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Meses antes.

El sonido de una llamada me saca de mi delicioso sueño, con los ojos aún cerrados doy manotazos en la mesilla hasta que encuentro el móvil.

—¿Si?

Olivia necesito que vengas a mi oficina — su acento italiano me irrita.

—Mi turno no empieza hasta dentro de dos horas.

Tienes una hora, es importante — suelta tajante y cuelgo.

Me dirijo al cuarto de baño con los ojos aún cerrados y tomo una ducha de agua caliente para combatir el clima de este país, contradicciones de vivir en el sur, aquí las estaciones del año no tienen sentido para mí. El agua caliente me alivia ya que la llamada indica que tendré un día muy cargado hoy.

Joel Campbell es mi jefe, comencé a trabajar en su agencia hace un año al terminar la universidad y aunque me va bien no he tenido la oportunidad de hacer ningún reportaje de gran magnitud, pero debo de agradecer a Campbell que me ha dado la oportunidad y confianza para desarrollarme, todos estos avances profesionales no tienen más lógica que la del sexo, como de costumbre es algo casual y sin importancia, nos vemos de vez en cuando y mientras, mantenemos una relación estrictamente profesional. Es un hombre muy pícaro y extrovertido, algo hablador, empalagoso para mi gusto a veces, pero sé sobrellevarlo, es alto, de cabello rubio oscuro y ojos café, unos treinta años.
Salgo de la ducha y me decido por un pantalón negro, unas botas de tacón del mismo color y una sudadera rosa palo. Tomo una deliciosa taza de café, dejo mi cabello suelto y opto por un bolso a juego con mi sudadera para luego cubrirme con un abrigo negro.
Entro en la oficina de mi jefe sin llamar a la puerta, está sentado en su silla mirando a través del enorme ventanal que hay paralelo a la puerta, dando una preciosa vista al centro de la ciudad. En la oficina todo está perfectamente ordenado, en donde abunda un suave aroma a lavanda. Él viste un traje negro, pelo perfectamente peinado, demasiado estirado y reloj reluciente en su mano izquierda, dándole un aire de gran empresario, como lo que es por herencia. Camino hasta quedar detrás de la silla y cubro sus hombros suavemente con mis manos.

—¿Sexo o trabajo? —soy directa pero a la vez hablo con el tono de voz seductor, aunque sé que no lo necesito para conseguir lo que quiero.

Al instante voltea la silla quedando frente a mí.

—Buenos días —me saluda y vacila mi aspecto —, ambos bella, ambos.

Recuesto mi cuerpo al escritorio de cedro apoyando mis manos en él, levanta el cuerpo de la silla y para variar se me antoja un polvo mañanero de esos que te activan el día. Pega su cuerpo al mío y posa sus manos en mi trasero acercándose a mí para besarme de forma brusca, sin intereses de por medio más allá que el complacernos mutuamente. Noto que la libido le brota por los poros y a mí me divierte su intranquilidad; se queja cuando esquivo su beso y me voy de su agarre, pero tocan la puerta antes de que él pueda reprochar algo. Con cara de disgusto mi jefe pide que pasen sin decirme nada más ya que sabe que cuando me niego a algo no cambio de opinión. Las puertas se abren dejando pasar a tres hombre, periodistas a toda honra, mi carrera se resumió en basarme en sus mayores reportajes y aunque estoy convencida de que soy muy buena en lo que hago, me causa temor estar rodeada de gente tan renombrada a semejante hora de la mañana. Me levanto de la silla ofreciendo una sonrisa y un saludo con la mano extendida a la que todos corresponden. Los reconozco al instante, el de más baja estatura es Michael, se destacó por ser el comentarista deportivo representando a Argentina en los Juegos Olímpicos del 2012 en Londres; Gabriel es el moreno con gafas por hacer un reportaje de la presidencia de Barack Obama al culminar su mandato en 2017, documental reconocido a nivel mundial por su crudo pero realista contenido; y Franco, pelirrojo lleno de pecas que en el 2000 realizó un reportaje de la vida y obra literaria de Adolfo Bioy Caseres, famoso escritor argentino que se destacó por la literatura policial, de fantasía y ciencia ficción; el trío periodístico más reconocido de Argentina.

Euforia +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora