Dominación asertiva

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El camino a la habitación fue silencioso, el cierre de la puerta tranquilo. El rechinar de la cama al dejar el cuerpo del mayor sobre ella fue lo único escandaloso.

El moreno abrió instintivamente sus piernas, pese a esto el otro solo se sentó a su lado. —Deberíamos llamar a Leorio, tener un celo fuera de temporada es extraño, podemos estar enfermos.— Gon rió, ciertamente seguía siendo Killua, preocupado por cosas serias que él pasó desapercibidas. Era lo más lógico pensar en llamar a un profesional antes de investigar por cuenta propia.

—No, es normal, no entendí muy bien pero leí en internet que esto pasó al verte pelear en el coliseo.— Se mordió la lengua, un error. "Ya no hay vuelta atrás." —Peleo ahí desde que llegué a la ciudad por segunda vez. Es divertido.— Esperaba algo malo, una mala respuesta, no sabía porque.

—¡¿Me viste en el coliseo?!— Su cara se llenó de un rojo intenso, odiándose por decir ese tipo de cosas frente al mayor, y avergonzándose más porque el otro acababa de admitir que su situación actual era producto de eso, lo que le decía que le había gustado. "No debió ser eso." Se calmó.

—Wow, pensé que te sorprenderías más por saber que peleo ahí.—

—Gon si eres idiota, ¿Quién crees que fue el que te presentó ese lugar?— Presionó su dedo en la frente ajena. —Sé que casi no recuerdas nada de la infancia pero jamás creí que era hasta ese punto.— Frotó sus párpados. —Además eres todo menos cuidadoso o tranquilo, me sorprendería más saber que estás en algún curso de cocina o club de lectura antes que de saber eso ¡Hey!— Fue sujetado del cuello para obligarlo a caer a lado del otro.

—En serio me conoces mejor que cualquiera.— Frotó sus narices previo a mirar sin pudor los labios del más alto. Tragó de forma sonora, el calor seguía ahí, por algo estaban en su cuarto, por algo lo había dejado pasar. —Neh Killua, quiero hacerlo, realmente deseo hacerlo.— Comenzó a emitir un aroma dulce y atrayente, único e inigualable al ser de flores silvestres desconocidas en la ciudad. —Yo... Suelo usar condones cuando es mi celo para no ensuciar tanto, aún tengo algunos, así que por favor.— Los labios del albino temblaron.

—Yo también quiero hacerlo.— Dejó salir su propio aroma embriagante al ser más intenso que el de muchos alfas. Las mejillas de Gon se pintaron a la par que su sonrisa se agrandaba. Sin esperar corrió a su armario para sacar los preservativos y aventarse junto con ellos nuevamente al colchón. Pensó en jalar otra vez al más alto sobre él, pero esta vez fue detenido. —Espera.— Aprovechando el agarre que el otro tenía lo jaló para sentarlo sobre sus piernas. —Eh...— Respiró hondo antes de formular lo que quería decir. —Nunca hablamos de algo como esto antes, yo... uhm... ¿Hay algo que no te guste?—

—Pues toda la comida me gusta.— Dijo al instante esperando que su respuesta haya sido suficiente, por la extraña cara del otro era obvio que no lo era.

—¡No sobre la comida, idiota!— Volvió a morder sus labios, tener que hablar explícitamente de estas cosas con el mayor era demasiado para él. —Hablo de sexo, ¿hay algo que no te guste durante éste?—

—¿Eh? ¿Cómo qué? ¿Hay otras cosas aparte de los abrazos, los besos y...?— El alfa cubrió su boca mientras asentía.

—Jalar del cabello, golpes, amarrar, o incluso insultar son algunas cosas que lo adornan... ¡Obviamente no creo que lleguemos a!...— Fue interrumpido.

—¿Insultar?— Los ojos de Gon brillaron. —¡¿Cómo lo que hiciste en el ring?!— Y todo el cuerpo de Killua ardió, no sabía que al mayor le pudiese gustar esa parte de él realmente.

—Puede ser una forma, no sé si se llama así pero supongo que es parecido. Bueno, al final claro que no es necesario hacer...— Nuevamente no se le permitió terminar.

A de alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora