Capitulo 17

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Estoy a punto de cumplir el quinto mes de mi embarazo.

Mi barriga ha crecido más, al igual que mis senos. Emily no mentía cuando dijo que crecerían.

Ya que Emily no abrió este día la floristería, tengo mucho tiempo en mis manos.

Había traído unas plantas el día anterior para colocarlas en el balcón del apartamento. Pensaba ir a regarlas, pero antes vería mis correos para verificar si no me habían enviado nada acerca de alguna elaboración de tarjetas.

Al revisar no había ningún correo, pero me entretuve viendo las fotos que había tomada en el acuario. Luego organice los libros de Matías, colocándolos en orden de grosor y altura. Luego me doy un baño. Me preparo el almuerzo y me quedo dormida en el sillón. Cuando despierto ya son pasadas las cuatro de la tarde. Matías no tardará en venir.

Salgo al balcón hacer lo que tenía pensado hacer desde que me levanté, y me encuentro con una sorpresa.

-¡Omega!- lo reprendo cuando veo el desastre que ha hecho con las macetas que compre -¡niño malo! mírate. Estas todo lleno de tierra- Omega solo mueve la cola de un lado al otro -tienes suerte de que eres lindo. Ahora tendré que bañarte-

Le coloco su correa y lo llevo hasta el baño.

Gracias al cielo Matías tiene una tina.

Omega entra voluntario a la bañera. Al parecer le gusta que lo bañen.

-Niño bueno- le doy unas palmaditas en la cabeza.

Estaba comenzando a enjabonar a Omega, cuando escucho la puerta del apartamento abrirse.

-Hola Josie. Ya estoy en casa-

-Estoy en el baño Matías-

Lo escuchó caminar hasta el baño.

-¿Qué sucedió?- me pregunta divertido al ver a Omega en la bañera.

-Omega pensó que sería bonito jugar con mis macetas- hago un puchero, de esos que odio -las destrozo todas-

-Lo siento- Matías acomoda un pelo tras mi oreja en forma de consuelo -te compraré nuevas-

-No, está bien. Omega puede volver hacer lo mismo. Quizá comprare flores de sombra. La pondré adentro de la casa-

-Déjame ayudarte-

Matías se quita su camisa y se queda solamente con el centro.

Mis pechos parecen disfrutar la vista, porque se tensan en menos de un segundo.

Es culpa de mamá, y de las hormonas.

Matías se acerca y roza su brazo sobre el mío cuando toma el champú de Omega.

-Lo bueno es que a Omega le gustan los baños. No es complicado mantenerlo limpió-

-Aja- digo casi en un susurro.

Trato de posar mi vista en otra parte que no sean los brazos de Matías, pero no puedo evitar verlos moverse, flexionar, acariciar, tocar.

<< ¿Soy yo o el cuarto se puso muy caliente?>>

-¿Josie?- Matías me mira como esperando una respuesta.

¿Me estaba hablando?

-¿Qué?- espero que el rubor no se me note mucho.

-¿Qué tal tu día?- pregunta Matías casualmente.

-Ordene tus libros por orden de grosor y altura-

El verde de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora