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Adam

Su presencia ha hecho llamar la atención en todo el lobby del hotel, inclusive para quienes estaban concentrados en sus libros, la televisión o reunidos con un grupo de personas a semejantes horas de la noche. Nadie le quita el ojo de encima y se debe a la elegancia que emana su figura esbelta, el cabello ondeado que le cae por los hombros, los ojos claros que parecen esmeraldas algo turbias, la exposición de sus piernas desnudas y el ajuste de ese vestido que me ha tenido desnudándola con la mente toda la noche. A pesar de que todas las miradas recaen en su cuerpo ella no se percata y si lo hace las ignora por completo. Su caminar retumba en cada pared del sitio y vuelvo a tomar poseción de su cintura estrecha que me veo incapaz de soltar, trata de escaparse de mi agarre pero la desigualdad de fuerza la deja en desventaja al igual que evita comportarse de forma excéntricamente, sin embargo no necesita hablar o actuar de forma desmedida porque su mera presencia evoca todo tipo de sensaciones a quien la observa.
Me dirijo de inmediato al ascensor en el cual marco la última planta, introduzco la tarjeta en la habitación y entramos a la vez que se aleja de mí. Suelta el bolso y el abrigo dejándolo sobre el sofá espacioso que nos brinda la habitación y se tranca en el cuarto de baño, aunque le costó algo encontrarlo por lo desconocido del lugar; mientras, yo me deshago de la ropa negra que llevo puesta y me quedo en bóxer. Recorro la habitación hasta llegar al balcón, la noche es fría y a diferencia de Londres admiro la tranquilidad de esta ciudad, de lo natural de sus áreas, de su arquitectura y de los baños termales que mañana pienso visitar. Me levanto de camino al cuarto de baño y tras abrir la puerta puedo ver el contorno de su cuerpo a través del cristal que cubre la ducha, su vestido y ropa interior están tirados en el suelo y me apropio de las bragas finas. Me apoyo en la pared visualizando semejante venus, cierra el grifo abriendo el cristal y tomando un albornoz blanco que le cubre el cuerpo, se percata de mi presencia pero no me mira, actúa como si no estuviese, solo se enfoca en secar el cabello mojado. A diferencia suya no me tomo la molestia de cerrar la puerta de cristal que separa a la ducha del resto del sitio. Dejo que el agua caliente me recorra el cuerpo y me río cuando la oigo quejarse del otro lado de la habitación y maldecir más de un millón de veces con mi nombre a la vez que le aclaro las preguntas que ella misma se hace.

—Te traje a Bath porque dije que te enseñaría la ciudad —hablo lo suficientemente claro como para que me oiga.

—Dijiste la ciudad, no el país —me encara furiosa.

—Nunca especifiqué que fuese Londres.

Resopla y dando la media vuelta se escabulle por la puerta rumbo a no sé ni que parte de la habitación, termino de ducharme y salgo del cuarto de baño con una toalla envuelta en las caderas para encontrarla tomando una almohada y una sábana dirigiéndose al otro extremo. La sigo y veo como de espaldas a mí se quita el albornoz para mostrarme otra vez su figura acostándose en el sofá cubriéndose con la manta.

—¿Qué cojones haces?

—Voy a dormir —dice sin mirarme.

—Dijiste que pasarías la noche conmigo —le recuerdo. —No seas ridícula y ven a la cama.

—Dije que pasaría la noche contigo, no que dormiríamos en la misma cama —su respuesta me hace alzar las cejas. —También puedo usar el juego de palabras.

Se voltea dándome la espalda, me quedo segundos observando sin embargo no se voltea sino que noto como su respiración se va calmando y parece realmente dormida pese a que no puedo ver su rostro, apago las luces para que no le molesten, pero no pienso dormir sin ella. Me dirijo a una bandeja con licores y sirviendo en un vaso uno de ellos voy al balcón tomando asiento en una de las sillas plegables que hay allí. La oscuridad espesa me impide visualizar los campos que sé que hay frente a mí, pero aun así disfruto de la tranquilidad de la noche. Saber que está a menos de diez metros de mí y que no está a mi lado me agota la paciencia, y eso que tengo mucha. Pese al tiempo desconozco que tenemos, si una relación abierta, si somos dos desconocidos que follan o si hay algo más y no me he sabido percatar. Ni tan siquiera sé por que la he traído a Bath, pudiendo llevarla a mi casa en donde estoy en mi territorio y con todas las comodidades que necesito. Pero el instinto me llevó a traerla a un lugar apartado, donde nadie nos interrumpa y no tenga facilidad de marcharse; poco me importa una mierda si falta diez días al trabajo, la quiero conmigo. Todo este viaje ha sido extremadamente improvisado, se me ocurrió justo en el momento en el que decidí no pasar la noche en su apartamento, sino en un lugar diferente; donde podamos compartir algo más que una cama, donde pueda sorprenderla y salir de la monótona vida de la capital.
No sé que coño habrá hecho Isaac con Karol, pero tampoco me interesa. Mas esta noche me ha servido para percatarme de que Isaac y Olivia comparten temperamentos iguales y que si he estado tratando de lidiar con él por más de diez años y aún me cuesta, no quiero imaginar cómo podría llegar a ser la convivencia con ella. En cambio ansío que vaya al cumpleaños de mi sobrino, sé que no es un gran plan ir a un cumpleaños infantil pero Dilan estará feliz de verla, siempre que me ve su nombre aparece seguido de preguntar cuándo volverá a visitarnos. Este será su sexto cumpleaños y es un niño muy listo para la corta edad que tiene, un doble mio, justo con las mismas características solo que en versión pequeña, incluso a veces piensan que es mi hijo y no el de mi hermana. Su padre que nunca me ha caído bien, no es de pasar mucho tiempo con él debido a que siempre está mezclado en asuntos de trabajo, sigue casado con mi hermana y aunque sigo opinando que fue un matrimonio de conveniencia acordado por mi padre Trevor Fustter, ellos dicen amarse al estilo turco, ridículo. Las relaciones entre nosotros nunca han sido las más amigables, y desde el fallecimiento de mi padre no ha dejado de meter las narices en el negocio familiar; mi hermana que en mi opinión es demasiado sumisa para él, no tiene voz ni voto cuando lo tiene delante, se pasma de tal manera que acata las órdenes que él le de como si fuese todo un placer. En fin, no quiero seguir pensando en el ridículo matrimonio de mi hermana que lo único bueno que ha surgido de ahí es Dilan.

Euforia +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora