El bebé se despierta temprano, incluso antes de la salida del sol.
Me remuevo en la cama y recuerdo que estoy junto a Matías, que duerme placido a mi lado.
Trazo el puente de su nariz recta, con sigilo, y luego el contorno de sus labios.
Algo me hace recordar que le prometí a Matías ver el amanecer arriba del tanque de agua.
-Matías- le susurró al oído –Matías-
Él se remueve en la cama, y poco a poco abre los ojos. Sonríe adormitado cuando me ve.
-El amanecer- le recuerdo -pronto saldrá el sol-
-El sol- dice él aún dormido –claro- repara en lo que le estoy diciendo -Voy a cambiarme-
-No hay nadie en las calles. Sólo Abrígate-
Nos colocamos nuestros abrigos y gorros de lana. A pesar que me crie en un lugar cálido, por las mañanas es muy frio, más si antes del alba del sol.
Caminamos enlazados de los brazos hasta el tanque de agua.
Le entregó la cámara a Matías cuando está apunto de subir. Le digo que tome buenas fotos.
Me siento en una roca grande viendo hacia arriba. Noto el sol comenzar a salir. Desde abajo también se aprecia el sol, pero no tan bien como allá arriba.
-Es espectacular- me dice Matías mientras toma fotos. Sonrió al ver su cara de felicidad. Me gusta eso de él. Que cosas sencillas, como el amanecer, le emocionan.
Dejo que se tome su tiempo arriba mientras yo a aprecio la vista desde abajo.
-¿Qué tal? Es lindo ¿no?- le pregunto cuando comienza a descender del tanque.
-Es espectacular- me entrega la cámara -espero a ver tomado buenas fotos-
Regresamos a la casa y vamos directo de nuevo a la cama. Afuera esta tan frío que al sentir el calor de la cama me vuelvo a dormir de nuevo abrazada a Matías.
Me levanto cuando el sol se filtra tras la ventana.
Abro poco a poco los ojos y esta vez, Matías ya está despierto.
-Hola- aparta un par de cabellos que se me han quedado pegados a la cara -tu mamá pregunto por ti- dice con la cara un poco preocupada.
-Está bien- le digo para calmarlo -¿está en casa?-
-Me dijo que haría un voluntariado para ir a recoger basura en la playa. Pero dijo que regresaría para despedirse de nosotros-
No sé cómo mamá tiene fuerzas para ir a recoger basura con la resaca que debe tener. Este tipo de verdad que le gusta mucho.
-Bien. Iré a preparar el desayuno-
Matías hace que me recueste de nuevo en la cama con delicadeza.
-Voy hacerlo yo. Quédate en la cama. Este clima merece un desayuno en la cama-
No se lo rebató y vuelvo a colocar mi cabeza en la almohada.
Minutos después, Matías está de vuelta con una bandeja llena de tostadas con mantequilla, avena y jugó de naranja.
-Voy a extrañar que me consientas- digo en tono de broma, pero al final me sabe muy amargo. Matías sólo sonríe.
Luego del desayuno nos preparamos para partir de nuevo a la ciudad.
Mamá llega cerca de las tres de la tarde.
-Me encantaría que se quedarán- nos da un fuerte abrazo a ambos -pero debemos regresar de nuevo a la rutina- me da un enorme beso en la mejilla y me abraza de nuevo.
-Voy a subir las maletas al auto- dice Matías, dejándonos solas, a mí y mamá.
Las dos miramos a Matías mientras camina hacia al auto.
-Oye hija, sé que es difícil que tú y Matías estén juntos luego de haber dado a su bebé, pero ese chico te quiere, lo noto en sus ojos-
Suspiro con pesar, y me llevo las manos a la barriga, cuando siento que el bebé comienza a patear.
-Mamá, no ahora- le digo.
-Era sólo una observación- Matías camina de regreso a nuestro lado –Matías, cuida a mi niña en lo que falta del embarazo, los últimos meses son los más duros-
-Así será, no se preocupe Jessie- le dice Matías con convicción.
-Todo un caballero- dice mamá guiñándome un ojo -hasta pronto Matías. Y si no te vuelvo a ver, quiero que sepas que eres una buena y gran persona- le da un abrazo –cuídate-
Matías la abrazo, y puedo ver que sus ojos delatan melancolía.
Mamá me abraza de nuevo y luego nos marchamos.
Siento tristeza de dejar a mamá sola de nuevo. Pero como ella dijo, es tiempo de regresar a la rutina.
Llegamos de nuevo a la ciudad cerca de las siete de la noche. Mis constantes parada para ir al baño nos retrasaron, y también el tráfico interminables de la época navideña.
Llegamos a casa. Matías sube las maletas hasta el apartamento, y luego va donde el vecino que le cuido a Omega mientras nosotros estábamos fuera.
Miro alrededor, notando como el apartamento de Matías a cambian en estos meses que he vivido aquí. Aun no hay cuadros en las paredes, o fotos familiares, y las paredes siguen del mismo color neutral, pero sin embargo, parece mas colorido, más lleno de vida.
¿Se vera de la misma forma después de que me marche?
Escucho las pisadas de Omega sobre la cerámica del piso.
-¡Omega!- le digo con una enorme sonrisa.
Matías tiene que detenerlo para evitar que se me eche encima. Antes solía hacerlo, pero ahora con mi enorme barriga, no le es permitido.
-Yo también te extrañe peludo- le digo a Omega mientras el llena de besos mis manos.
Miro en dirección de Matías, y sus ojos, al igual que la noche de los fuegos artificiales, están llenos de adoración.
<<Yo también lo siento Matías, yo también. Pero recuerda el motivo porque el que estamos juntos>>
-Tengo que ir al baño, de nuevo- sonrió divertida y me marcho al baño.
Dentro del baño, tomo un par de respiros.
<<No lo hagas más duro para mi Matías, por favor>>
ESTÁS LEYENDO
El verde de tus ojos
RomanceJosie Lisboa nunca se imagino que su vida daría un giro de trecientos sesenta grados, la noche en la que decidió pasarse de copas con sus amigas. Al día siguiente, despierta completamente desnuda en los brazos de un desconocido. Josie deja atrás ese...