Ya estoy en mi séptimo mes, y sin duda los últimos son los peores.
Me quejo por todo, por mis pies hinchados, mi espalda y las náuseas. Un día me levanta a las tres de la mañana y le dije a Matías que quería ir a comer pancakes. Matías hacia todo lo que yo le dijera, sin reprochar. Trataba de mantener mis antojos a raya, y mis quejas también, pero me estaba resultado difícil. Para compensar mi mal comportamiento, siempre deja que Matías, todos los días al regresar de su trabajo, recostara su cabeza sobre mi regazo, mientras yo la masajeaba.
Nos habíamos unido mucho más. Deje que durmiera de nuevo conmigo. Aunque ya no nos volvimos a besar, y mucho menos tener intimida.
Dedicaba mi tiempo el elaborar invitaciones para eventos. Ya no ayudaba a Emily en la floristería, ya que mi enorme barriga no me permitía pasar mucho tiempo de pie.
Era fin de semana. Matías y yo nos habíamos dedicado a ver las películas de la saga de Matrix. Las películas preferidas de Matías.
-Estoy enorme- le dije a Matías, sal salir del baño.
Vi mi reflejo sobre las puertas corredizas del baño, y me di cuenta que mi barriga estaba enorme, inmensa.
-Enormemente hermosa- me dijo Matías con una enorme sonrisa.
Aun toda empurrada, regreso al lado de Matías.
-¿Ya no has sentido nauseas?- me pregunta Matías, mientras me masaje la espalda. Este mes comenzó a dolerme mucho.
Cierro los ojos, y dejo que las manos suaves de Matías, alivie el dolor.
-Ya no. Creo que fue el olor de carne asada de afuera- hago un mueca de asco –no creo poder volver a comer carne como antes. Siempre pensare en lo mucho que mi disgusto-
El teléfono fijo del apartamento de Matías comienza a sonar.
Me masaje la espalda con una mano, y con la otra contesta la llamada.
-Oh...hola- la voz de Matías se pone débil. Abro mis ojos y lo miro. Parece estar afligido.
-Si, yo...- la voz se le corta, y tiene que aclarase la garganta para seguir -voy a estar allí-
Deja de hacer masajes en la espalda, y pone de pie, mientras remueve su cabello con nerviosismo.
-Lo antes posible, saldré de casa en estos momentos- cuelga la llamada.
-¿Sucedió algo Matías?- me pongo en pie, y voy a su lado, mientras subo y baja mis manos por su espalda.
Matías intenta decirlo lo que sucede, pero parece ser que se lo corta la voz. Sus ojos se cristalizan.
-Está bien- le hago saber, mientras lo abrazo. Tengo que ponerme de puntitas para poder alcanzar sus hombros. El baja hasta estar a mi estatura, y me abraza.
Nos mantenemos así, mientras siento como el cuerpo de Matías tiembla por los sollozos en su garganta.
Se parte el corazón al escucharlo llorar. Y creo saber porque llora.
-Mi papá- dice luego de calmarse un poco –mi papá murió Josie- lo abrazo más fuerte.
-Lo siento mucho Matías- le doy un beso en la mejilla, y lo abrazo fuerte, queriendo hacerle saber que estoy aquí para él.
-¿Debes ir a casa?-
Matías asiente, aun abrazado a mí.
Hago que se siente en el sillón. Llevo mis manos a su rostro, y le limpio las lágrimas.
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El verde de tus ojos
Storie d'amoreJosie Lisboa nunca se imagino que su vida daría un giro de trecientos sesenta grados, la noche en la que decidió pasarse de copas con sus amigas. Al día siguiente, despierta completamente desnuda en los brazos de un desconocido. Josie deja atrás ese...