44| Sin rencores

266 36 2
                                    

Damián

4 de julio

Pasaron dos días desde que la bebe de Brook regresó.

Su nombre fue un misterio para nosotros, no nos habíamos vuelto a acercar a Sam ni a Brook, creíamos que darle un tiempo para que puedan arreglar sus problemas personales era importante, ahora que su familia estaba junta debían tomar decisiones fundamentales.

— ¿En qué piensas?

Las palabras de Lucas que llegaron como un susurro cómplice me hicieron despertar.

Le sonreí mientras lo veía sostenerse a las barandas a sus extremos, él había estado tomando su rehabilitación casi desde el segundo día que despertó, no quiso quedarse en cama en ningún momento, argumentando que ya había dormido por medio año, se sentía como un oso despertando de su hibernación.

—En que si no acabas tu segunda vuelta, Adán no te dejará ver a Jamoncito. —respondí mientras reía muy bajo, tanto para que no nos escuchara Adán , que se encontraba en el otro extremo.

—Eso no me preocupa, desde que Eleonor se enteró que desperté me informa constantemente sobre la salud de su hijo, de su nieto, incluso de ti.

—Ah, mira tú...—dije sorprendido.

—Si. —sonrió de oreja a oreja. —A veces echamos chisme, otras, rajamos de ustedes.

— ¿Que?

—So, como decía, creo que debería seguir caminando, ahí viene el de la mirada de tiburón.

Quise preguntar a quien se refería pero la llegada de Adán a mi lado, me respondió aquella duda.

— ¿Por qué distraes tanto a Lucas? —me reclamó apenas llegando.

— ¿Ahora no puede hablar?

—Debe concentrarse únicamente en su recuperación.

—Eso no dices cuando se queda hablando contigo.

—Mis charlas son productivas. —se excusó.

—Ay aja. —rodee los ojos, cruzándome de brazos, hasta que recordé algo muy importante. —Adán ¿Ella se volvió a comunicar?

Él me miró algo sorprendido pero sobre todo ansioso, miró a nuestro alrededor y cuando confirmó que el instructor estaba a una distancia considerable con Lucas, se acercó a hablarme de una manera cómplice.

—Nada.

— ¿Ni una llamada?

—Nop, sabes cómo es ella, cuando está enfocada en algo, no pierde de vista su objetivo, ya regresara. —trató de convencerse a sí mismo. —Ella estará bien.

—Si. —palmee su espalda con suavidad. —Regresará pronto, lo sé.

Becca nos había sorprendido con una llamada el día de ayer.

Recuerdo haber entrado en trance al escucharla después de tanto tiempo, que si no fuera por su grito y un código que teníamos nosotros para confirmar nuestras identidades, no me la creía.

Ella mencionó que estaba bien, lo cual fue un alivio para Adán y Rafael, que de manera oportuna se encontraban conmigo en la oficina cuando recibí aquella llamada, luego de las quejas que le aventó su hermano de sobre porque no le llamó a él primero, Becca siguió informándonos de la situación.

Nos confirmó la información que nos había dado Ada, asegurando que esas dos bases de datos serian un arma importante para usar contra el mismísimo Eduardo y que su tarea seria encontrar por lo menos una de ellas y que no regresaría hasta hacerlo.

Prohibido Odiar a Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora