No me duermo al instante, y paso un buen par de horas despierta. Escucho la respiración de Matías al dormir. Es de los hombres que no ronca, y agradezco mucho eso, ya que odio los ronquidos, la verdad es que odio el ruido fuerte en general. Siempre me pone tensa.
Tampoco se mueve, es un tipo tranquila al dormir, lo que me gustaría que no fuera así, ya he anhelado su toque desde que me acosté a dormir. Creo que es una de las razones de mi insomnio, el no poder tener el valor de decirle a Matías que quiero dormir abrazado a él.
El estar embarazada te hace ser una mujer co-dependiente, y siempre he odiado depender de alguien.
-Qué más da- digo para mí misma. Vale más mi sueño que mi orgullo.
Me volteó hacia Matías. Él duerme tan plácido que siento lástima de despertarlo.
-Matías- llamo a su nombre en un susurro –Matías-
Matías se levanta alertado y me mira preocupado.
-¿Sucedió algo?- me dice mirando de mi cara a mi estómago.
-No, no es nada grave- le aseguro -la verdad es que quiero pedirte un favor-
Lo miro para esperar su respuesta.
-Adelante, dime- dice con una sonrisa adormitada.
-Podemos...- pensé que sería fácil, pero siento que las palabras se me atoran en la garganta -crees que podríamos dormir, así como, juntos- mi voz se degrada hasta casi un susurro.
Él me mira extrañado, e intenta formar las palabras en su cabeza -No creo que se apropiado...-
Sé adónde se dirige con eso así que lo paró.
-No de tener relaciones- le aseguro con la mayor seriedad -Yo me refería a dormir de cucharita- mi voz se degrada de nuevo.
Él parece relajar las facciones de la cara y respira de nuevo.
No es que sea una mujer desagradable para que sienta tanto alivio de saber que no quiero sexo.
Me molesta un poco su reacción, pero lo escondo. Quiero dormir, y resulta que los necesito.
-Sí, podemos dormir juntos- me dice con una sonrisa amistosa.
-Gracias- no lo miro a los ojos, me siento apenada.
Me volteó a mi lado y espero a que él haga lo mismo. Tarda un rato en acercarse a mí. Coloca su brazo bajo mi cabeza y con la otra me abraza abajo del pecho, en donde mi barriga se comienza a formar.
-¿No sería mejor si dormimos en la misma colcha?- pregunto.
<<Bien Josie, deja de abusar de la amabilidad de Matías>>
-Sí, sería lo mejor- noto que habla con nerviosismo.
Para ser un tipo mayor, Matías me resulta muy tímido en cuanto a la intimidad.
Levanto la colcha para que él pueda entrar. Lo hace, y es igual de lento que la primera vez.
Siento el ruidoso repiqueteo de su corazón.
-Te late muy fuerte el corazón- una sonrisa involuntaria se dibuja en mis labios.
-Sí, lo sé, lo siento- dice él casi balbuceando.
-Yo también estoy nerviosa- admito.
Él no puede escuchar mi corazón, pero también late como si fuera a salirse de mi pecho.
-Buenas noches Matías- digo cerrando mi ojos, complacida con su calor.
-Buenas noches Josie-
Siento su aliente en mi cuello, y un delicioso escalofrió me recorre todo el cuerpo.
Me quedo dormida con los latidos del corazón de Matías de fondo.
Este fin de semana decido visitar a las chicas en la casa de Cecil. Su familia ha salido de paseo, y ya que ella tiene que asistir a los ensayos del recital de invierno, se ha quedado en casa, y me invitada a mí y Ana a pasar el rato.
Habíamos planeado tener un día de películas románticas de los ochenta. Nos habíamos decido comenzar por dieciséis candelas, una de las películas preferidas de Cecil.
-Wow, hoy si estás más grande Josie- me hace saber Ana, mientras lleva sus manos a mi estómago abultado.
-Ana, no le digas eso- le dice Cecil como una madre protectora -yo pienso que te ves adorable- me dice con una sonrisa
-Gracias Cecil. Te traje donas, sólo a ti-
Ana hace un puchero, e intenta tomar una dona de la caja, pero la hago a un lado para evitar que la tome
-Oye, sabes que me encantan las donas-
Junta sus manos, como disculpándose.
-Vamos Josie, sabes que siempre envidie tu cintura. Y sé que vas a recuperarla luego del embarazo. No sea mala y dame una dona- hace otro puchero.
Muevo la caja un par de veces más, hasta que cedo y dejó que tome una dona.
Preparamos palomitas de maíz con mantequilla. Cecil pone la primera película y las tres nos sentamos frente al televisor.
-¿Cómo está Matías?- pregunta Cecil.
<<Siendo un total caballero, el cual me resulta difícil no encontrar atractivo. Estas últimas semanas me había consentido tanto, que me sentía como la princesa de un castillo>>
-Bien, trabajando- digo simplemente, no queriendo dar más detalles, o las chicas se creía escenarios falsos en su cabeza.
-¿Saben ya el sexo del bebé?- pregunta Ana.
-No, aún es demasiado temprano para saber su sexo-
-¿Y pedirás que te lo digan?-
Solo elevo los hombros y niego con la cabeza
-No. Eso es algo que los padres quieren saber, y ya que yo no soy la madre del bebé, la verdad no me interesa-
Es la primera vez que Ana y Cecil me miran como si fuera una mujer odiosa. E intento no parecer afectada, porque sé que lo que he dicho no es agradable, pero es la verdad. No es mi bebé, es de otras personas. Yo solo lo estoy cargándolo por nueve meses, y luego mi trabajo terminara.
-Josie- me reprende Cecil -el bebé se resentirá contigo. Ellos sienten cuando no son queridos. Mi abuela me lo dijo. Ella fue enfermera del área de obstetricia durante quince años-
-Pero es la verdad, no es mi bebé- le digo a las chicas con convicción -prefiero no mentirle-
-Es un bebé Josie- esta vez Cecil no me lo dice como un regaño, más bien con pesar -no tiene la culpa, y sería bueno que amaras al bebé aunque no sea tuyo-
Intento no parece odiosa de nuevo, y le sonrió a Cecil amigablemente.
-Bien, bien. Prometo ser más amable-
Me llenó la boca de palomitas para evitar seguir con esta conversación.
Sé que este bebé no tiene la culpa de estar creciendo dentro de mi vientre. Fue culpa mía y de Matías por no utilizar protección. Y es probable que ya me odie hasta la médula, ya que durante todos estos meses lo odie con todo mí ser.
Pasa todo el resto del día con una sensación de culpa.
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El verde de tus ojos
RomansaJosie Lisboa nunca se imagino que su vida daría un giro de trecientos sesenta grados, la noche en la que decidió pasarse de copas con sus amigas. Al día siguiente, despierta completamente desnuda en los brazos de un desconocido. Josie deja atrás ese...