La rutina entre Matías y yo ha cambiado totalmente.
Él regreso a dormir a su cuarto. Hablamos casualmente si nos topamos en la sala o en la cocina. Ya no me recoge en la floristería, aunque insistió que lo seguiría haciendo. Le dije que Emily me llevaría, ya que el apartamento le quedaba de paso. Aún me hace el desayuno, que como, ya que no quiero parecer demasiado orgullosa o maleducada.
Somos de nuevo, dos extraños viviendo bajo un mismo techo, con vidas muy aparte.
Ya estoy en mi sexto mes, y la barriga me ha crecido mucho, al igual que los senos. Cecil dice que por la forma de mi barriga es muy posible que el bebé sea niña.
He seguido con el álbum del bebé. He colocada la foto del sexto mes, y la fotos de todas las ecografías.
Elisa vino a mostrarnos los potenciales padres del bebé. Hay una pareja que me agrada. Ya que tiene las comodidades para poder darle a este bebé una gran vida.
Cuando le pregunto a Matías que le parecía, el sólo dijo que estaba de acuerdo con los que yo eligiera.
Estoy a punto de marcharme a la casa de Cecil, para tomar un respiro de mi cuarto solitario de cuatro paredes, cuando escuchó a Matías toser.
Me acerco a su cuarto, que tiene la puerta abierta. Matías esta tendido en su cama, con aspecto de enfermizo
-¿Estas bien?- le pregunto desde la puerta.
Matías levemente. Noto que tiene la cara colorada y las ojeras muy pronunciadas.
-Es solo una gripe- estornuda y luego sigue -Se me pasara, no te preocupes. ¿Quieres que te lleve?-
Se levanta de la cama, y noto que tiene la camisa completamente empapada en sudor.
-Oh cielos Matías- digo perpleja. Me acerco a él y toco su frente, que está prendida en calentura -tienes la fiebre muy alta-
-No es nada- dice con modestia.
-Claro que es mucho-
Lo obligó a sentarse en la cama y quitarse la camisa.
-Voy a traerte otro y algo para bajar la fiebre-
Voy a su armario, sacó una camiseta limpia del armario y una pañoleta.
-Toma- le entrego la camisa y luego voy a la cocina a remojar el pañuelo en agua –acuéstate-
-Voy hacerlo sólo. No quiero retenerte- me sonríe, tomando el pañuelo de mis manos.
-No soy tan mala como para dejarte así- le quitó el pañuelo y le ordenó de nuevo que se recueste en la cama.
-¿Desde cuándo estás enfermo?-
Se recuesta en la cama, y deja salir un leve gemido de dolor.
-Creo que fue ayer que me enferme. Llovió muy fuerte cuando venía al apartamento. Quede empapado-
Recuerdo haber oído la lluvia. No le di importancia sin embargo.
-Eso debe haber sido. Bueno entonces debemos esperar a que la infección pase-
Matías tose fuertemente. Siento lástima por su pobre garganta.
-Voy a la farmacia a buscarte algo-
-No. Será mejor que vayas a casa de tu amiga. No quiero contagiarte-
-No te preocupes. Soy un poco hipocondriaca. Y cuando supe que estaba embarazada me vacune contra la influenza- muevo el pañuelo de la frente Matías, a el resto de su cara -cuando era pequeña tenía miedo de morir- me río de mis palabras -lo sé, no es a lo que teme una niña de cinco años. Pero la vecina que me cuidaba me traumo tanto con las enfermedades, y obligaba a mamá, a que me pusiera todas las vacunas del mundo, para no enfermarme y morir. Ahora mi hipocondría es menos, pero aún está presente-
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El verde de tus ojos
RomanceJosie Lisboa nunca se imagino que su vida daría un giro de trecientos sesenta grados, la noche en la que decidió pasarse de copas con sus amigas. Al día siguiente, despierta completamente desnuda en los brazos de un desconocido. Josie deja atrás ese...