25 de agosto
Damián
"Si ella no aparece, eso solo podrá significar una cosa, y mi mente no dejaba de repetirse aquello.
No sabía que tan real podía ser esto pero aun si había una pequeña posibilidad, quería intentarlo. Quería que ella me viera, que supiera que salí a verla, solo a ella, aun sabiendo que no me elegiría y que ya no confiaba en mí, yo solo esperaba verla.
Pero eso no pasó.
Cuando llegué a la puerta del centro de rehabilitación, no había nadie. Fue en ese momento que me cuestioné todo, quizá ella ya se había enterado de todas mis mentiras y no quería verme más. Ya pronto se haría un año desde que la secuestraron.
Pero sobre todo, lo que me causaba mayor angustia era saber que a pesar de todo, ella continuaría con su venganza."
— ¿Que se supone que haces?
Giré de prisa, sorprendido por su presencia, regando a la vez toda el agua frente a sus pies.
—Así solo vas a lograr ahogar a esa pobre plantita. —se quejó quitándome de encima el recipiente con el que le estaba vertiendo agua a la planta que había comprado recientemente.
—Lo siento. —solté instintivamente, mientras caminaba agotado hacia el sofá.
— ¿En qué piensas? —preguntó Lucas, dejando a la plantita tranquila para poder sentarse a mi lado.
—En quien más. —respondí bajo, dejándome caer en el sofá.
—Eres mucho más persistente de lo que creí.
— ¿Eso es bueno?
—Con esto, no lo creo. —soltó mientras reía, tratando de animarme.
— ¿Qué crees que pasará cuando ella regrese?
—Si es que quiere hacerlo. —corrigió, para luego dejar de verme y echarse en el respaldar del sofá. —Si pasa eso, probablemente quiera hablar contigo, con todos nosotros, probablemente nos golpee, nos grite, llore, quizá lloremos pero al final del día, nos encontraremos comiendo y hablando mierda de los malos tiempos, porque de algo estoy seguro, ella no regresará hasta saldar sus cuentas.
—Esto es una mierda. —suspiré echándome hacia atrás también. —Estoy cansado de quedarme en casa, de no poder ir a buscarla. Dulce puede estar a la vuelta de la esquina y yo estoy aquí, sentado contigo.
—Ah, pues gracias por lo que me toca.
Reí un poco.
—No me refería a eso, Lucas.
—Entiendo, entiendo. —levantó las manos haciendo un puchero mientras se ponía de pie.
Su rehabilitación lo había regresado a la vida, al menos a su cuerpo. Este periodo había sido decisivo para él y para todos a su alrededor, ver su mejoría constante fue un completo alivio para todos.
Incluso para Becca que había realizado una segunda llamada asegurando que se encontraba bien pero que aún no podía regresar. Poco a poco el tiempo pasaba y la vida se encargaba de traernos las noticias más reales de las consecuencias de las acciones de otros y de nosotros mismos.
Con respecto a las victimas rescatadas, Brooklyn aún se encontraba distanciada de Sam, quien aunque aseguraba que cambiaria y se esforzaba por demostrárselo, no lograba por completo su perdón, por otro lado tener a su pequeña hija creciendo cada día mas con el pasar de los días era una oportunidad para la unión de ellos, solo faltaba que se dieran cuenta.
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Prohibido Odiar a Dulce ©
Teen FictionSaga: Prohibido Libro 3 Una vida llena de mentiras, engaño y dolor. Esa fue la vida de Dulce, al menos por un tiempo, hasta que llegó Damon, el chico que hizo de tormenta en su vida poniendo su mundo de cabeza, llevándose todo incluyendo su corazón...