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En el mundo entero y a través de los años el ser humano se ha indagado que es la felicidad, muchos piensan que es algo en específico, sin embargo me he percatado de que es un estatus psicológico relativo en torno a cada quien. Para mí es más que sencillo, pido que mi propio mundo no se vuelva a dañar. ¿Qué es eso de andar amargado sin motivo?, solo sonrío e ignoro a quien se lo merece, eso duele más que si gastas tu tiempo en insultos.
Pero como la noche de hoy es el concepto perfecto de felicidad opté por un vestido carmesí, de finos tirantes, espalda descubierta hasta el inicio de mis caderas, ajustado a mis curvas y zapatos de tacón del mismo color, cabello suelto y mis ondas cubren parte de mi espalda, labial rojo mate que contrasta a la perfección con lo blanco de mi piel.
Vacilo mi imagen una vez más en el espejo, recojo el bolso con todo lo que lleva dentro y me voy.
Presiento que esta noche será especial, es que hace tanto que no salgo de fiesta con mis amigas que ya lo noto raro. Prometimos nunca repetir el mismo lugar a menos que todas estemos de acuerdo y que sea extremadamente entretenido, por lo cual siempre llevamos nuevas propuestas, no me preocupe por buscar la mía, Aytana siempre está actualizada con los últimos lugares abiertos. Siempre supe que los latinos tenían espíritu de fiesta, pero los cubanos han sobrepasado mis expectativas, toda la familia de mi amiga y ella podrían ir de farra todas las noches que no se cansarían, admiro su entusiasmo.
Las calles están a reventar de autos y de personas caminado, el apartamento de mis amigas queda a media hora del mio, así que no tardo en llegar. El portero ya me conoce, por lo que subo sin ser anunciada, toco dos veces y en cuestión de segundos Esther abre la puerta, sigue igual que siempre, un poco más delgada, su melena champán esta más larga pero sigue igual de atractiva.

—Te hemos extrañado tanto —se avalancha a abrazarme.

Cierro la puerta y le devuelvo el abrazo sintiéndome como dos o tres años atrás cuando en cada borrachera terminábamos durmiendo todas juntas, incluso el resto de la residencia pensaba que hacíamos una orgía cuando estábamos ebrias, pero no, nunca llegamos a ese extremo.

—Te ves fantástica, como siempre —me habla mirándome de pies a cabeza.

—Tu también.

Esther está sin zapatos, con medio lado de la cara maquillado y en pijama, ellas siempre están de últimas.

—¿Qué hacen así? Pensé que ya estarían listas para irnos.

—Por dios Olivia, relájate, ¡todo no puede ser mirando el reloj! —grita Aytana desde el dormitorio.

Resoplo, siempre dice que soy una esquemática, estricta, pero me gusta que las cosas salgan bien a mi manera. Entro al dormitorio y Aytana termina de cerrar su vestido verde olivo, el moreno de la piel la hace lucir como toda una caribeña y sus rizos cortos le dan mucha personalidad.

—Oli —abre los brazos para abrazarme —¿Cómo estas?

—Muy bien y ustedes.

—Fenomenal, deja que te contemos.

—Comienza —la animo.

Toma asiento en la cama colocando sus zapatos, mientras Esther termina de maquillarse

—Estamos en un proyecto.

—¿De qué?

—Nos han propuesto trabajar para una editorial.

—¡Felicidades, eso es fantástico!

—Sí y tendríamos un contrato por tres años con posibilidades increíbles, es en Reino Unido.

—Oh, pero si eso es mejor aún, ¿y qué pasa? Europa las espera.

—No sabemos que hacer —habla la pelirroja.

Euforia +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora