Anónimo
— ¡¿Que se supone que estás haciendo?!
Escuchar su grito mientras tiraba la puerta y entraba a la habitación agitado me indicó que al parecer él estaba viendo la misma transmisión que yo.
Claro que la presentación de esos dos hermanos había impactado al público entero. Incluso a mí, jamás creí que ella llegaría a arriesgarse tanto por solo tener unos minutos con su hermano. Creo que estar más de 10 años separados no había sido en vano, al menos no para ellos.
Al fin parte de la familia Vans se había reunido y ya no faltaba nada para que pronto este completa.
—Observo.
Respondí indiferente.
En la pantalla frente a mí, se seguían sumando las personas con cámaras que amenazaban con abalanzarse sobre los invitados de la noche. La gente avanzaba emocionada y el público a las afueras de esa mansión se sumaba en grandes cantidades.
Quien creería que este año la noche de presentación para los candidatos a la presidencia de Red Desert sería todo un alboroto. Yo lo creía, lo esperaba pero sinceramente no creí que las sorpresas que se vendrían serían tan grandes. Era como si la gente se hubiera puesto de acuerdo para armar todo un caos.
Me pregunto si estaríamos a tiempo de unirnos.
— ¿Aún no quieres regresar no es cierto? No tienes pensado hacerlo porque ella no está ahí. —mencionó con cierto tono de molestia, claro que le urgía que regresara.
A todos les encantaría que lo hiciera y no necesariamente iban a recibirme con los brazos abiertos, lo sabía muy bien.
—Tienes razón, aun no es tiempo, ella no está ahí. —mencioné sin interés en un tono que quizá pudo parecerle molesto. —Sabes que no podemos proceder si no tenemos al menos la certeza de que estará cerca, de que ellos lo estén.
Tratar de persuadir a este muchacho era como intentar mentirle a ella, después de todo eran familia, su terquedad estaba en sus venas, lo cual me agradaba pero a veces, llegaba a irritarme, no sabía que tanto podría confiar en él pero sabía que compartíamos intereses.
Queríamos encontrarla.
— ¿No tendrías que estar tú en esa dichosa fiesta? —preguntó impaciente mientras caminaba de un lado a otro dentro de la habitación.
Negué con la cabeza mientras me hundía en el sofá en el que me encontraba sentado mientras observaba aquel televisor que mostraba a la gente entrar y salir del lugar. Este año si se habían esforzado por realizar las campañas a lo grande.
Esta situación era algo agobiante, años atrás no me habría importado asistir a este tipo de celebraciones, sino fuera por mi madre o mi familia pero ahora sentía el impulso de presentarme en ese lugar y acabar con todo.
—Debemos ser pacientes, las mejores cosas llegan tarde. —traté de justificarme intentado bromear lo cual no pareció alegrarle mucho.
—Esta situación es una mierda ¿Lo sabes, no? —Se tocó el cabello frustrado —Ella, mi familia debe estar sufriendo allá afuera y yo teniendo la posibilidad de entregarte, no lo hago, no sé en qué estoy pensando.
—Sabes que haces lo correcto, si me entregaras, no solucionarían nada conmigo encerrado, todos quieren mi verdad pero no pienso decirles más que mentiras.
—Claro, quieren conversar contigo, con un par de cuchillos o una pistola eléctrica quizá, no lo sé, quizá hasta te den a elegir tu método de tortura. —soltó con sarcasmo.
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Prohibido Odiar a Dulce ©
Teen FictionSaga: Prohibido Libro 3 Una vida llena de mentiras, engaño y dolor. Esa fue la vida de Dulce, al menos por un tiempo, hasta que llegó Damon, el chico que hizo de tormenta en su vida poniendo su mundo de cabeza, llevándose todo incluyendo su corazón...