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Cinco años atrás:

Desde que me enteré que estaba embaraza hay una preocupación constante por parte de mis familia, Ihnoa y Cahil, es normal ya que es un embarazo de riesgo pero trato de hace mi vida de la forma más normal posible.
Tuve que convencer a cada uno de que me dejaran hacer este viaje a Barcelona para una conferencia de la universidad. Sé que no es de las mejores ideas llevar a cabo este tipo de cargas cuando eres tan joven pero mi síndrome no me permite quedar en estado con facilidad, así que esto es prácticamente un milagro, por lo que hemos decidido aprovechar esta oportunidad.

Mis padres se han ido de viaje y mi hermano Gonzalo está con mis abuelos en Córdoba, así que Ihnoa es quien se encuentra en casa. Sí, mi mejor amiga vive conmigo, o bueno, lo hará por un tiempo, ha tenido grandes problemas y discusiones con respecto a dinero con su madre y a lo mucho que tienen que invertir en sus clases de baile, así que se largó y rechazó todo tipo de ayuda por su parte. Soy consciente de que la forma en la que se gana el dinero no es nada buena, millones de veces le advertí que no lo hiciera pero Cahil le dio esa opción, la cual ella aceptó sin condiciones con tal de financiar sus gastos. Conozco a Inoha hace años, desde que eramos niñas y siempre hemos sido mejores amigas, somos muy distintas, tanto física como emocionalmente, ella es de piel muy blanca, con rizos color caoba y ojos marrones, es algo más alta que yo, con figura de bailarina y piernas firmes, sin embargo soy algo distinta, más baja, de ojos claros, cabello corto y poco ondeado. Con respecto a su carácter es una chica muy liberal y rebelde, no le gusta seguir las reglas y hace todo tipo de ilegalidades que aunque no le aportan nada bueno a su día a día, lo disfruta viviendo al límite.

Cahil y yo somos novios hace unos tres años y viene de Turquía, pero se ha instalado en Madrid con sus padres; es de piel trigueña y con esos rasgos mediorientales que lo hacen ser muy atractivo, es alto y musculoso, de cabello castaño oscuro y ojos grises casi negros, pero se logra notar la diferencia si me fijo bien en su iris. Nos conocimos en la preparatoria y mientras él ya estaba listo para abandonar la escuela yo apenas empezaba, pero vivimos muy cerca, sobretodo porque en mi vecindario somos muy unidos y corren los comentarios deprisa cada vez que llega algún vecino nuevo. Es cariñoso y atento, pero continúa siendo prepotente y tóxico como al principio, sí, es el tipo de noviazgo en el que uno de los dos debe adaptarse al otro y en este caso he sido yo, lo quiero y he tenido que soportar millones de contratiempos con respecto a su familia, religión y forma de ser tan machista, pero con los meses todos estos problemas han quedado de lado y ahora es mucho mejor con un bebé en camino. Está más feliz que de costumbre, me llena de besos todas las mañanas y me mima todo el rato, es algo romántico pero a su manera. No obstante algo que jamás me ha gustado de él es la forma en la que se gana el dinero con el que vive y el hecho de que ha involucrado a Ihnoa en eso como ya dije, se dedica al tráfico de armas de forma mayorista, sí, un chico de veintidós años se encarga del traslado de arsenal de Madrid a Antalya y viceversa, sin embargo mi amiga lo hace de una forma menos alentadora, se encarga de llevar cargamentos a diferentes zonas del país, algo así como la mensajería, pero no deja de ser enormemente peligroso. Trato con todas mis fuerzas de no pensarlo, no preguntar. Se diría que somos tres amigos inseparables aunque ahora Ihnoa y Cahil no se llevan muy bien, desconozco el por qué, supongo que debe ser por ese tema del que prefiero no profundizar y hacer como que el dinero aparece del aire.

Estar en estado de gestación es algo complicado para mí, tengo miedo todo el tiempo de hacer un mal gesto o darme algún golpe y perderlo, tengo leves dolores que sé que no son normales por lo que debo hacer reposo si quiero que todo fluya de buena manera. Ya recibí mi conferencia y aunque tenía planeado estar un día más para hacer un tour por Barcelona he decidido regresar a Madrid en un vuelo a altas horas de la noche. Tanto tiempo de viaje me ha hecho replantearme demasiadas tonterías de mi día a día.
El taxi me deja en la puerta de casa y entro a darle la sorpresa a mi amiga de mi llegada, ella odia que haga eso, siempre le gusta que avise. Creo que Cahil no está hoy aquí, tenía cosas que hacer con su trabajo y dijo que esperaría a que yo regresara para volver a pasar cada noche conmigo. Abro la puerta de manera sigilosa y el perro me recibe con altísimos saltos y me agacho a calmarlo, Coco es mi mascota, o bueno, nuestra, me la regaló en San Valentín hace dos años y desde ese momento es algo así como nuestra niña adoptiva canina. Su nombre se debe a lo peluda y blanca, es pequeña, de patas cortas y colita como la de los conejos.
Dejo las maletas en la sala de estar y me dirijo a la cocina con silencio para no despertarla, al encender la luz veo la mesa de elaboración con par de platos que tienen aceitunas y frutos secos, los cuales parecen no haber terminado de degustar, cosa realmente extraña ya que a Ihnoa le encantan. Una copa de vino se encuentra vacía y con total disposición comienzo a recoger el pequeño reguero, bordeo la mesa y un charco de líquido rojo yace bajo los cristales destrozados de otra copa. Tal vez tuvo una cita y se descontroló la situación, cosa que no me extrañaría de su parte, por ello recojo el cristal roto y limpio el vino derramando. Tomo los platos y un ruido me hace temblar, mis manos me amenazan con soltar la losa, sin embargo actúo rápido y la mantengo alejadas de mí antes de que pueda dejarlas caer. Miro a mi alrededor y aunque el golpe parece haber provenido del piso de arriba recorro la sala de estar junto al corredor que da a la biblioteca para percatarme que no hay nada. Quiero subir a ver pero tal vez no haya sido nada importante, de lo contrario Coco hubiese ladrado. Otro golpe seguido de un gimoteo me sacuden el cuerpo, tengo miedo, aunque tal vez no sea nada. Ihnoa se encuentra durmiendo, así que ella debe haberlo oído, o tal vez no. Me aclaro la voz como para llamarla no obstante se oye otra queja casi inaudible. Subo de forma lenta los escalones como evitando llegar al piso superior, ¿y si están robando? No quiero que me lastimen, eso podría ser incluso más grave de lo que creen, no me harían solo daño a mí; pero Ihnoa está allí. Termino de subir de una vez y me encamino a su habitación, de cerca las quejas se oyen más y abro la puerta despacio para entrar. La respiración se me entrecorta y la pesadez de esta me dificulta el estar de pie, siento el frío recorriendo mis mejillas y la sangre abandonando las mismas, todo se me remueve dentro, la garganta experimenta un cosquilleo indeseable y mi mano cae desde el cerrojo de la puerta. La ausencia de ropa de ambos da escalofrío pero peor aún es ver las pupilas dilatadas, ojos enrojecidos y piel pálida de Ihnoa, apenas puede controlar sus movimientos y parece reaccionar tarde a todo lo que ocurre a su alrededor. Cahil la manosea de forma insensata y solo quiero que pare, no quiero seguir mirando semejante suciedad. Ella me observa y aunque mantiene los ojos abiertos no reacciona frente a mi presencia, como si estuviese dopada, siento el fervor de la sangre dentro de mis venas y el destroce de cada fibra de mis músculos, la sequedad de mi garganta me pide que grite y la impulsividad quiere actuar por sí sola, no obstante me siento inútil. Ihnoa reacciona de forma pausada, sus labios se mueven lentamente pronunciando mi nombre y sus manos intentan de forma desesperada pero que finalmente parecen suplicas, separarse del hombre que se encuentra frente a ella. Lo oigo susurrarle miles de asquerosidades en turco y el idioma que antes anhelaba oír se ha vuelto demasiado repugnante para mi cerebro. Quiero ir y detenerlo, no seguir mirando pero el agua salada brota de mis ojos nublándome la vista por completo. Me siento inepta, inferior frente a esto, cada partícula de mi cuerpo se ha desconectado de mi cerebro y lo quebradizo de mi interior apenas me hacen mantenerme en pie. Si esto no es real, es el peor de los sueños que mi estúpida mente ha sido capaz de crear.

Euforia +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora