Capitulo 28

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Había decido decirle a Matías mi decisión una semana después. Tenía preparada la cena para él, su favorita. Pasta boloñesa con pan de ajo.

Estaba colocando los manteles en la mesa cuando escuché la puerta abrirse.

-Hola Josie, estoy en casa-

Sí que extrañaría esto.

Matías me mira arreglando la mesa y sonríe al ver la cena.

-Decidí hacer algo especial-

Intento que mi tono de voz suene normal. Pero por dentro estoy que me muero.

-Todo se ve delicioso-

Le digo que vaya a cambiarse mientras terminó de arreglar la mesa.

Regresa con su camiseta de los Nets y un pantalón holgado.

Me gusta en su ropa de trabajo, pero me encantaba en su ropa de ocio.

-Siéntate-

Aunque quiero que este frente a mí, lo más alejado, él decide sentarse a la par mía.

Me habla de su día de trabajo, yo Le hablo de mi día en la casa. Vi toda la saga de los juegos del hambre y luego comencé a ver la de rápido y furioso, pero me quedé a medias. Debía hacer la cena y prepararme para lo que le diría a Matías.

-No sabía que te gustará rápido y furioso-

Podía verme delicada por fuera, pero mi amor por las películas de acción y suspenso, corría por mis venas. Prefería esas películas, a las comedias románticas.

-Te sorprendería mi gusto en películas. Amo las de Jason Bourne y también las de James Bond-

Matt Damon era mi actor favorito, y también mi delirio. Había algo en él que me hacía suspirar, cada que lo veía en escena.

-Eres una chica de películas de acción- dice Matías sorprendido.

-Lo soy. Me gustan las románticas, pero no tanto como las de acción-

-Podemos ver una si quieres. Nunca he visto las de Jason Bourne-

Levanta mi plato y lo lleva al fregadero.

Lo acompañó al fregadero y lo ayudó a lavar platos.

Mi corazón late rápido. El bebé está inquieto también. Debe sentir mis nervios.

-Pondré la película. ¿Quieres que baje a comprar helado?-

Lo detengo antes que diga algo más.

-Matías, quiero hablar de algo contigo-

Matías presiente que no es nada bueno, ya que la sonrisa en sus labios se desvanece, y su entrecejo se arruga, preocupado.

-Claro-

Vamos al sillón y nos sentamos.

Voy directo al grano, nunca he sido de esas mujeres que se van por la borda, y dan un monto de explicaciones antes de llegar al punto.

-Matías, ya estoy a punto de cumplir nueve meses, y pronto daré a la luz- él asiente y veo que traga duro -tú y yo...- tengo que tomar valor -tú y yo nos hemos acercado, no sólo íntimamente, sino también sentimentalmente, y si no es tu caso, está bien- Matías mira hacia abajo a sus manos -Matías yo tome una decisión, y pienso cumplirla. Voy a entregar a este bebé a la familia que hemos elegido-

-Yo también estoy de acuerdo- Matías levanta su mirada de sus manos.

-Lo se Matías. Pero al punto al que quiero llegar es que es mejor que nos distanciemos- miv voz se debilita. Matías me mira como si acabara de decir que Omega murió -tú y yo no podemos estar juntos- esta vez se quiebra mi voz y tengo que desviar la mirada de la de Matías -hay algo fuerte entre nosotros que no podemos ignorar. Vamos a tener un vínculo, que prácticamente desecharemos-

Matías no dice nada, y sigue mirando sus manos, su mandíbula se tensa.

Quiero abrazarlo, decirle lo mucho que lo quiero, pero no puedo.

Como podremos seguir estando juntos, cuando entregaremos al bebé alguien más. Será como desechar al bebé porque no estorba.

-¿Tú me quieres?- pregunta en un hilo de voz. No niego, pero tampoco lo acepto -Josie, tú y yo podemos...- me alejo de él antes que me toque.

-No Matías. No podemos-

Matías intenta decir algo, pero no sabe cómo. Abre y cierra la boca.

-Es como si el bebé fuera un estorbo en la nuestra relación. No quiero odiarme Matías, y no quiero culparte luego a ti. Esta historia comenzó con el bebé, y terminará con él-

Matías se levanta del sillón y camina de arriba abajo.

Me mareo de verlo ir y venir. Pero le doy su tiempo.

-Yo creo que sabes que me gustas- dice al fin -me enamoré de ti- eso hace que las lágrimas comiencen a fluir de mis ojos -al principio pensé que era porque no me sentía sólo. Pero mientras el tiempo pasaba, me di cuenta que me gustabas. Todo de ti. Tú forma de pensar, tu forma de actuar, tu calor, tus besos. Me enamoré-

No puedo evitar sollozar. Me muerdo el labio para evitar que me tiemble y hacer más ruido.

-Estoy enamorado de ti- dice esperanzado -y sabía que era muy posible que una vez el bebé naciera, tú te irías. Pensé que sería feliz. Pero no sabes cómo me siento por dentro- una sola lágrima cae de su ojo derecho -¿Me quieres?- me pregunta de nuevo.

Él también lo sabe. Las acciones hablan más fuerte que las palabras. Él quiere escucharlo sólo para confirmarlo. Pero no puedo.

-Supongo que me amo más a mí- mis voz es casi un susurro -porque no estoy dispuesta a renunciar a mi vida pasada- esta vez sí sollozo, sin detenerlo.

La mirada de Matías me rompe el corazón. Otra lágrima cae de su ojo derecho.

-Me tengo que ir-

Paso de largo de él y camino hasta el cuarto. Donde cierro la puerta con llave y me echo en la cama a llorar.

Sabía que sería difícil, pero no pensé que dolería. Y no literalmente, si no que físicamente.

-Perdón bebé- repito una y otra vez -lo siento, perdón, pero no puedo. Soy egoísta. Tu mamá es una egoísta-

Me lamentó un par de minutos más. Luego me levanto de la cama, limpio mis lágrimas y alistó mi ropa para marcharme. 

El verde de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora