Ya son casi las 22:30 y no se ni que vestido usaré, he llegado a casa y escuchado las grabaciones de hoy una y otra vez, de esta forma se me pasó la hora. El albornoz me envuelve, el cabello húmedo aparenta ser más largo a la vez que capto un verde semejante al de mis ojos, lo pruebo y es perfecto, justo lo que buscaba, encima de la rodilla, ajustado a mis curvas y en el busto abierto en forma de V, sensual, exhibe justo lo necesario. Busco en el cajón un tanga del mismo color de mi vestido, porque si en algo se especializa mi vestidor es en ser un arcoíris, hay ropa y zapatos de todos los colores, para combinar. Maquillo muy sutilmente mi rostro y mis ondas ya casi secas lucen brillantes, busco bolso y zapatos a juego de color plata, rectifico lo que debo llevar en el bolso y salgo de casa, conduzco en busca de la dirección que aparece en la tarjeta y a medida que me acerco el barrio se me hace conocido, estoy en Puerto Madero, continúo y vislumbro el mismo bar que visité la otra vez, el mismo en el que me tiré a un desconocido pensando en él. Comienzo a sentir un cosquilleo incómodo, de esos que te erizan la piel de mala forma. ¿Nervios? Oh no, esto si que no es normal en mí, ¿Yo nerviosa? ¿Por una cita? ¿Un hombre? ¿Solo uno? ¿Así de sencillo? No creo, el diablo no traicionaría mis sentimientos de semejante forma, pero eso sí, estoy más emocionada de lo que debería.
Aparco mi coche y miro mi rostro en el espejo por última vez, me acerco a la entrada y un guardia alto y robusto me espera.—Buenas noches.
Saludo, saco mi identificación y la tarjeta para pagar la entrada pero no las toma, arqueo una ceja y visualizo su porte alto y elegante caminando por la alfombra de terciopelo rojo, camisa blanca con los dos primeros botones sueltos, dándole un toque elegante pero casual sin su corbata, saco azul oscuro y pantalones también, cabello peinado pero sin ser excesivo, barba rebajada y con su cercanía el aroma varonil mezclado a menta aumenta. Sonríe pícaramente y yo hago lo mismo inconscientemente, toma mi mano besando mis nudillos como aquella noche.
—Buenas noches, trigueña.
Reviro los ojos al oír el sobrenombre.
—Es mi invitada esta noche —le dice al guardia.
—¿Tu invitada?
—¿Me hace el honor? —señala la entrada.
Le correspondo y esta noche el ambiente es diferente, teniendo en cuenta que es día laboral, esta bastante lleno, pero no como la otra vez. Además, las personas visten elegantes y la música es clásica, un lugar tranquilo para pasar una buena noche luego del trabajo.
—¿Así que hoy soy tu invitada? ¿Qué eres, el paramédico que supervisa los vómitos de la cinco de la mañana?
Suelta una risa corta y a travesamos la pista de baile llegando a la barra.
—Soy el dueño. ¿Qué quieres tomar? —indaga y ambos nos sentamos en la barra.
Enarco una ceja procesando la información y vuelvo a mirar el sitio con otros ojos, pero no asimilo todo lo que hay aquí dentro y la temática con su temperamento.
—Whiskey doble —pide cuando nota mi silencio.
—Eres de gustos caros —comento cuando veo la botella que sacan.
—Tú también, la última vez que viniste escogiste el tequila más caro de toda la barra.
—Así que además de ser cirujano —hago comillas —y de tener dinero para hacer negocios también te entretienes en espiar a tus clientes.
—Solo me gusta observar.
—Espiar —aclaro.
—Tengo cámaras en todos sitios, no es mi culpa que hayas decidido pasearte por todo el bar abriendo todas las puertas, y las piernas también.
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Euforia +18
RomanceUn pasado traumático unido a la llegada de un hombre hecho para marcar la diferencia, suelen ser factores que influyen en la vida de Olivia Burque. Ella no ama, no siente y tampoco se esfuerza en ello, su único objetivo es vengar la muerte de un ser...