Capitulo 35: Rumi

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Rindou y Ran me llevaron de compras para escoger ropa que me hiciera sentir cómoda durante lo que restaba en el embarazo.

Estábamos a principios de abril y aún se sentía lo fresco que había dejado el invierno pero casi todo lo que compré fueron vestidos y un par de jeans con elástico para cuando estuviera haciendo más frío.

Los siguientes meses que seguían serían muy atareados, tenía que mandar a traer casi todas nuestras cosas de Corea, los Haitani dijeron que se encargarían de los gastos y también querían comprarle un departamento a los niños cerca de donde ellos viven para poder estar lo más que pudieran con sus hijos.

También estaba la cuestión de la escuela de Ronin, los colegios privados no me convencían del todo se me hacían demasiado exigentes para unos niños y lo menos que quería era agobiar a mi hijo con tareas innecesarias.

Escogería una escuela pública o tal vez alguna privada que tuviera estilo Montessori para permitirle a mi hijo desarrollarse en las actividades que más le gustasen y no en la que los obligaran.

No tenía suerte buscando un empleo nuevo, mandé cientos de solicitudes y no había respuesta de ninguna y vivir del dinero de mis hijos no va a ser una opción.

A diario me mandaban flores, dulces y regalos, siempre con una dedicatoria y con intención de que regresara con ellos, ya ni si quiera me pedían que eligiera entre uno y el otro, querían que estuviéramos como antes, en una relación de tres.

Llevaría a Ronin a dar un paseo por la ciudad, hace mucho que no salimos los dos solos y no quiero que sienta que lo estoy dejando de lado por su nuevo hermano.

Habíamos parado en un parque con juegos y dejé que Ron se fuera con un grupo de niños a jugar en la casa de madera.

-¿Qué haces aquí sola?

-¿Qué ya no puedo salir con mi hijo, Rindou?

Rin tomó asiento a mi lado y pasó su mano detrás de mí hombro.

-¿Te gustaron las flores?

-¿Cuál de todas? recibí dos ramos esta mañana.

-Las moradas son las mía Nat, para que te recuerden a mis ojos.

-Creí que esas eran las de Ran- aún disfrutó mucho molestandolo.

-¡Papá Rin!- en cuanto mi hijo lo vio corrió directo a él.

-Ron... él no es tu papá.

-Si lo soy, ¿te has portado bien Ron?

-¡Siiii! Siempre junto mis juguetes y como mis verduras.

¿Y ahora que clase de manipulación es esta?

-Ese es mi niño.

Después del parque Rindou nos acompañó al departamento, todo el camino fue tomado de la mano con Ron y escuchaba todas las travesuras que le contaba.

Su bebé si que despertó el instinto paternal que tenía por ahí.

Su bebé si que despertó el instinto paternal que tenía por ahí

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