38| Ahora ¿Quien es Dante?

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Ada

5 de junio

—Becca.

—Mmh.

Su respuesta fue muy vaga, lo que me decía que aún estaba durmiendo.

Bajé las piernas de la pared y me paré del suelo, miré por la ventana por un segundo, hoy hacia un bonito día, el sol empezaba a asomarse desde las montañas y no hacia tanto frio como de costumbre.

—Quiero ver al bebé. —susurre lanzándome a su lado.

Ella odiaba que lo hiciera, en realidad, por lo que iba conociendo de Rebecca, ella odiaba que invadieran su espacio personal sin permiso, era algo desconfiada pero cuando la agarrabas en un buen momento, podías platicar libremente, sin miedo a sentirte juzgada.

Ella simplemente escuchaba.

—No te dejaran verla.

— ¿Porque? Yo soy la tía.

Bueno, eso no era verdad, en realidad, era la hermana de quien si podría llamarse tío de la bebe, aunque ni tanto. Damon no era hermano de Samuel pero si él estuviera aquí, sabía que no podría alejarse de la bebe de Brook.

A Damon le gustaba cuidar de los bebes.

Creo que eso lo había heredado de papá, aunque recordaba cosas relevantes, había un pequeño recuerdo que siempre rondaba por mi cabeza.

Papá cargándome a mí en sus brazos, adulando mi bonito cabello mientras que a su vez, cargaba a Damon en su espalda.

"—Mis hijos son tan hermosos.

—Yo más. —dije entre risas.

—Que dices, papá dile que yo soy más guapo.

Damon comenzaba a hacer sus característicos pucheros, sabía que papá no podía resistirse a ello, no cuando su pequeño hijo hacia unos tiernos pucheros que le marcaban una pequeña línea entre sus cejas y sus cachetes comenzaba a tornarse de color rojo.

—Sí, claro, Damon es el niño más lindo del mundo y tú, mi niña, eres la más bonita del universo ¿Esta bien así?

—Sí. —chillé de alegría apegándome mas al pecho de papá. —Aprende.

Y con esa sacada de lengua, Damon solo se encogió de hombros mientras susurraba.

—Mi primera novia será más bonita.

—Que.

—Sí y nadie será más bonita que ella.

—PAPAA..."

Y en eso se basó nuestra tarde en familia con papá, él trataba de evitar que yo llorara por las mínimas provocaciones tontas de mi hermano, quien en el fondo al igual que yo, disfrutaba de ver a papá nervioso por complacer a sus dos pequeños hijos.

—Aún si eres su tía, no creo que el bebé esté en circunstancias de ser paseada por estos pasillos.

—Pero si ya tiene más de una semana de nacida.

—Se paciente. —susurró entre sueño. —Ya la veremos.

—Está bien. —suspiré con pesadez. — ¿Y qué haremos con Dulce?

— ¿A qué te refieres?

— ¿No crees que deberíamos acercarnos a ella?

Becca levantó su cabeza por debajo de su almohada para mirarme confundida.

Prohibido Odiar a Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora