Autocontrol

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Killua Zoldyck era un alfa algo tímido en los aspectos románticos, era reservado respecto a sus emociones e impulsos. Prefería matarlos todos en su interior antes de pasar por la vergüenza de exteriorizar, claro que eso había cambiado un poco con la llegada de un brillante omega a su vida, porque esperaba poder decirle lo que sentía por él estando a su lado tan fuerte y claro como el otro siempre le hacía saber que lo quería.

Pero en días como hoy, donde deseaba que alguien lo matara o la tierra lo tragara, agradece su práctica previa de guardarse todo y aparentar tranquilidad.

Todos hemos sentido ese calor interno que hace que tus entrañas ardan, esa necesidad de tocar piel o fantasear con hacerlo dependiendo de la persona. Pues eso mismo le pasaba a él ese tormentoso día. 

Creyó que porque su celo iba a comenzar mañana nada le iba a pasar, todo iba a estar bien y podría ayudar a su pareja a estudiar matemáticas sin ningún problema.

Estaba muy equivocado.

—Entonces, menos por menos... ¿da más?— Un omega se encontraba sentado en una silla, repasando sus apuntes para su examen.

—Sí Gon, pero el ejercicio es más complicado que eso, ¿lo entiendes?— Ya había explicado el tema tres veces antes, habían tenido esa rutina desde la mañana, entre sí y no del chico con cabello en puntas a los problemas.

—¡Sí! Voy a terminar esto y luego lo podrás revisar.— Dijo el moreno con decisión para acercar el lápiz a la hoja de papel.

Como se dijo, él aún no entraba en celo, por ello era incapaz de liberar un aroma que pudiera seducir o provocar al mayor y con eso él perder sus propios estribos, estaba más que agradecido por esto. Pero los pensamientos sucios ya habían aparecido desde los inicios del día y la cercanía del otro comenzaba a afectar, porque si bien el Zoldyck era reservado respecto a todo, su mente seguía siendo suya y su imaginación era muy grande.

Decir que era inocente sería una burla hacia su persona, porque algo era tener demasiado pudor y otra cosa no tener pensamientos sucios, estos últimos los tenía, cosa que era remarcada por lo que venía imaginando del pobre chico con cabello en puntas ajeno a su situación.

Gon acercó el lápiz a sus labios, brillantes y algo colorados que se abrían lentamente murmurando, dejando ver cada tanto el movimiento de su lengua. El albino se lamió los propios intentando encontrar rastro de los impropios que ya había probado más de una vez. De repente el Freecss los cerró, rozando la goma de su lápiz con ellos mientras su cara se fruncía al pensar si se debía multiplicar o dividir. Killua tragó en seco, era un acto de lo más normal e inocente, y a pesar de eso a sus ojos ya podría divisar otra escena. 

Gon sentado de rodillas, sus lindos ojos abiertos, viéndolo fijamente al desconocer el decoro, sosteniendo con sus lindos y sonrientes labios la punta de su...

"Me voy a cortar las bolas si hago algo." Se autoamenazó desviando su vista del chico frente a él. No se había dado cuenta del tiempo que pasó con sus ojos clavados en el concentrado omega. "No puedes ser débil, él necesita pasar el examen, debo ayudarlo y tal vez él me agradezca con un beso." Sus mejillas se pintaron con tenue rojo, sí, sonaba bien un beso.

—Killua...— Llamó lento y algo ronco. —Terminé.— Le entregó el cuaderno. Atendiendo su responsabilidad lo tomó y con una pluma corrigió los errores básicos rápidamente. Tampoco era demasiado listo en matemáticas, pero la noche anterior se había desvelado aprendiendo los temas solo para enseñarle a su pareja.

—Dos de diez, hay un progreso, supongo.— Habló con indiferencia, cosa que el Freecss notó. Se sorprendió de que no lo llamara idiota. —Corrige todo lo señalado, si tienes duda de algo en particular me dices.— Extendió su brazo para que tomara la libreta, sintió como sus dedos eran rozados por los otros para retirarla. Sus manos eran agradables al tacto.

A de alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora