Capítulo III

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Capítulo III

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Capítulo III

⸺ Escucha, Amanda, mis hijos están a punto de graduarse de la academia, ¿podríamos esperar un tiempo? No quiero que todo este circo interfiera en sus exámenes finales y los perjudique...⸺ Wang torció el gesto. Sus hijos.

Los chicos habían sido siempre un dolor de cabeza para ella y sus superiores. Alexander Pierce había sido un blando al aceptar que el capitán se quedara con ellos. De haber estado ella en su lugar trece años atrás, hubiera enviado a los niños a un orfanato y se hubiera terminado el asunto. Pero, ser "comprensiva" podía ser beneficioso. Si le seguía la corriente, Barnes dejaría de ser un grano en su culo y aceptaría lo que se le estaba ofreciendo. Además, le convenía comenzar a tener una mejor relación con los gemelos. Barnes había insistido en recibirlos en la agencia luego de que se graduaran y a ella le convenía tener a dos militares de alto rango entrenados por el Capitán América entre sus filas. La mujer sonrió y se acomodó un liso mechón de cabello negro detrás de la oreja.

⸺ Está bien, capitán. ¿Cuánto tiempo les queda a sus chicos en la academia?

⸺ Tres meses⸺ respondió Bucky, con la carpeta quemándole entre las manos. Tenía que ganar tiempo, tenía que encontrar el modo de que sus hijos no se enterasen del asunto en el que lo estaban metiendo. Si Steve y Doug se llegaban a enterar de que el gobierno lo manipulaba de aquel modo, no querrían oír nunca más de nada y serían capaces de cualquier cosa.

Por primera vez desde que llegaran a su lado, tendría que mentirles.

⸺ Bien, tres meses no es un tiempo poco razonable. Nos dará tiempo a que ustedes se conozcan, que vayan a algunas misiones juntos, que se dejen ver por aquí y por allá. Así, nadie sospechará de nada, ¿verdad? ⸺ acordó con una sonrisa que a Bucky le supo a veneno.

⸺ Claro...⸺ asintió, poniéndose de pie. Amanda lo imitó y lo despidió con un apretón de manos antes de que él saliera de su oficina y se alejara por el pasillo con la cabeza gacha.

Amanda lo observó fijamente mientras se alejaba. El hombre era un fastidio, pero estaba guapísimo. Una lástima. Se encogió de hombros y volvió a su trabajo sin dedicarle un segundo pensamiento. Bucky, sin embargo, sentía que llevaba un peso enorme en las manos. No quiso abrir la carpeta hasta que estuvo solo en casa. Se sentó en su sala, frente a la mesa de centro y se sirvió un vaso de whisky que sabía que no lo ayudaría en nada, pero, la sensación de la copa entre los dedos siempre lo calmaba. Finalmente, abrió el folder y se encontró con un completo expediente de SHIELD. La muchacha que tenía frente a él era agente, pero la verdad es que nunca antes se había topado con ella.

Se trataba de una mujer joven, casi de la edad de sus hijos. Los gemelos cumplirían veinticinco años ese julio y ella era apenas un par de meses mayor, lo que se le antojó casi enfermo. Bien podría ser el abuelo de esa chica, aunque no lo demostrara. La muchacha era bonita, de eso no había dudas, pero, su belleza le parecía más un arma que una cualidad. Sus ojos eran penetrantes, su expresión adusta. Era la clase de mujer que sabe quién es, sabe lo que quiere y no duda en conseguirlo. Quizás por eso había aceptado participar en esa charada. "Natasha Romanoff" leyó, bebiendo un sorbo de su trago. Alias, Viuda Negra. Vaya nombre. Excelente indicio para comenzar una relación con ella, aunque fuera falsa.

Leyendo su expediente, se encontró con que la chica era rusa, que había sido miembro de la KGB y que se había unido a SHIELD luego de destruir una organización llamada Red Room de la que él sabía poco o nada. Era una agente de encubierto y eso explicaba muchas cosas. Si se había hecho pasar por otras personas, no le sería difícil fingir también ser su pareja sentimental. Era una mujer que sabía mentir, a diferencia de él. Mentir era la peor parte. Mentirle al mundo, a sus hijos, a sí mismo... se fijó en los ojos verdes de la muchacha y recordó la suave mirada de Wanda. El tono era similar, pero, la mirada era diametralmente opuesta. Los ojos de Wanda habían sido dulces, amorosos, honestos, teñidos de compasión. Los de ella eran fríos como el hielo.

Apartó la carpeta con un gesto y bebió del resto de su copa, deseando que aquello pudiera emborracharlo, que pudiera olvidar por un momento la carga de sus hombros. Pero, no. Como siempre, no le hizo nada y la carga siguió ahí, pesada y agobiante. Bien. "Al mal paso darle prisa" decía siempre su madre y Winnie Barnes no había sido una mujer fácil de ignorar. Al día siguiente, Natasha Romanoff en persona apareció en su línea de visión mientras se preparaban para la misión que marcaría el primer paso. Ella llegó enfundada en un traje de cuero negro, sus pasos eran firmes y su mirada segura. Le extendió la mano con gesto tranquilo y le dedicó una media sonrisa.

⸺ Agente Romanoff, encantada de conocerlo, capitán⸺ Bucky la estrechó con cuidado y le correspondió el gesto, notando como ella lo examinaba con ojo clínico.

⸺ Un placer, agente Romanoff. James Barnes.

Varias semanas después, Steve salió del cuarto de baño y entró a su habitación con el cepillo de dientes aún en la boca y una toalla alrededor de la cintura. Sus compañeros de cuarto estaban sentados sobre una cama y reían y comentaban algo en voz baja mientras observaban lo que parecía una revista. Seguro les habían enviado el nuevo número de Playboy y estaban todos embelesados con la nueva Señorita Septiembre.

⸺ ¿Qué están viendo, bola de morbosos? ⸺ preguntó, notando que Doug también estaba entre ellos. Su hermano estaba de pie, detrás de los chicos y lo miró con seriedad. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y no se veía para nada feliz. Steve alzó una ceja, curioso y su hermano le indicó con un gesto de la barbilla que mirara la revista⸺ A ver, denme eso...⸺ pese a las quejas, arrebató el pasquín de manos de sus compañeros y observó la primera plana con los ojos muy abierto.

"La nueva Señora América, ¡es rusa!" rezaba el titular y se veía a su padre en un restaurante, cenando con una mujer pelirroja. Ella estaba de espaldas a la cámara, pero, en las páginas centrales, había una foto más amplia y no más nítida en la que se los veía saliendo del restaurante, muy juntos, hablando alegremente. Su padre sonreía y la verdad, es que se veía más feliz de lo que lo nunca antes lo había visto. Las facciones de ella no se veían con claridad, aunque sí era obvio de que se trataba de una mujer joven y bonita. Les devolvió la revista a sus compañeros y se vistió con rapidez ante la atenta mirada de su hermano. Finalmente, ambos salieron del cuarto y se alejaron de los pabellones de los dormitorios para internarse en el campo de entrenamiento, vacío a esa hora del día.

⸺ ¿Tú sabías de esto? ⸺ preguntó Doug abruptamente.

⸺ ¡Claro que no! ⸺ respondió Steve, cruzándose los brazos sobre el pecho⸺ No sé porqué papá no nos dijo antes de todo esto...

⸺ La verdad, hubiera preferido enterarme por boca de él que por la prensa...⸺ completó Douglas y ambos se miraron por un rato, en silencio.

⸺ ¿Crees que vaya en serio? ⸺ preguntó Steve en voz baja y su hermano se encogió de hombros.

⸺ No lo sé, papá nunca antes había tenido pareja... ¿tú qué piensas de esto?

⸺ Pues...⸺ Steve se lo pensó un momento. ¿Qué objeciones podría tener él? Su padre era un hombre adulto y tenía todo el derecho de rehacer su vida con quién quisiera...⸺ la verdad es que no me molesta. O sea, sí me molesta enterarme por la prensa, pero, no el hecho de que tenga pareja. Papá ha pasado demasiado tiempo solo, quizás era el momento de que llegara alguien que le quite las telarañas...

Doug se echó a reír y asintió.

⸺ Sí, la verdad es que se veía feliz con ella...⸺ se acercó a su hermano menor y le rodeó los hombros con un brazo, dirigiendo sus pasos de regreso a los barracones⸺ Parece ser que tenemos madrastra, hermanito.

⸺ Esperemos que no sea malvada...⸺ comentó Steve y ambos rieron de buena gana mientras caminaban de regreso. 

The Ugly TruthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora