31 de mayo
Damián
Habían pasado dos días desde que hospitalizaron a Brook.
Aunque había recibido la atención medica básica aquel día que la encontramos, su estado era grave. No solo por el hecho de que fuera abandonada poco tiempo después de haber dado a luz sino que, según los médicos, por cómo fue encontrada, ella había pasado al menos medio día desamparada y expuesta en esa casa abandonada.
Medio día el cual fue aprovechado por esos malditos para huir. Porque estaba claro que la habían utilizado para retrasarnos más de lo que estaba planeado.
—La habían dejado a morir.
Asentí.
—La utilizaron. —comencé a hablar y por primera vez desde que empezó la reunión, levanté la vista.
Al parecer todos esperaban mis palabras, sabía que querían respuestas pero yo no podía dárselas, al menos no todas.
— ¿Qué es lo que crees, Damián? —habló Agustín desde el otro extremo de la mesa. Su expresión era seria pero se notaba mucho más tranquilo, a cómo reaccionó cuando vio a su hija al borde de la muerte, este hombre aparentaba guardar la compostura esta vez. —Dime.
—Creo que utilizaron a Brooklyn para escapar. —hice una pausa, tratando de buscar las palabras adecuadas para decirlo pero simplemente no las encontré. —Les daba igual si ella moría o no, simplemente querían ganar más tiempo del que ya tenían cuando se fueron.
—Nosotros buscamos por toda la zona, alguna huella o rastro de ellos, tenemos entendido que no pudieron ser unos cuantos seguidores, debían ser muchos por lo que debieron utilizar autos. —comenzó a hablar Javier pero fue interrumpido por Adán.
—Pero eso no nos sirvió para nada, la nieve no tardó en tapar toda huella, además por lo que dijo el doctor de Brooklyn, ella tenía pulmonía cuando la encontraron, pudo pillarla por el choque de temperatura ya que cuando revisamos los laberintos, estos tenían aire acondicionado, la temperatura estaba regulada.
—Exactamente, todo estaba controlado. —afirmé. —Los laberintos habían sido abandonados en su totalidad, no había ni una sola persona dentro y aunque dejaron todas las cosas, no encontramos nada de utilidad.
— ¿Encontraron las celdas? —preguntó Agustín colocando una mano sobre su frente con pesar. —Donde tenían a mi hija.
Hubo un silencio.
No solo donde tuvieron a su hija, sino a las demás.
—Sí, encontramos habitaciones, las encontramos todas, había incluso un invernadero adaptado en el subterráneo, sin duda ellos habían vivido por esos pasadizos por al menos un año, conocían todo el lugar y supieron como escapar a tiempo y sin ser vistos.
—Por eso lograron ocultarse tan bien por tanto tiempo. —comenzó a hablar mi papá. —Tener su escondite bajo tierra les aseguraba no ser vistos y el estar ubicados en medio de un gran bosque les beneficiaba por completo. —suspiró rendido. —Pero al menos ahora los tenemos más acorralados.
—Rafael tiene razón. —asentí con confianza. —Eduardo ya no tiene más que dos bases para esconderse como la rata que es, se queda sin escondites y pronto tendrá que sacar la cabeza, es cuando aprovecharemos para atraparlo.
— ¿Y su mano derecha? ¿Qué saben de él?
—Tenemos entendido que le es fiel y que ha convivido con él desde hace mucho tiempo, podemos asegurar incluso que desde era un niño, los prisioneros solo pudieron soltar que era un hombre joven y que era más inteligente de lo que nosotros creemos.
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Prohibido Odiar a Dulce ©
Teen FictionSaga: Prohibido Libro 3 Una vida llena de mentiras, engaño y dolor. Esa fue la vida de Dulce, al menos por un tiempo, hasta que llegó Damon, el chico que hizo de tormenta en su vida poniendo su mundo de cabeza, llevándose todo incluyendo su corazón...