Sábado 19 de marzo
Dos horas antes del secuestro
Zed
— ¿Se está moviendo?
—No, creo que no, espera, si...—comentó asombrada —Un poco.
—Oye, tú, princesa del tío, muévete...—pedí en un susurro cerca al estómago de Brooklyn.
Ella solo rió y negó con la cabeza, arrodillado en el suelo hice un puchero. Por alguna razón, ella no se movía, al menos no tanto como cuando estaba con su papá.
Ahora que pensaba en Samuel ¿Qué estaría haciendo este idiota? Solo me había llamado indicándome que viniera a su casa para cuidar de Brooklyn, no especificó nada... como siempre.
Solo ordenaba y no daba explicaciones.
—Que idiota...—susurré inconscientemente.
— ¿Que? —la sonrisa de Brooklyn me trajo de regreso.
La miré confundido.
¿Por qué esta bella y adorable mujer que tenía frente a mí no le resultaba suficiente a Samuel?
—No, nada —negué con la cabeza.
No, la verdadera pregunta era ¿Cuánto más estaría dispuesta ella a aguantar la indiferencia camuflada de Samuel? Ahora que lo pensaba el que no era suficiente era él. No la merecía.
— ¿Piensas en Sam? —curioseó echando su cabeza para atrás, cayendo sobre el cabezal del sofá negro.
—Un poco...—repetí su posición, sentándome a su lado y recostando mi cabeza.
Silencio.
— ¿Ves esas estrellas negras pintadas en el techo? —preguntó levantando su mano para señalar.
Seguí su dedo, cayendo en el techo, en la pared blanca que era corrompida por un tipo de constelaciones, eran pequeñas estrellas negras pintadas a mano.
—Son muy bonitas...—comenté.
—Las pintó Sam para mí —la miré de lado, sorprendido, recibiendo una sonrisa de su parte —Si, Sam pintó unas estrellas para mí en el techo de nuestra casa.
— ¿Cómo...?
No, lo sorprendente no era que Sam había hecho un dibujo sino que el Don "Quiero matar al mundo", le temía a las alturas, entonces ¿Cómo pudo subirse hasta esa altura?
—Sé que me quiere —comenzó a hablar sin mirarme —Si en el pasado dejó un miedo por cumplir un tonto capricho mío ¿Por qué sería diferente ahora?
—Porque ahora no es un capricho, es algo serio, tú y mi sobrina son algo serio...—respondí —Y ya no es un "miedo" lo que tiene que dejar Sam, sino una venganza.
—Sabes, amar es duro...
—No debería ser así.
—No, claro que no, pero lo es, amar es duro porque nada es perfecto en este mundo y lamentablemente los momentos felices solo son eso, momentos pero...—Brooklyn giró su cabeza para mirarme fijamente —Se trata de intentarlo, sé que él lo intenta.
— ¿Tanto lo amas que estarías junto a él incluso si se equivoca?
Ella levantó su mano y en esta, trató de relucir su anillo.
—Es mi esposo, se supone que es hasta que la muerte nos separe.
—Hasta que mueran o muera uno.
—Para nosotros no fue algo tan literal como la muerte —contó sorprendiéndome una vez más.
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Prohibido Odiar a Dulce ©
Teen FictionSaga: Prohibido Libro 3 Una vida llena de mentiras, engaño y dolor. Esa fue la vida de Dulce, al menos por un tiempo, hasta que llegó Damon, el chico que hizo de tormenta en su vida poniendo su mundo de cabeza, llevándose todo incluyendo su corazón...