ellos, dependiendo de su estado mental decidía si su vida debía terminar o no. 

En ocasiones a causa del aislamiento algunos se habían vuelto locos, como resultado a eso no había manera de medir cuán peligrosos podían llegar a ser, por lo que los degollaba rápidamente dándoles fin. Afortunadamente la mayoría de sus presas lo escuchaban atentamente hasta el final indicando que estaban "sanos", muchos aceptaban su ayuda porque deseaban poder salir de la soledad, otros fingían hacerlo para poder acercarse a él intentando pretenderlo. A esos era a los que amarraba. 

Ya sea por las buenas o por las malas, los que podían ser candidatos a reintegrarse con los demás iban a ser ayudados por el omega.

Pero la situación era diferente, ese albino no era un alfa que supiera de su oficio, tampoco lo pretendía, ¡él ya lo había marcado! y eso significaba que lo veía como pareja, que lo eran. Para su desfortuna no había nada que pudiera hacer con respecto a eso, pero estaba seguro de que su plan B funcionará.

No le diría sobre lo que había ido a hacer realmente en ese momento, aprovecharía que eran "pareja" para poder enseñarle todo lo básico que tenía que aprender para integrarlo con los demás y ahí, cuando fuera un alfa aceptado por la gente del lugar, le pediría cortara su vínculo. Le revelaría la verdad. Seguramente aceptaría al ver la cantidad de posibles nuevas parejas.

—Buenos días.— Una voz suave y cansada dejó caer un jabalí al suelo. —Traje nuestra comida.— Gon rápidamente se acercó a él para poder revisar la carne, no era exageradamente grande, iba a ser lo suficiente para ese día sin desperdicio.

—¡Eres muy genial Killua!— Dijo mientras levantaba al animal. —Pero me hubieras esperado para cazar.— El albino lo llamó con su mano lejos de la cueva, donde una llama comenzaba a arder para poder cocinar su desayuno. 

—Cazaremos después. En realidad, te toca cazar un oso.— Los ojos de Gon brillaron al escucharlo.

Hacía mucho que no cazaba de esa forma a pesar de siempre estar en territorios donde pudiera hacerlo. En sus trabajos la mayoría de alfas salvajes que lo pretendían siempre buscaban impresionarlo con grandes ofrendas, limitando su diversión a ver los alrededores y ser maestro. Y los que no buscaban emparejarse con él impedían que lo hiciera porque por medio de la comida le daban las gracias. Así que no podía ocultar su emoción, ansiaba sentir la adrenalina en su sangre de una verdadera travesía.

—Yo también haré lo mismo, eso nos daría dos pieles.— Tomó un instrumento en forma de cuchillo hecho de obsidiana, lo acercó al animal para comenzar a abrirlo sobre lo que parecía ser una canasta. —Al menos que no quieras hacerlo...— Dijo en voz baja, hasta ahora se había dado cuenta que jamás le habían enseñado mucho sobre las parejas y sus tradiciones. ¿Y si él tenía que hacerlo solo?

A de alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora