Capítulo XIV

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Capítulo XIV

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Capítulo XIV

─ ¿Por qué? ─ la pregunta pareció flotar en el aire y rebotar contra sus oídos, sin que su cerebro lograra realmente procesar lo que había escuchado.

Natasha, sentada frente a él, parecía serena. Su rostro era como el de una muñeca: sin expresión, sin vida. La luz fría y brillante del foco sobre ellos le daba a su rostro la apariencia de estar tallado en alabastro; así de intensa era su palidez y su tensión. Sobre la mesa metálica que los separaba estaban exhibidas una serie de fotografías, ampliadas y mejoradas digitalmente, de los últimos momentos de su padre. Las habían cogido del video de vigilancia que lo acusaba y ahora las tenía enfrente, como un mosaico del horror. Allí aparecía él, con aquel uniforme que había aprendido a respetar, hundiendo un cuchillo en el pecho del hombre que lo rescató de su tragedia y que le dio sentido a su vida. Era una imagen aterradora, verse a sí mismo haciendo una cosa tan espantosa... aunque, claro, no era él.

─ Yo no fui─ respondió mecánicamente, alzando la mirada hacia ella. Sus ojos se encontraron, pero, nuevamente, ella no mostraba ninguna emoción. Nada. Vacía.

─ Las imágenes son claras, señor Rogers... o, ¿acaso niega que es usted quien aparece en las fotografías? ─ insistió, posando un dedo acusador sobre la fotografía en la que apuñalaba a su padre.

─ Yo no fui─ repitió, estoico.

─Tengo reportes que dicen que usted se frustró enormemente al no ser aceptado en el escuadrón del capitán Barnes, ¿niega también eso? ─ siguió preguntando, aplastando un poco más el alma de Steve.

─ Yo no lo hice─ afirmó nuevamente, mientras apretaba las manos en puños.

─ Su hermano afirma que usted tenía envidia de su asignación y que por eso le guardaba rencor tanto a él como a su padre... ¿lo niega? ─ ante la mención de su hermano, todos los músculos de su cuerpo se tensaron y las esposas tintinearon cuando apretó los puños con fuerza.

─ Yo no fui...─ gruñó entre dientes, completamente furioso. Natasha frunció ligeramente el ceño al ver su reacción, pero, continuó, implacable.

─ En el video se ve claramente cómo su padre se acerca a usted para auxiliarlo al verlo herido... ¿ése fue el medio que usó para atraerlo a la trampa? ─ preguntó, notando el dolor en los ojos del chico.

─ Yo no fui...─ suspiró, como si estuviese ya cansado de repetirlo.

─ ¿Hace mucho que planeaba asesinarlo? ─ aquello fue una estocada en su corazón y un llamado de atención: ¿cuánto tiempo llevaría Doug asesinar a su padre? ¿en qué momento habría comenzado a odiarlo hasta tal punto? ¿realmente lo había querido alguna vez? ¿cómo no se dio cuenta de lo que se estaba gestando en su propia casa?

─ Yo no fui... ─ repitió mecánicamente, con la cabeza dándole vueltas.

─La sangre encontrada en los guantes del capitán Barnes muestra una coincidencia de un 99.9% con su ADN y usted tiene una herida en la mano, ¿no es así? ─ argumentó, con aquel tono neutral, tan distante y tan distinto al que él conocía.

The Ugly TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora